Los valencianos tenían previsto sacar disco cuando la pandemia les pilló, como a todos, a contrapié. Eso les hizo cambiar su manera de enfocar el lanzamiento del que iba a ser un disco doble y avanzaron a su público la mitad del álbum, titulado simplemente Cantina. Ahora llega la versión completa ya titulada Royal Cantina. Aseguran que aquellas primeras ocho canciones eran las más acústicas, mientras que las nueve añadidas son su parte más eléctrica. Yo no acabo de verlo y el conjunto, a pesar de conocer ese avance previo, se me hace bastante homogéneo en cuanto a sonido. Quizá es que su manera de entender esa electricidad no es suficiente para sacarlos del rock reposado de bar, etiqueta en la que se sienten cómodos…tanto como servidor con su música. De ellos no necesitamos estridencias, sino buenas canciones, melodías que atrapan, sus habituales juegos de voces y una frescura que siguen sin perder (y que dure).
Este podría pasar por ser su disco más americano, dentro de su sonido mediterráneo. Y no solo por su portada y sus atuendos, sino porque uno cree ver en «Sheriff» algo de rock sureño a lo Allman Brothers. «Complicado» le debe algo a JJ Cale y también a Nueva Orleans. «Sálvame de Mí» (con coña a sus colegas de Los Zigarros incluída) o «Qué Voy A Hacer Si Tu Te Vas» cruzan el charco y tienen algo de Gerry Rafferty y los Stealers Wheel. Temas que siempre me recuerdan a mis añorados Les Philippes y a «Stuck In The Middle With You». Mientras en «¿Quién Te Da Más?» asoma el espíritu de Tom Petty, guiño a The Beatles incluido. Todo, por supuesto, con su personalidad, que no es poca. Son diferentes en su mezcla de influencias. Suenan mediterráneos, yanquis y británicos. Por ponerles un pero, se les escapa alguna concesión en la acentuación, pero se lo perdonamos por lo bien que nos sienta su música. Siguen con paso firme dando lustre a la música nacional.
Eduardo Izquierdo
