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DCODE – Campus Universidad Complutense, Madrid

 

The Hives

 

Tras varios intentos fallidos, por fin, el DCODE volvía a la actividad plena. Y lo hacía, como es habitual, con algunos nombres internacionales de relumbrón y una nutrida nómina de representantes del indie patrio. La distribución y organización contó con leves ajustes, buscando mejorar la experiencia, buscando la idea de ofrecer una jornada fantástica, concentrada en más de 12 horas de música.

 

Al mediodía y con una congregación notoria, pese al calor, Deluxe o Ginebras ponían patas arriba el Campus de la Complutense, echando mano de sus pizpiretos encantos pop. Con Fuel Fandango la cosa se ponía seria, pues sabemos de lo destacable de su directo. Con la gente buscando hueco en la sombra, Paul Smith y sus Maxïmo Park salían a las tablas con brío, en un concierto que, como su sonido, fue de menos a más, para terminar por todo lo alto con «Apply some pressure». Concierto muy correcto pero que nos deja una conclusión clara, y es que, lamentablemente para los de Newcastle, A certain trigger, su debut de 2005, supera con creces todo lo que han editado a posteriori.

Shinova sonaron bien y gustaron, pero les pasa como a tantas bandas indies de nuevo cuño, que suenan demasiado similares. Si encuentran un sonido más personal, pueden ser una banda importante. Carlos Sadness es muy hablador, pero cuando él y su banda se ponen a trabajar, llegan a la gente, a través de canciones sencillas, de un pop juguetón y aseado. The K’s, en el escenario pequeño, tiraron más de testosterona y nervio, algo de lo que adolecieron las bandas que habían aparecido en liza hasta el momento.

Sir Chloe

Ojo con los americanos Sir Chloe. Su indie rock 90s, con tormenta y calma constante, en la línea de unos Pixies que se codean con My Bloody Valentine y Hole, promete. Dana Foote y sus embestidas pudieron incluso con las molestas intromisiones sonoras que provenían de los escenarios grandes. Viva Suecia representan la mejor versión y más hecha del indie al que nos referíamos al hablar de Shinova. Un indie emocional con un pie en el mainstream que, en manos de los murcianos suena y funciona a las mil maravillas. Xoel López, tras su pase con Deluxe, abrazaba su yo actual, mucho menos indie rock, ofreciendo un buen show, aunque con algún momento apagado para la hora que era. Talento y madurez, al servicio de unas canciones que beben de un folk multicultural con sello propio.

Lo mejor del festival, de largo, fue ver el show que todos conocemos de The Hives, con un sonido afilado y la motivación y rodaje de los suecos, cerrando su gira actual bien engrasados. La parafernalia que les rodea, entre lo humorístico y lo entrañable, siempre en pos de un show que no deja indiferente, no puede sino hacernos aplaudir. Porque se desgañitan y lo dan todo, al son de «Two-Timing Touch and Broken Bones», «I’m Alive» y demás gemas de garaje refinado, empapado de blues y de punk. Una apuesta ganadora, año tras año, con un Pelle Almqvist estelar.

Years and Years

Years & Years ofrecieron un show basado en el baile y la escenografía. Un espectáculo de pop sintético que cuenta con el favor de Pet Shop Boys, Elton John y demás tótems del pop gay británico que, como los de Olly Alexander, enarbolan la bandera de la igualdad desde la pista de baile. The Kooks sonaron algo apagados, pero su repertorio cuenta con suficientes buenas canciones para sacar adelante un bolo algo descafeinado. Con algo más de empuje podrían haber salido a hombros, perlo la cosa quedó a medias. Eso sí, Luke Pritchard mantiene su chorro intacto, y cuando suenan «Naive» o «Always whre I need to be», todo funciona. Por último, la esperada actuación de Crystal Fighters quedó deslucida por un volumen insuficiente y un sonido deficiente. Su batería de hits y su teatralidad en el escenario no encontraron los ingredientes necesarios para acabar por todo lo alto.

Con todo, esta nueva edición del certamen madrileño fue muy disfrutable. A mejorar, los precios en las barras, algo que, lamentablemente, empieza a imperar en todos los festivales, y el sonido que se colaba en el tercer escenario, así como ese desajuste de sonido entre unos conciertos y otros. El año que viene seguro que más y mejor, y parece ser que ya sin la impertinente aparición del Covid, causante de la suspensión de las ediciones 2022 y 2021. Gran noticia.

 

Texto: Daniel González

Fotos: Salomé Sagüillo

 

 

 

 

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