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Vans Tour: Bad Religion, Suicidal Tendencies, Millencolin, Blowfuse – Poble Espanyol (Bcn)

Bad Religion

El punk-rock tenía cita obligada tras dos años de retraso para el 40º aniversario de los californianos Bad Religion, ahora reconvertido a 40+2 por las circunstancias. Abrieron la fiesta los locales Blowfuse, que con tres álbumes a su espalda se han convertido en una realidad que arrastra a su público fiel por cada escenario que pisan. Les siguieron Pulley, superviviente banda noventera cuyo cantante Scott Radinsky, luciendo bandera ucraniana, reclamaría sin suerte –aunque de forma insistente– más participación de los asistentes en un pogo de mayores dimensiones, aún sin éxito en su cometido.

Blowfuse

Mayor fortuna tuvieron los suecos Millencolin, apoyándose en clásicos como «Penguins & Polarbears» o «Fox» para sacudir posaderas. El sonido era deficiente entre las primeras filas, donde quedarse inmóvil resultaba imposible. «Mr. Clean», tan esperada como celebrada, sería coreada incluso entre los que esperaban su turno en busca de bocadillos y cervezas. El cierre con «No Cigar» provocaría el primer episodio de locura contagiosa de la noche.

Suicidal Tendencies tomaron el relevo con «You Can’t Bring Me Down», dando rienda suelta a su híbrida propuesta entre punk y trash-metal. Mike Muir encontró respaldo en dos nombres propios con tanto talento como juventud, imposibles de pasar por alto: Brand Pertzborn a la batería sustituía a Dave Lombardo, y Tye Trujillo, hijo de Robert Trujillo, demostraba que tenía las habilidades de su padre al bajo. Levantaron canciones como «Freedumb» o «War Inside My Head», en un repertorio escaso por las numerosas interacciones con un público adepto y fiel además de valiente, dispuesto a vivir los pogos más agresivos de la noche.

Suicidal Tendencies

Con la elegancia propia de un grupo de caballeros, Bad Religion pisaron el escenario abriendo con «Generator». Ahora sí, el cuórum era total y se evidenciaba quiénes eran los protagonistas de esta noche con el cartel de entradas agotadas. El recinto se volcó para disfrutar de clásicos atemporales como «Punk Rock Song» o «Come Join Us». Greg Graffin se descubría como un interlocutor perfecto además de un ocurrente maestro de ceremonias, sin permitir que decayera el ritmo y acordándose de su ciudad natal para introducir «Los Angeles Is Burning». Derroche total de profesionalidad para demostrar que el punk y la edad no están reñidos. Flirtearon con despedirse pasada la hora de actuación, antes de interpretar «I Want To Conquer the World» y «21st Century (Digital Boy)», penúltimos protagonistas de un repertorio intachable, del que se podía pedir más, pero nunca en sustitución. El segundo bis tuvo cabida para «American Jesus» y «Fuck Armageddon… This is Hell». Antes de partir, el bajista Jay Bentley se encargaría de recordarnos que, pese a que disfrutar de estos enormes himnos del pasado había sido una experiencia fantástica, no hay mejor momento para vivir la vida que el presente.

 

Texto: Borja Figuerola

Fotos: Sergi Fornols

 

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