Nueve años, joder. Hacía nueve años que no teníamos nuevo álbum de Placebo. Y, encima, fue aquel tibio Loud, Like, Love el último resorte al que aferrarse, hasta llegar a este momento en que han tenido a bien volver con material para estrenar. Superar aquel tropiezo no ha debido resultar difícil, pero volver a encantar sí; y me atrevería a decir que lo hacen. Aunque la personalísima voz de Brian Molko permanece, ellos ya no son los mismos; de hecho, solo quedan dos: él y Stefan Oldal. Hace ya tiempo que Steve Forrest decidió colgar las baquetas de la banda. Aún así, por su destreza en la utilización de pianos y violines enredados en tecnología, por volver a hacer del éter sintético-melancólico una cama acogedora, tirando de músicos adicionales —entre ellos un par de baterías— y de detalles como incluir la voz de Cody, hijo de Molko, en los coros de «Try Better Next Time», volvemos a reconocer al grupo que un día se comió el mundo con «The Bitter End». Han tardado, pero han roto con su propio letargo. Han tenido que pasar casi dos lustros y muchas cosas, pero han vuelto. Aquí están.
SARA MORALES