Vivos

Alice Cooper – Nueva cubierta de Leganés (Madrid)

 

¿Cuántas veces ha reescrito su leyenda el hombre? Recuerdo cuando se hablaba de una tercera o cuarta juventud en la época en que Coop publicó Dirty Diamonds. Han pasado un buen puñado de años. La aparición de discos ha menguado, cosa lógica, pero los directos, dios mío, eso no ha decaído. Hubo una época, entre 2012 y 2016, en que la cosa parecía estancada. Transición, le llaman. Transición definitiva hacia una audiencia hard y heavy, para bien y para mal, como lo quieran ver. Eran los días en que entró Orianthi a la guitarra, que a su vez dejó paso a Nita Strauss, discutida por muchos y alabada por otros. No voy a reincidir en el tema, a quien le guste que la disfrute. Solo puedo añadir que esta vez su guitarra estaba mucho más metida en la mezcla y no enturbió el sonido clásico de Tommy Henriksen o el imprescindible Ryan Roxie.

Alice, que ya nos trajo el sol en días de tiniebla con la salida de Detroit Stories, volvió a ser catalizador de la nueva normalidad, arrojando entusiasmo, mostrando una vitalidad fuera de los límites del entendimiento regular de un ser humano, y volcado en que cada uno de los espectadores saliera del recinto con una sonrisa en la boca. Alice quiere vivir y quiere seguir alargando una trayectoria como artista de directo que no tiene comparación. No anunciará giras de despedida, ni hará conciertos temáticos de discos emblemáticos, porque Alice no sigue las reglas. No, solo quiere sacar a relucir la criatura, el Hyde de Dr. Jekyll, y alcanzar lo más alto cada noche, en cada parada. Porque lo suyo tiene tanto de caricaturesco como de artístico; tan grotesco como entretenido; tan chabacano como lúcido. En esto último podríamos hacer la parábola entre canciones que sonaron: la chusca «Roses On White Lace» y la belleza de «Steven». O la ingenuidad de «Teenage Frankenstein» y la majestuosidad de «My Stars».

Pero así es un show de Alice Cooper en 2022. En él hay rock de Detroit (la tripleta «Be My Lover»/ «Go Man Go»/ «Under My Wheels»), refritos de heavy pop 80’s («He’s Back»; «Bed Of Nails»), excepciones teatrales (la mencionada «Steven» o «Dead Babies»), y por supuesto, los clásicos inmortales: «School’s Out», «Go To Hell», «I’m Eighteen», etc. Todo ello mezclado con una solvente puesta escénica, ese castillo tétrico que de no ser por la bella iluminación de focos acabaría por ser un mero decorado de feria. Claro, que para hacer de esto algo creíble el primero en creerlo debe ser el propio artífice, y en eso Alice sigue siendo pasional y un buen ilusionista. Ama su oficio y adora la reacción que crea entre la audiencia.

Pronto publicará nuevo álbum; pronto saldrá a la venta el bolo de reunión con sus antiguos camaradas de la banda original; y pronto estará girando con los Hollywood Vampires. Pronto, pronto, pronto. Importa el ahora y Alice lo sigue manejando con destreza. Acaba de pasar por aquí y no podemos más que profesarle amor eterno. Las noches de verano tienen algo de mágico, y la de Alice en Leganés fue todo lo mágico que debe ser un concierto de rock & roll. Todavía el rey. Y todo ello tras haber sufrido una maldita pandemia…

 

Texto: Sergio Martos

Foto: Jordi Vidal

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda