El mes de agosto está siendo especialmente proclive en el mundo del blues, en cuanto a novedades discográficas se refiere. Y hablamos de discos de una calidad innegable. El imprescindible Little Freddie King pone en circulación Blues Medicine, exactamente eso, medicina para el alama de uno de los grandes bluesman de la actualidad. Puro Mississippi en vena. Shemekiah Copeland también tiene nuevo trabajo, un Done Come Too Far en el que colaboran, ni más ni menos que Sonny Landreth y Cedric Burnside. Y desde Alabama llega Charles «Sugar Harp» Burroughs con Sugar Is My Name que, desde su portada, deja claro su contenido. Un músico que lo perdió todo, incluidas sus armónicas, cuando en 2019 se incendió la furgoneta en la que vivía. Pues aquí está con un buen puñetazo encima de la mesa. Y el blues estaba muerto…
EI