Será imposible separar mentalmente la aparición de este virulento EP y la película Studio 666 de la reciente muerte del batería de Foo Fighters, Taylor Hawkins. Materia para quien escriba el Hammer of the Gods de Foo Fighters, pero manteniéndonos en lo más terrenal y tangible, estamos ante otra superlativa colección de matriales pesados por parte de Dave Grohl, un tipo que ya había demostrado indisputables galones metálicos en su proyecto Probot. La idea es brillante, el disco perdido de una banda maldita: Dream Widow. El amor de Grohl por Venom, Motörhead, Trouble y Candlemass se hace evidente en andanadas como «Encino» y «March of the Insane» en lo hipersónico, y en lo deliciosamente doom en «Cold» y «Becoming». Como dijo un buen amigo músico, esto le pelea a cualquier peso pesado en términos de metalicidad. Un breve y maldito Sgt. Pepper’s del inframundo.
DANIEL RENNA