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Fundación Tony Manero – Sala Apolo (Barcelona)

 

Dicen que todo lo bueno está destinado a acabar, pues lo “mejor” también. Así, los Manero se despidieron con una celebración a la altura de su legado musical tras 25 años de historia. Con inapelable cartel de entradas agotadas en la sala Apolo, saltaron a un escenario ataviado con el lema Se acabó lo que se daba. Arrancó la guitarra de Lalo López al más puro estilo blaxploitation con «T.F.P. (Tropical Funky President)». El ambiente de inicio, contenido por la elevada expectativa, como ocurre en las citas más esperadas. Pronto se liberó el termómetro con «Nos une el boogie», cuando de la primera a la última, ninguna cadera se resistiría al baile. Era algo simplemente «Inevitable», no había nada que pudiéramos hacer. La mecha había sido prendida.

Impecables los maestros de ceremonias Miguelito Superstar y Paquito Sex Machine, escudados por las cuerdas de Lalo López y Deliciosa Smith. La traca estaba a punto de hacerlo saltar todo por los aires. Sonaba «Looking for la fiesta», cuando ya nadie se preguntaba dónde estaba esa disco-party-funk, pues en toda nuestra cara. «Sube el tocadiscos», «Can’t nobody love me like you do» y «Sweet movimiento» para no dejar suela sin gastar. Tras un breve recuerdo al barrio de Sanjatan y sus Peineta, llegó la hora de ponerse «Fonky Macarrón». Pero lejos de vivir (bailar) del pasado, interpretaron la más reciente «Femme fatale» antes de despedirse con «Se acabó lo que se daba». Quién sabe si hasta el próximo fin de semana, pues esta vez parece que no.

Regresarían aclamados por un público negado a dejarlos marchar. «United soul» y «Chungo de quitar», con los músicos y familiares Comandante Loperena y Mantecao, antes de despedirse de nuevo. Oh, no. Eso no iba a ocurrir todavía. Paquito regresaba para deleitarnos con «Last dance» de Donna Summer antes de que la banda al completo se despidiera, ahora sí, con la mimosa «Supersexy girl». El espectáculo había terminado. Aplausos y abrazos. Lágrimas en los ojos, que ni siquiera las gafas de sol ocultarían. Si realmente se acabó lo que se daba, lo que se ha dado es un legado tan inmenso como la gratitud que se les ofrece. Descanse en paz, Tony Manero. Esparciremos sus cenizas sobre la pista.

 

Texto y fotos: Borja Figuerola

 

 

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