Que dos talentos como el de Gonzalo Fuster y Alberto Montero hayan decidido unirse y publicar disco juntos es una de las grandes noticias musicales del año. De eso no hay duda. Ambos músicos son dos de los artistas más interesantes que navegan las procelosas aguas musicales de nuestro país. De esa unión ha surgido Algo, nombre del disco (Belamarh y No Aloha, 2022) y de la banda. Un álbum perfecto que se ha convertido, desde ya, en uno de los discos imprescindibles del año. Hay veces en las que el destino crea maravillas imprevisibles, esta es una de ellas. Bueno, no tan imprevisibles, teniendo en cuenta los excelentes trabajos que ambos nos han regalado en solitario. Hablamos con ellos sobre este disco que ya deberíais tener en vuestras manos. Y si no, ya estáis tardando.
Pregunta de rigor, ¿cómo surgió esta colaboración? Porque creo que sois amigos desde hace años.
AM: Empezamos durante el confinamiento haciendo una canción: “Y el Mar que se Intuye”. Creo recordar que Gon me mandó la progresión de acordes de la estrofa y a partir de ahí construimos entre los dos el resto mandándonos propuestas por WhatsApp. Yo vivo cerca del mar, a dos manzanas, en un ático. Y, en medio del silencio que había en la calle, se podía escuchar el mar a lo lejos. Me pareció una buena metáfora de anhelo de esa realidad que iba a volver y que se podía intuir, y al mismo tiempo describir las sensaciones que estábamos viviendo con el confinamiento. Entre los dos fuimos haciendo la letra también. Esta es LA CANCIÓN sobre el confinamiento del disco. Y empezó como un pasatiempo, nunca con la idea de hacer un disco entero.
¿Habíais colaborado anteriormente en algún proyecto?
GF: Mi memoria es corta, pero juraría que lo primero fue unos coros de Alberto en la canción “Accidente” de mi disco triple El Ser Humano (2018).
AM: Es verdad. Creo que metí coros en alguna más, Gon. En 2 o 3. Luego, nuestra relación se hizo más cercana con los Guru Zakun Kinkones, grupo que hicimos para homenajear a las Vainicas de vez en cuando.
Creo que empezasteis a componer juntos durante el confinamiento, ¿fue para vosotros un momento prolífico? ¿para otros fue un momento de bloqueo?
GF: Para mí sí, un momento de parón del ritmo capitalista productivo. A mí me vino genial, fui afortunado, puesto que estuve muy bien con mi familia y tenemos una terraza grande en casa. El encierro no fue tal, de hecho, yo no salí a comprar ni un solo día, iba mi pareja.
AM: Yo también lo disfruté bastante, la verdad. Soy muy casero y me encantó quedarme en casa con mi familia. Aunque llegó un momento que todos nos metimos en proyectos por encima de nuestras posibilidades. De repente, tenía que grabar pistas de Algo, estaba haciendo un vídeo de una versión de Camilo Sesto, vídeos para teatro con mi hija, mis primos pidiéndome hacer una versión juntos… Un día me vi mezclando a las 3 de la mañana esta versión en particular y colapsé un poco. El proyecto de Algo quedó congelado unas semanas porque le cogí manía a hacer música.
¿Cómo ha sido el proceso de grabación? ¿Ha diferido mucho de la forma en la que soléis grabar vuestros proyectos en solitario?
GF: Lo que es la grabación, creo que para mí ha sido más similar a anteriores discos que para Alberto. Eso sí, al ser dos, nos cruzábamos pistas, y conforme lo que hacía uno, se nos iban ocurriendo arreglos y los íbamos grabando. Creo que regrabamos muy pocas pistas, he sentido en la mayoría de momentos una libertad y un entusiasmo que se retroalimentaba con las ideas y las pistas de Alberto. Recibir un whatsapp suyo con “voces subidas (al Dropbox)” era un impulso tan grande que dejaba de hacer cualquier cosa que estuviera haciendo.
AM: Gon ha sido fundamental. Creo que le pilló en un proceso en el que estaba aprendiendo mucho de grabación casera y el disco de Algo, en ese sentido, fue un master a marchas forzadas. Yo grababa mis pistas en casa y se las mandaba. Gon se encargaba del sonido de cada pista y luego se pegó el currazo de la mezcla.
¿Cómo nacían las canciones de Algo? ¿Cómo fue el proceso compositivo?
GF: Nos enseñábamos ideas de canciones por whatsapp y así, poco a poco, iban deshilándose, una vez aportaba uno la estrofa y a la siguiente el estribillo, sin necesidad de acordarlo. Tácitamente nos completábamos. A mí me ha sorprendido cómo las canciones se han superado a sí mismas gracias a la colaboración.
El ejemplo claro es “Amiga”, de la que le pasé solo la línea de la guitarra. Cuando Alberto añadió la melodía vocal, la canción había viajado, perdido la virginidad, conocido el amor y la miseria, había leído los clásicos y tenía la vida totalmente solucionada. Era otra canción.
AM: Los acordes que me mandó Gon con “Amiga” me parecieron mágicos desde que los oí. Creo que no me puse a trabajar con ellos enseguida, pero sabía que tarde o temprano me tenía que poner a ello porque tenían un aire a Love que me fascinaba. Supongo que hasta que no encontré la seguridad de cómo abordarlo no lo hice. Trabajo así, cuando veo que en un momento determinado no soy capaz le doy tiempo para que las cosas vayan surgiendo solas. El mismo proceso, pero a la inversa, sucedió con “Amanecer de Enero”. Le mandé una estrofa en plan canción romántica italiana (me pilló en pleno venazo Battisti incitado por Gon, pero eso es otra historia) y, en el estribillo, empezaba con Do Mayor, pero no sabía muy bien cómo seguir. Gon hizo una secuencia de acordes majestuosa para el estribillo y una letra increíble después de que habláramos del tema que me gustaría tratar (en este caso el anhelo romántico adolescente). No puedo evitar, después de contar esto, colgarme la medalla del arreglo de piano y cuerdas que hice. Estoy orgullosísimo de él.
Vuestras voces casan a la perfección y con una gran naturalidad. ¿Os habéis sorprendido en algún momento el uno al otro o ya sabíais que encajaríais tan bien juntos?
GF: No es algo que me destacara, la verdad. Mi pensamiento era “que cante Alberto lo máximo, que lo hace genial y así todo irá mejor”, eso sí, en los coros hay muchas pistas suyas, pero grababa también yo alguna para darle un color distinto. Es imbatible, por suerte.
AM: No nos lo planteamos cuando empezamos con esto. La idea, por lo menos por mi parte, era que los dos tuviéramos más o menos el mismo protagonismo en ese sentido, ya que era un disco de los dos. Pero es verdad que Gon prefería que cantara yo. Por eso canto “Confesión y Egresión” entera. Y “Nostalgia”, que prácticamente es una canción de Gon.
¿Qué has aprendido Alberto de la música de Gonzalo que te haya influido en tu forma de componer o interpretar y al revés, que has aprendido Gonzalo de la música de Alberto?
GF: Muchísimas cosas, admiro la inteligencia melódica de Alberto. Tiene un talento enorme para no transitar progresiones de acordes reconocibles y, a la vez, ser enormemente accesible. Y a la vez para usar progresiones sencillas y ser enormemente reconocible.
Y las ideas, los ganchos de sus canciones. Su forma de cantar, sus letras… voy a parar.
AM: Me contagió su entusiasmo por la música y por la composición en un momento de crisis y de desencanto total por mi parte. Además, su ética de trabajo es impresionante. Es un estajanovista de la música. Aunque eso, seguramente, se debe al entusiasmo del que hablaba antes. Si yo me tomaba 3 días sin mandarle nada me enviaba una lista de tareas, jajaja. Fuimos regulando los ritmos de ambos y eso también fue un aprendizaje muy valioso.
También su forma de escribir letras me aportó mucho. Yo suelo ser más laxo a la hora de escribir un mensaje determinado, me dejo llevar más por el lirismo. Gonzalo tiene bastante claro de lo que quiere hablar antes de empezar a escribir. Eso me gustó. Pero al final, tiene mucho que ver con su energía al trabajar. Le pone mucho empeño a lo que hace. Yo soy más perezoso, me cuesta más. Admiro mucho ese aspecto de Gon.
Me encanta el nombre Algo, porque es parte de vosotros, pero también es como quitándole importancia. ¿Cómo se os ocurrió?
GF: Creo que fue Alberto.
AM: La idea era hacer un acrónimo con nuestros nombres. Empezamos haciendo cosas complicadas como “Laboratono Gelz” con Gonzalo y Alberto. U otros con Montero Fuster, pero no molaban mucho. Gonzalo propuso Montgó. Creo que fui yo, sí, el que simplificó y dijo: ¿y Algo? Alberto, Gonzalo, y además es absurdo y estúpido, como nuestro humor. De hecho, pensamos en llamar al disco “Esto es Algo” o “Algo es Algo”. He de decir que estoy haciendo trampas, estoy revisando el WhatsApp. Esta conversación la tuvimos el 25/04/2020. DOY FE. (Gonzalo me llama “el notario”).
¿Hay alguna canción de Alberto que te hubiera gustado componer Gonzalo? ¿Y Alberto de Gonzalo?
GF: Muchas, pero si tuviera que quedarme con unas pocas, “Te veo, Alberto”, por encima de todas, también “Viajeros”, “La ciudad de la Luz”, “Noche de verano”, “Para nada”… ¿Quién no querría haber compuesto cualquiera de éstas?
AM: Me gustan muchas de Gon, pero las que más me gustan son las últimas que está haciendo. Me parece que cada vez es mejor compositor y lo que está haciendo ahora es alucinante. Me hubiera gustado escribir “Lunática”, “Palabras”, que me emociona mucho, “Astro” o “El Gran Poder”. Uffff, sobre todo esta última, es increíblemente bonita.
Creo que “Confesión y Egresión” que además son títulos de trabajos vuestros anteriores está hecha con letras y títulos de canciones vuestras en solitario sin mucho sentido, pero que al final parecen encajar. ¿Cómo surgió la idea de hacerla así? ¿Y por qué la escogisteis como el primer single del disco?
AM: Espera, que reviso el whatsapp. El 9 de mayo de 2020 Gon dijo: La letra podría ser autorreferencial, tipo Glass Onion con referencias a canciones nuestras. Nos gustó la idea, pero nos llevó un mes, aproximadamente acabarla. (Venga notario, que tú lo puedes hacer mejor). La acabamos exactamente el 13 de mayo, así que nos llevó acabarla 4 días. Acabo de hacerme un notario a mí mismo.
Fue la tercera canción que hicimos juntos y fue un subidón, porque habíamos hecho “Y el Mar que se Intuye”, “Saber Caer” y esta fue la tercera, y cada vez iba mejor. Así que le cogimos mucho cariño y se convirtió en una de nuestras favoritas. Y sí, las 3 primeras del disco siguen el orden en que fueron compuestas.
El disco está editado conjuntamente por Belamarh y No Aloha Records, ¿por qué está unión?
GF: Con el Ser Humano publico en Belamarh, sello de Luis Moner. Y cuando empezó lo de Algo, Luis me dijo de sacarlo, pero nosotros lo queríamos en vinilo, así que se lo prohibí… jajaja, o coeditas con alguien o no hay disco. Y así, se nos ocurrió No Aloha, sello con el que nunca he trabajado, pero tengo un par de referencias suyas.
¿Habéis presentado ya el disco en directo? ¿Tenéis planeado poder hacer algún tipo de gira conjunta?
GF: Aún no, no tenemos fecha todavía
AM: Es la intención. Queremos hacerlo con banda, pero es muy difícil cubrir gastos. Intentaremos hacer alguno con banda, y si no, Gonzalo y yo haremos algunos acústicos en formato dúo.
¿Estáis trabajando ya en otros proyectos si se puede hablar de ellos?
GF: A raíz de Algo, David Campillos, de la Sala Russafa, nos encargó la banda sonora para una obra de teatro llamada La Niebla. Ahora tenemos en el horizonte componer y grabar otra para el mismo director, Chema Cardeña.
Texto: Anabel Vélez
Fotos: María Carbonell y Susana Godoy