Mucha expectación alrededor de la sala de la Plaza Real de Barcelona una hora antes del concierto presagiaba que iba a ser una tarde especial. Y hablamos de tarde porque el concierto presentación de los primeros temas que formarán parte de su primer disco se había programado a las 19hrs, pero el flujo de personas que iban llegando retrasó la cita convirtiendo el momento en más emocionante.
Y es que los catalanes ya han ganado mucho terreno en lo que parece una batalla contracorriente, apostando por un rock musculoso y de enorme personalidad. Desinhibidos y exageradamente confiados, se muestran cercanos ante un público que les adora, que se entrega en cada tema, que corea unos himnos que ya forman parte de la comunidad Ypnosi y que parece que irían con ellos al fin del mundo. Una pasión que tiene más valor cuando hablamos de una banda y un público muy joven, con apenas 24 años, pero que ya han sacado los dientes y van a por todas.
Su propuesta recorre diversos territorios bien ensamblados, desde una base muy funk que juega a placer con bajo y guitarra que puede traer a la memoria los primeros Red Hot Chili Peppers, a un ritmo más denso cercano en momentos a Black Lips o nuestros más cercanos The Parrots, que transita entre el garaje y el psycho-funk como ellos mismos les gusta denominarse.
Singles como «Winkie» o «Rubén» ya forman parte de un imaginario muy real, que cala en un segmento de gente joven bien amueblada, que reconoce unas letras próximas que crean complicidades y unos cambios de ritmos que hipnotizan. Si a todo esto le añadimos actitud y mucho performance en directo, la suerte está echada.
Rock gamberro como si cada noche fuera una fiesta, directos desde la primera nota convierten a esta banda en un explosivo revulsivo que puede cambiar una tendencia y convencernos que no todo está perdido o gaseado a base de latin y reggaeton. La llama sigue muy viva gracias a bandas como Ypnosi.
Texto: Daniel Miralles
Foto: Marina Tomás Roch
Una fiesta desde el primer acorde hasta el último redoble. ¡Queremos más!