Si el mundo fuera de los valientes, este hombre debería reinar y no la pandilla que ahora mismo ocupa los lugares preeminentes. Tras dos discos impecables, sin mácula, convertidos injustamente en selectos placeres casi ocultos, en referencias que no obtuvieron la repercusión que merecían, va Germán y se marca nueva cabriola, triple salto mortal. Aceptemos que sabe que tiene red, la que le otorga su talento como compositor de canciones, su artesanal modo de construir melodías. Pero con la que está cayendo, con el simple ritmo sepultando la sutileza y lo humano, apostar por hacer suyo el aroma que desprenden, por ejemplo, los temas inmortales de alguien como Burt Bacharach, inevitable no pensar inmediatamente en él. Aproximación desde el respeto y sin obviar lo propio, ojo. Porque sigue siendo ese Salto que conocen y aprecian sus seguidores. Pero arropado por arreglos de cuerda, meciendo las palabras y las notas en medios tiempos arrebatadores sin renunciar, cuando corresponde, a pisar el acelerador. Canta como nunca, arranca y se despide con notas de vals, ofrece temazos que enganchan irremediablemente como «No», «Cuando No Tenías Sed» o «Arder, Humo y Desaparecer», invita a amigos como Santi Campos para que aporte contenido literario extra y a un buen número de músicos, incluidos Nina y Paco de Morgan, a que se unan a las sesiones de grabación, ajustadamente registradas por Ramiro Nieto y producidas por Iñigo Bregel. Arriesgarse ha valido la pena, Germán. Chapeau.
Texto: Alfred Crespo