O lo odias o lo amas. O estás con él o contra él. No hay término medio. Eso es lo que ocurre con la música de Thom Yorke, sea en solitario, al frente de Radiohead (la banda que le dio la fama) o ahora en The Smile un proyecto junto con Jonny Greenwood (el guitarrista del combo de Oxford) y el batería de Sons of Kemet, Tom Skinner. The Smile volvía a actuar en Barcelona a escasas semanas de su último y elogiado espectáculo de junio en el marco del Festival Primavera Sound. En el festival sólo pude ver tres temas. Ayer noche, The Smile nos brindaron una hora y media de pura fantasía musical presentando los temas del único trabajo en estudio del combo (“A light for attracting attention”) más algún tema inédito o de proyectos paralelos. No hubo concesión alguna y no sonó ni un solo tema de la banda de Oxfordshire. Tras su actuación en el Festival Primavera, el líder y frontman de los Strokes, Julian Casablancas, escribió en su Instagram “me volaron la mente ayer, el mejor espectáculo que he visto en años”. No suscribimos esta frase pero sí puedo afirmar que el espectáculo fue mayúsculo y superlativo y que el recinto del Poble Espanyol casi fue sold out pese a la lluvia que acompañó el inicio del evento y volvió pasajeramente en algún momento de la noche.
El escenario minimalista e íntimo del concierto respaldado por unas luces de neón rojo y mucho humo dieron la apariencia de estar en un club de mala reputación del Soho. Los músicos fueron intercalando teclados, bajos, guitarras… demostrando una pericia elogiable mientras iba avanzando la noche entre sonidos electrónicos, acústicos e incluso elementos de post-punk mezclados con afrobeat o rock progresivo. El poti-poti musical de Thom Yorke hace años que gira entorno a sonidos alejados de modas o de éxitos. Su mera presencia en un escenario tiene una áurea especial, cual mito indie de los 90 que tras los años de gloria de Radiohead sigue despertando la admiración y respeto de sus seguidores o, también hay que decirlo, el rechazo o indiferencia de otros que le consideran un artista sobrevalorado.
Yorke sigue creyendo en su música y en sus distintos proyectos más allá de la banda que le dio y sigue brindándole fama. Y así lo defiende y ejecuta, tema a tema, muy concentrado (estábamos en las primera filas), gesticulando incluso con su cara, disfrutando con lo que hace, lanzándose incluso a esos bailes sincopados y más propios de un frenopático mientras busca la complicidad de su público, que le venera y ama. Empezaron lentos, casi susurrando con “Pana-Vision”. Con “Thin Thing” y “The Opposite” empezaron los bailes y los ecos a un pasado de Radiohead (por ejemplo el álbum “In Rainbows” de 2007). Aquí Greenwood se erigió en protagonista. Con “Free in the Knowledge” Yorke se enfundó en la acústica y por momentos nos vino a la cabeza esa pequeña joya atemporal de orfebrería grabada en vivo en el EP “It might be wrong” de 2001 titulada “True love waits” (luego reversionada en estudio en el álbum “A moon Shapped Pool” de Radiohead de 2016).
Otro momento estelar de la noche fue comprobar como disfrutaba Yorke con el bajo mientras interpretaba otro de los buenos temas del primer disco de The Smile y titulada “We don’t know what tomorrow brings” cuyo estribillo mantra caló entre el respetable. Dedicó unas palabras contundentes contra el primer ministro de UK en las pocas ocasiones que se dirigió a su público y ejecutó (así nos lo dijo) un tema nuevo titulado “Bodies Laughing”. Tras interpretar un par de bises terminó con un tema de su discografía en solitario (“Feeling Pulled Apart by Horses” de 2009) y se retiró sigilosamente agarrándose las palmas de las manos con el saludo namasté. Noche para recordar.
Texto: Jordi Sánchez
Fotos: Christian Bertrand
