Con apenas unos pocos singles que han ido despachando paulatinamente en los últimos dos años, pero buenas canciones y el apoyo de Ernie Records, las madrileñas shego (ellas lo escriben con m minúscula, sí) han dado un golpe en la mesa del indie y el underground español de nuevo cuño, a base de canciones certeras y melodías chicle. Siempre debatiéndose entre la reivindicación anti machista y la fragilidad humana, la música y las letras de estas cuatro amigas resulta cercana, porque gran parte de la juventud actual con algo de perspectiva y pensamiento crítico, se ve reflejada en ellas.
Seguramente no quieren abanderar nada, pero en cierto modo, y de forma totalmente natural, lo hacen. Porque sus letras denotan fortaleza y sensibilidad. Sentido del humor y mala leche. La música, por su parte, es sencilla y directa, pero las melodías, que son lo más importantes en esto del pop, son pegadizas, y funcionan, en ese formato a dos o más voces que tan bien les sienta. Casi sin querer, o quizás todo lo contrario, suenan muy a sí mismas. ¡Y ni siquiera tienen un disco editado! Por eso hay que aplaudirlas, seguirles de cerca y apoyarles. Porque han demostrado que lo merecen, a base de actitud y, lo más importante, naturalidad.
En el marco del ciclo de conciertos Sound Isidro pudimos comprobar que sus fans les adoran. Un séquito de fans heterodoxo que siente que las cuatro veinteañeras dan voz a las minorías y a todas aquellas personas que se sienten incómodas con determinados patrones de comportamiento, demasiado extendidos en una sociedad que se presume moderna, como la nuestra, pero que quizás, y shego no dejan de recordárnoslo, no lo es tanto.
Musicalmente tienen cosas del post-punk, cuando no del punk a secas (el despipote final con «Vicente Amigo» así lo atestiguó), pero también facilidad para acometer con maestría, sencillez y sensibilidad, medios tiempos de gran calado melódico y emocional. «Oh Boy», «Pablo» o «La kiero a morir» son fantásticos hits, que marcaran época. Visiblemente emocionadas y contentas, desprenden una sencillez y un empuje contagiosos, que, ojalá, les dure mucho. Y que nosotros estemos ahí para verlo. Sin duda, una de las bandas a las que más merece la pena seguir la pista, máxime teniendo en cuenta que les queda todo por decir. Pues sí, shego manda.
Texto y fotos: Daniel González
