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Robert Glasper – Sala Apolo (Barcelona)

 

La carrera del texano Robert Glasper tomó impulso en 2012 gracias a su multi-premiado Black Radio, cuya secuela apenas un año después pasó sorprendentemente desapercibida. Su participación en To Pimp A Butterfly (2015), la obra maestra de Kendrick Lamar, lo mantuvo en la palestra de los Grammy, ya con todas las credenciales para complacer en adelante cualquiera de sus antojos musicales sin dar explicaciones. Sabido esto, esta noche se trataba de presentar el tercer volumen de una serie que parecía detenida en el tiempo y que por otra parte es la que le da mayor libertad y control del proyecto. Y es precisamente «control» lo único que falta al verle interpretar junto a su banda, ahora en formato cuarteto.

Cuando Robert Glasper toma las teclas acompañado de platos, bajo y batería, todo puede ocurrir en una de las actuaciones más libertarias que se puedan presenciar. Predomina la calidad técnica de los intérpretes, pero también la de su capacidad de escucha entre ellos mismos. El ego queda fuera de las tablas para dar mayor espacio al dejarse llevar y fluir por el ritmo y la música. Así fue cómo nos deleitamos tras una primera media hora de pinchadiscos delicatesen, momento en que Glasper se dejó ver aclamado por un aforo prácticamente completo con total entrega.

El jazz en todas sus derivaciones modernas, soul y R&B, pero también la psicodelia, dejaron espacio al hip-hop cuando el de Houston invitó a subir a Yassin Bay, aka Mos Def, el rapero que se encumbró a finales de los noventa gracias a discos como Black Star (1998), junto a Talib Kweli, o Black On Both Sides (1999). El tándem se alzó en bases rítmicas interminables con la complicidad del público en cortes como «Stakes is High» para completar una de las veladas más atractivas del verano en la sala barcelonesa.

Habiendo pasado por multitud de festivales y auditorios, Robert Glasper deja claro que se desenvuelve en cualquier espacio y formato. Suyo es el anfiteatro, pero también la pista de baile, todo ello mientras lo registra él mismo para subirlo a la red con su teléfono móvil. Es la síntesis de un músico de jazz en mayúsculas que se forma a partir de los grandes clásicos, para trasladar su oferta a las últimas tendencias del s. XXI. Una propuesta musical apta para puristas y millennials, siempre con amplitud de miras y de muchas horas quemadas escuchando discos.

 

Texto y foto: Borja Figuerola

 

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