Ante una parroquia de mil doscientos fieles feligreses, presentando su flamante cuarto larga duración de versiones y número uno en el Reino Unido “Surrounded by Time”, ya desde inicio, el hijo de minero gales del carbón, destapó el distinguido bolo a ejecutar con las crepusculares “I’m growing old” de Bobby Cole y el ‘Not Dark Yet’ de Bob Dylan, del cual se declaró fan irredento, versioneando al de Duluth de nuevo en la majestuosa “One More Cup of Coffee (Valley Bellow). Con una banda a seis que emulaba perfectamente a unos Wilco actuales, el tigre de Gales huyó a conciencia de la verbena masiva paseando a fino ralentí por el soul, el r’n’b y lo crooner sus legendarios hits sesenteros tales como “It’s not Unusual”, “Delilah”, “What’s New Pussycat?”o “”Green, Green Grass of Home” y dorando de funk setentero sus hits bailongos del calibre de “Sex Bomb”, “If I Only Knew” o el magno cover de Prince, “Kiss”.
Las preciosistas “Popstar” de Cat Stevens y “Lazarus” del inolvidable Terry Callier sirvieron para mostrar sus dotes seductoras (guiñó y sonrió canallesco a la cámara de la fotógrafa “extrema y dura” routier) y agradablemente chulescas. Las cumbres de la apacible noche burgalesa vinieron con las increíblemente rockanrollers, lisérgicas y hasta stoogesianas, “Talking Reality Television Blues” de Todd Snider y “No Hole in My Head”. De no dar crédito el éxtasis guitarrero y la interpretación rocker del anglosajón en estos dos sublimes himnos planeadores.
Con ochenta y dos primorosas primaveras recién cumplidas, viudo desde hace seis años (tras cincuenta de cohabitación marital, a pesar de ser el rey en recepción de bragas y sujetadores sobre escenario.), Jones otorgó un concierto que será recordado durante décadas en la ciudad de El Cid. Maravilloso.
Texto: Aitor Bakaikoa
Foto: María Isabel Contreras Sayavera
