Tigre y Diamante han crecido sin dejar de ser y sonar a ellos mismos. A Coke Makaha (Batería) y Jon Álvarez (guitarra y voz) se han sumado Sete Deville (guitarra) e Iker Glz (bajo, sintes y maracas) y el resultado es “Qué asco más rico” (Astro/Ataque 2022), un disco contundente y necesario en el que todo suma, nada resta.
Habéis pasado de ser un dúo, fugazmente un trío, a ser un cuarteto, pero no hablamos ólo de un cambio de formato, sino de algo más amplio, más hondo ¿Cómo habéis llegado a este punto?
Jon: Pues estábamos de acuerdo en que las nuevas canciones pedían un poco más, más acompañamiento, más guitarra, teclados más elaborados, un poco de apoyo y frecuencias graves. Entonces fue una transición muy natural, no es que nos sentáramos Coke y yo y dijéramos “vamos a ser cuatro” fue más “¿qué necesitan estas canciones?” y a partir de ahí nos plantemos a quién llamar y quién nos podía aportar, y fueron Iker y Sete las personas que creíamos que más podían entender las canciones y trabajarlas.
De modo que no fue la formación la que trajo un nuevo modo de hacer canciones sino que las propias canciones pedían este cambio en la formación.
Jon: Las canciones eran Tigre y Diamante pero cualquier persona que tiene un grupo yo creo que se plantea el “cómo sonaría esto con” y con eso ya en mente derivamos hacia lo que necesitábamos.
Iker: También creo que tuvo que ver un poco la pandemia, el poder trabajarlo en casa
Coke: ¿Pandemia, qué pandemia?
Iker: Yo también pensaba que era un rumor, hasta que lo pillaé, pero eso, al menos en mi caso el poder trabajarlo en casa y pasarles cosas a ver qué les parecía y una vez testado ponernos a ensayar fue algo que nos vino bien a la hora de sumar. De no haberlo hecho así tal vez hubiera sido más difícil.
¿Y cómo se entra en un grupo que ya está consolidado?
Sete: Con pies de plomo (risas) Con prudencia a ver si ahora que lo estoy pasando bien me vais a mandar a paseo… No, poco a poco, en realidad al principio vas probando un poco, por aquí pueden ir los tiros, por aquí noy luego ya te vas adentrando un poco más en lo que es la dinámica de las canciones y el sonido de la banda y llevándolo a tu terreno.
Iker: Sí es verdad que con mucho al respeto al principio porque con un sonido tan definido siendo dos, cuando vas engrasando te sientes con un poco más de libertad y puedes tirar, pero al principio sí que hay cierto acojone, de no saber si aportas a si estorbas…
¿Este disco es el resultado de la banda tal y cómo está ahora?
Jon: Estas canciones la primera vez que se ensayaron en el local ya éramos cuatro, porque realmente como decía Iker se compuso durante la pandemia, teníamos por delante todo un verano de festivales y nos encontramos con todo este tema, la cuestión era o quedarse en casa lamentándolo o trabajar en el nuevo disco, y obviamente elegimos la segunda opción, y es cierto que todos teníamos relativamente tiempo para trabajar canciones, enviarlas, recibir el feedback… trabajando de este modo es un disco ya con la banda, no son temas que hiciéramos Coke y yo y luego sumáramos, no, desde el minuto cero fue trabajado por los cuatro.
Tigre y Diamante tenía una base de público que conocía la propuesta ¿Teméis que la vuelta de tuerca que habéis dado pueda dejar fuera a parte de ese público previo?
Coke: Yo creo que aunque seamos cuatro ahora, la esencia de Tigre y Diamante sigue presente, al teenr otra guitarra, teclados, bajo y demás las canciones ganan en matices, suenan diferente a cuando éramos guitarra y batería, porque por muchas canciones que tengas o muy bien que toques el sonido es muy hermético, limitado, y ahora al ser cuatro músicos creo que bastante curiosos las esencia se mantiene, ocurriría lo mismo aunque fuéramos una Big Band.
No sé si las circunstancias han hecho que el disco se haya ido desgranando hacia el publico o teníais pensado sacarlo como un bloque, porque tiene una imagen muy concreta, un concepto muy trabajado, no es una sucesión de canciones sin más…
Jon: Nos hemos tenido que adaptar, hubo momentos un poco críticos, no a nivel de banda sino con esta manera de trabajar a la que no estábamos acostumbrados,
Coke: Yo no tenía ni Spotify
Jon: No es una manera habitual de trabajar dentro del ámbito del Rock, normalmente sacas un single o dos y luego ya el LP, y claro en este caso fue una estrategia del sello que ha salido bien, pero se nos hizo un poco largo en el tiempo lo de estrenar hasta ocho canciones antes de tener el disco, te puede la impaciencia de tener ya el formato entre las manos. Ha salido bien pero hubo momentos un poco de nerviosismo en los que piensas que pensábamos que lo del disco iba a ser una leyenda, que al final no salía, pero eso, es una nueva forma de trabajar, son otros tiempos y hay que adaptarse a ellos.
Lanzáis una imagen, tal vez un mensaje, que con lleva cierto nihilismo, cierta forma de ver y de vivir la vida muy concreta, muy en el filo ¿Teméis que esto pueda de alguna forma limitar el acceso a vuestra música?
Jon: Miedo no, somos un grupo nihilista hasta cierto punto, tenemos conciencia de lo que pasa a nuestro alrededor, vivimos en un mundo muy underground que nos encanta, pero no hay ninguna apología de nada.
Coke: Y la música nos la tomamos súper en serio, tanto los discos, como los ensayos, los conciertos y todo, una cosa es nuestra imagen o nuestro modo de vida pero que nos escuchen, que prueben y luego digan lo que quieran.
Jon: El tema de la imagen funciona en ciertos contextos y funciona al nivel de ese aire salvaje de los conciertos pero no es nada impostado es puro Rocanrol, que al final se echa de menos yo creo que haya bandas con un poco de mecha.
Coke: Tampoco sabríamos hacerlo de otra manera.
¿Salís con todo tal vez en el peor momento de los últimos años para la música hecha con guitarra, bajo y batería?
Iker: Sí.
Sete: Es cuestión de paciencia, de seguir quince años y que vuelva.
Jon: Realmente lo que hay que valorar es que dentro de un contexto complicado para tocar y para sonar hayamos podido asomar la cabeza y consolidarnos dentro de una escena, es como para sentirse un poco orgullosos al menos.
Iker: Si te refieres a por dónde ha tirado la deriva de la música popular con la presencia en primer plano de la música urbana, la verdad es que sí que hubo un momento al cominzo de esta en el que desaparecieron los instrumentos orgánicos, pero los han ido sumando y demuestra que es algo que no se va a perder nunca, en realidad en cuanto alguien puede permitírselo suman lo orgánico, llevo oyendo que las guitarras están muertas desde los 19 años y no creo que eso vaya a ocurrir nunca.
¿Estáis notando el embudo ahora que todo vuelve a desesperezarse?
Jon: Ya sólo a nivel de fabricación, con el tema los vinilos por ejemplo, se nota todo ese montón de bandas y discos que estaban esperando, la parte positiva es que han aparecido nuevas fábricas y cierta industria que antes no existía, pero a nivel de hacerte una gira por salas hay un tapón enorme, porque se levanta un poco la veda y todos los grupos quieren salir a tocar, y hay fechas que están pendientes desde antes de la pandemia, con lo que hay una dificultad añadida, ante eso lo que hemos decidido es hacernos festis primero y aplazar las salas hasta octubre o noviembre.
Las letras tienen un punto simbolista, crudas y bellas a la vez ¿Cómo se arropan de un modo adecuado?
Iker: A mi siempre me costaba enfocar bien el tiro y dejar espacio a la voz, y en este caso sí que es algo que hemos hablado, la necesidad de dar un paso atrás y dejar más espacio para que respiren los textos, es cuestión de no hacer algo obvio que subraye un línea especialmente cruda, sino de de acompañarlas con la intensidad que necesitan, a veces de un modo más suave a veces de un modo más contundente, porque Jon hace muchos giros y por ejemplo en canciones como “Terrorismo Tinder” cuando Jon suelta la carga de profundidad en la letra lo que la canción pide es que hagamos algo más dulce.
Sete: Funcionar un poco a la inversa, no que llegue el estribillo y que explote todo, no, que explote la voz y la música de un pasito atrás.
A la hora de grabar el disco ¿elegisteis reproducir el directo o hacer algo paralelo al directo?
Coke: Yo siempre insisto en que el disco ha de sonar como el directo, me gustan muchos grupos que ves en directo y te flipa, o lo contrario, escuchas el disco y te flipa pero luego en directo no tiene nada qué ver, y por esto yo mato, lo que sale en el disco tiene que ser lo más parecido al directo, somos cuatro, no vas a escuchar en el disco, no sé, violines que luego no vamos a llevar en el escenario, si suena en el disco tendrá que estar o poder estar en el directo.
Jon: De hecho hemos grabado en directo precisamente por eso, por poder llevar fielmente lo que es el disco al escenario.
Iker: Y con la idea de adaptarlo al formato acústico que hemos incorporado, que de una manera natural adaptas esos temas y funcionan.
Coke: No se trata de pensar en que el acústico es tocar más bajo, no, es hacerlas funcionar de otro modo, pero si la canción es buena lo es de muchas maneras.
Jon: Se trata de entender la canción en un sentido más amplio, no limitarlas sino explorar hasta donde puedes llevarla. Poder jugar con esto es muy divertido.
Gijón ha quedado muy marcado por el Xixón Sound y el rollo indie ¿ser un grupo de Gijón pesa o suma a la hora de sonar?
Coke: Si es una carga yo la llevo orgulloso, aquí pasaron y pasan muchas cosas.
Iker: Es que somos de Gijón, y aunque parezca que la escena se ha diluido o lo que sea pero tampoco creo, o espero, que desde fuera pese la etiqueta, espero que lo que cuente sea lo que ofrecemos.
Jon: Yo veo un matiz, y es que como bien dice Iker yo me siento muy identificado con esa escena de Manta ray, de Elle Belga Pauline, La Villana o Nacho Vegas, por citar unos cuantos, porque además encontramos muchísimo apoyo, hemos hecho muchas colaboraciones, hay un tejido, siento una pertenencia a ese ambiente, si me hablas de otros igual no hay tanto diálogo o tanta afinidad, supongo que es una cuestión generacional.
Coke: Claro, ahora somos padres.
Jon: Ya me cayó la cerveza (risas)
Texto: Jorge Alonso
