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Madness – Noches del Botánico, Madrid

 

Tres años después de su última visita madrileña, el ilustre combo londinense volvía a pisar terreno botánico para recordarnos que pocos se desenvuelven mejor a la hora de combinar la perfección del viejo pop de radiofórmula y la diversión, en este caso, ska y rocksteady mediante. Como es habitual, iniciaron la fiesta con «One Step Beyond» y de ahí, hasta donde ellos quisieran.

 

Su cóctel en directo viene siendo una combinación de sus hits más inapelables, los que no pueden faltar, sumados a selecciones destacadas tanto de su primera como de su segunda etapa, iniciada en 1999 con Wonderful. Y de dicho álbum nos ofrecieron una celebrada «Lovestruck». probablemente una de las tapadas a la hora de opositar a formar parte de una posible terna de «10 mejores canciones de Madness». Por supuesto, su primer álbum, el cual cumple ya la friolera de 43 años ya, copó buena parte del protagonismo («The Prince», ´Bed and Breakfast Man»…).

Otro de los rasgos de los ingleses, su marcado sentido del humor socarrón, al mñás puro estilo británico, no hizo sino asomar a lo largo de toda la velada, a través de un comunicativo Suggs, que tenía ganas de interactuar, explicando chascarrillos y anécdotas con las que introducir las canciones. Todo ello, mientras se sucedían unas bonitas proyecciones en pantalla, que servían para contextualizar cada canción, así como para rendir homenaje a ídolos sin los cuales la carrera de los de Londres no sería posible, caso del ineludible jamaicano Prince Buster, principal leit motiv de la banda.

«NW5», «Wings of a Dove», «Mr. Apples»; se iban sucediendo los hits, logrando mantener el interés, a pesar de sus recurrentes excursiones a discos menores, eso sí, echando mano de lo mejor de cada uno, con sentido del espectáculo y justicia para con su propio repertorio. Y así, sonrientes, llegamos a la esperada traca final, donde se sucedieron «Baggy Trousers», «Our House» (en el olimpo del pop junto a lo más granado de la historia del género) o «It Must Be Love».

Ya en el bis, dos incunables de 1979, su mítica versión de «Madness», del omnipresente Prince Buster, y la incendiaria «Night Boat to Cairo». Momento, este último, en el que la fauna y flora del jardín ya estaba de vuelta y media, entregada a ese clásico baile ska al que siempre invitan los británicos. Revisando el repertorio, podríamos concluir que asistimos a, casi, una fotocopia de su última visita en 2019. Sin embargo, nos preguntamos: ¿cuándo vuelven? Es el magnetismo de Madness. Único.

 

Texto: Daniel González

Foto: Víctor Moreno

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