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Ghost – Pabellón Olímpico de Badalona

El éxito del pop duro de sotana y lentejuela

Badalona pasadas las 21h a las puertas de un pabellón desértico. Llego tarde y le pregunto al de control de accesos si hace mucho que ha empezado. “Están con Rats, luego empalman con From the Pinnacle” me contesta. Atónito ante el nivel de información del personal, trato de encontrar mi localidad mientras suenan los últimos versos, “Blackened feathers falling down, You will wear your independence like a Crown”. Un primer barrido visual desde una grada un tanto alopécica revela la mezcla intergeneracional de un público en ceremonioso éxtasis místico, y reafirma el interés que se había ido mostrando en redes durante los días previos al concierto. Y es que, si bien se podía percibir un ascenso rápido de la banda a los altares, pocos podían atisbar en aquella primera visita diurna de Sonisphere que Ghost estaría jugando ya las rondas finales de Champions, y habría trepado inusitadamente al número uno de ventas en categoría mainstream.

Las razones, variadas y de peso. Un cancionero en constante efervescencia melódica pero respetuoso con las guitarras con sobrepeso, permite diseñar un repertorio sólido y en perfecto equilibrio entre pasado y presente, transitar durante casi dos horas por los lindes del averno, “Cirice”, “Year Zero” y sucumbir a la lluvia de confeti, el sayo de lentejuelas y el meneo caderil de pop eurovisivo al ritmo de hits sin mácula, “Dance Macabre” y “Square Hammer”. Un contraste de géneros bendecido sin chistar incluso por el talibanismo metalero con un discurso verbal milimetrado y a ratos excesivo, un componente escénico y teatral cautivador, y el misterio de una sucesión pontificia firme y solvente en las máscaras de Tobías Forge desde su primera encarnación de Ali Express, hacen el resto.

Difícil va a ser ya para él abandonar los manidos tics de grandes arenas, las coreografías y los duelos infantiloides de guitarras de los actores de reparto o Nameless Gouhls 4.0 (de alguna manera hay que facilitar la visita a sacristía y el cambio de sotana), o las rendiciones innecesarias del “Enter Sandman” de turno, pero mientras sigan resucitando a Nihil, electroshock mediante para empinar el saxo unos minutos, y no le dé al sueco por hacerse un “Lick it Up” y enseñar el jeto, el producto está garantizado. Ya en el exterior, un feriante de edad avanzada de los apostados en la plaza adyacente me pregunta “¿vienes del concierto de los papas esos no?” Será que estamos ya ante un caso serio de éxito de masas.

Texto: Frank Domenech

Fotos: Sergi Fornols

 

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