Contratos de viernes noche, es lo que proponen Malditeria, la banda alicantina que publica su segundo álbum. Menos expansivo, destilando una fuerte carga emocional, centrado en la introspección. Lo reconocen los miembros de la banda: huyeron de estímulos exteriores, concentrados al máximo en su relación personal y como músicos. Para ello, nada mejor que encerrarse durante meses para encontrar el camino expresivo a seguir, compenetrarse para pulir hasta el último detalle, dejando fluir las ideas y apreciando sus múltiples opciones para darles forma. Huyendo de los arquetipos, encontrando el perfil, el lenguaje propio. Un disco, Contratos de Viernes Noche, que sigue siendo rock pero no se conforma con repetir clichés y transitar camino trillados. Ambicioso proyecto, sin duda, pero ahí está el resultado.
Once piezas diferentes entre sí pero que se complementan, que encajan milimétricamente entre sí. Once canciones cuidadas al milímetro, destinadas a paladares que busquen lo innovador, el aroma clásico y la apuesta de exposición personal, todo fundido en un trabajo con voluntad de trascender. Ofrecen a los potenciales oyentes, según sus propias palabras, un “viaje a las profundidades, sabiendo que corren el riesgo de no querer volver”.
Quien ya conoce a Malditeria sabrá apreciar su voluntad, su sonido y sus composiciones. Quien todavía no ha topado con ellos, debería hacerlo ahora… ya que el álbum está disponible desde hace pocos días. Rock and roll maldito, le llamán. Ustedes mismos…