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Curtis Harding – Sala But (Madrid)

 

El legado de Stevie Wonder, Curtis Mayfield o Isaac Hayes siempre es plato de buen gusto. Si, como en el caso, corre a cargo de un artista de la talla de Curtis Harding, alumno aventajado en dichas lindes, poco más podemos pedir. La velada madrileña del músico estadounidense empezaba con un sold out anunciado desde hacía días, sumado al hecho de tener lugar en una ubicación tal como la céntrica sala But, recinto de mediano aforo, idóneo para un espectáculo de estas características.

A tenor del cálido recibimiento y las ganas que se palpaban en el ambiente, todo parecía indicar que la presentación de su tercer largo, el intenso y meditabundo If Words Were Flowers (2021) se convertiría en poco menos que una noche perfecta. Y en gran parte, así fue. La banda, un cuarteto instrumental dúctil y sobrado, en lo que a pericia instrumental se refiere, puso de su parte. La estrella, el artista de Michigan, bordó el apartado vocal, con una afinación prodigiosa y un desempeño vocal envidiable, si bien pecó de no salirse ni una coma del guión, algo que restó dinámica al show. Por otro lado, aunque el bueno de Harding tuvo momentos en los que se dejó llevar, logrando engatusar al respetable a base de bailes sabrosones y contoneos varios, se mostró demasiado inmóvil e insípido.

Claro que, con canciones como «I Can’t Hide It» u «On and On» no hubo ni un alma que no moviera cuanto menos la cabeza, y ahí es cuando vimos al mejor Curtis, al desatado. Un artista con enorme magnetismo, sin duda, pero que no lo explota tanto como quisiéramos, haciendo que lo que podría haber resultado una grandísima velada, quedara en poco más que una buena velada, sin más. Tampoco está mal. De hecho, hubo bises, materia en la que nuestro protagonista tampoco es que se prodigue en demasía, señal de que, eso sí, la línea del concierto fue ascendiente, dejándonos con un gran sabor de boca, merced de esa pequeña gema soul-funk llamada «Keep On Shining», la cual habría firmado el mismísimo Stevie Wonder, cuyo legado, qué duda cabe, estuvo bien presente a lo largo de toda la noche. No en vano, nuestro protagonista se acordó de él, citándolo en uno de los momentos en los que buscó interpelar a sus feligreses. A fe que lo consiguió.

 

Texto: Daniel González

Fotos: Salomé Sagüillo

 

 

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