Encuentros

Topo, «nos aterra pensar en el fin de la banda» (Lele Laina)

 

 

 

Nacieron después de que sus dos cabezas visibles, Lele Laina y José Luis Jiménez, abandonaran Asfalto recién estrenado su insigne álbum debut, el primero en el catalogo de la icónica discográfica Chapa Discos, dirigida por Vicente «Mariscal» Romero. Topo debutó con disco homónimo en 1979, un disco tan bueno como el de su banda anterior, con el añadido de un mejor sonido e ideas más concentradas. Las canciones, todas, sobresalientes, son de los mejor de la era: «Autorretrato», «Mis Amigos Donde Estarán», «Vallecas 1996», «La Catedral»… Luego llegó el polémico Prét À Porter, un cambio de rumbo musical que no acabó por convencer a nadie, y la vuelta a la buena senda con Marea Negra. El grupo desapareció del mapa durante años, pero volvieron en el nuevo milenio y jamás han conocido tanta estabilidad. Prohibido Mirar Atrás en 2010 les puso de vuelta; El Ritmo De La Calle, cinco años más tarde, confirmó su buen momento; y ahora, Duros y Dulces Años, les trae de vuelta tras la pandemia. Son Topo en 2022, suenan vigentes y siguen creando buena música. ¿Se les puede pedir más? No, de ninguna manera. Al habla uno de los grandes: Lele Laina.

 

Duros y Dulces Años (Martin Music) es la nueva criatura. Os felicito, otro buen disco que sumar a la discografía del disco. ¿Cuales son vuestras sensaciones?

Acaba de iniciar camino (apareció a finales del año pasado, nda) y las perspectivas son buenas. Veamos, el disco ha nacido en un momento delicado y desde el principio se movió en un terreno farragoso.

Supongo que esto lo mencionas porque ha sido concebido y grabado durante la explosión de la pandemia.

En realidad, la maqueta del álbum se grabó mucho antes de que nos diéramos cuenta de lo que se nos venía encima. Teníamos las canciones, muchas más de las que al final salieron en el disco, y queríamos ir adelante con el proceso habitual: grabar, perfilar ideas, mezclar, etc. Pero estalló la pandemia y todo se frenó, no solo para nosotros, sino para muchísima gente. El proceso quedó en el limbo y al final nos llevó más tiempo del deseado: dos años y medio. El tema es que el proyecto se quedó en el aire y poco a poco fuimos asimilando la situación. Pero luego, cuando desde el gobierno se decía lo de «más o menos tenemos controlado el tema», retomamos y empezamos a vernos, porque hay que recordar que no podíamos ni salir de casa. Al retomar había nuevas ideas para las canciones y cambiamos alguna cosa por el camino. Creo que el disco ha crecido bien y sano. Ya sabes que hoy día se trabaja mucho en casa con estos estudios caseros que todos tenemos y así hemos ido construyendo ideas y compartiéndolas. Ya ha visto la luz. Estuvimos un tiempo mirando si podíamos publicarlo con una discográfica con cierta relevancia. Pero se nos ocurrió llamar a Teddy Bautista, un amigo de toda la vida, y nos ayudó.

En los últimos años habíais trabajado con The Fish Factory. ¿Por qué no esta vez?

No por nada en especial. Fish Factory tenía problemas financieros, ya que el tema está complicado en estos tiempos. Nos funcionaba muy bien con Fish Factory, y hablamos con José Manuel (jefe de la discográfica, nda), pero no llegamos a un acuerdo claro, sin más. Hubo otro par de discográficas interesadas, pero el covid lo echó por tierra. Nos hartamos y nos dijimos: «Hagámoslo nosotros, que esto se está convirtiendo en algo tortuoso». Resulta que la agencia de management tiene un sello, Martin Music, y llegamos a un pacto favorable para todos. La cuestión es que el disco ya está en la calle.

Desde que reactivasteis la banda en el nuevo milenio, habéis ido sin prisas pero a paso seguro. Un disco que me encantó de este nuevo periplo es El Ritmo De La Calle (2015).

Es un disco del momento, de sobrevivir a los tiempos. Siempre nos inspira lo que nos rodea. Lamentablemente, da la sensación de que el rock and roll ya no es lo que nos rodea.

¿En qué momento se encuentra Topo dentro de la generalización mediática?

No sabría decirte, porque no es fácil nadar ahí en medio con la música que hacemos. Todo va cambiando y tratamos de agarrarnos para no hundirnos. Creo que, hasta cierto punto, hemos sobrevivido. Pero solo nos da para mantener viva la llama.

Foto: Javier del Palacio

Tengo un grupo de música rock, y aunque la situación es diferente, se cuánto cuesta mantener un grupo con vida. ¿Cómo sobrevive Topo?

Mal. Esto cada vez es más difícil. Le ponemos voluntad, pero cuesta. Todo lo que concierne a la carretera es muy caro: la gasolina, la furgoneta…. Lo ideal sería tener una infraestructura cara al directo, algo grande; pero cuesta mucho dinero mantener eso. Poner un grupo en la carretera cuesta dinero de entrada. Además, si tienes una banda, qué te voy a contar. Nosotros tenemos una historia, y gracias a eso lo vamos llevando y mal viviendo. Pero vamos cumpliendo años y se hace duro, pero…

Que un proyecto como Topo no acabe de ser rentable resulta doloroso, con ese puñado de canciones memorables que atesoráis y todavía publicando discos de tan alta calidad.

No, no es rentable. No me malinterpretes, lo es desde otro punto de vista, pero no económico. Lo es porque te mantiene despierto y en tu mundo. Nos aterra pensar en el final de la banda, en qué vamos a hacer cuando lo dejemos. Porque llegará un día en el que sea inevitable. A toda banda le ha sucedido o le va a suceder.  Pero creo que siempre seguiremos componiendo, eso no pide pan. Siempre haremos canciones nuevas.

Nosotros no somos deportistas, por lo tanto, mantener un grupo activo es nuestra forma de seguir en forma, de mantenernos alerta, de agilizar la mente.

Es un ejercicio mental acojonante, tío. Me doy cuenta cuando salimos a tocar o con la realización de este nuevo álbum, ya que al haber trabajado mucho en casa me noté la cabeza más activa, más viva.

En cualquier caso, debería ser más fácil poder sacar una banda a la carretera. Una vez dije algo así como «Las bandas están haciendo bien su trabajo y el público debería responder», porque el nivel hoy día es bueno, y entre los unos (los grupos del underground surgidos en los últimos 20 años) y los otros (grupos como el vuestro) la escena es digna de admirar. Pero las condiciones son nefastas en la mayoría de los casos.

Estaba pensando en lo que has dicho sobre las bandas más jóvenes que la nuestra mientras acababas la pregunta. Cuando paso por los locales de ensayo y oigo a los músicos de hoy día, suenan con una madurez que impresiona. Oigo cosas y digo, joder, esto está muy bien. En nuestra época no había tanto y tan bueno. (…) En cualquier caso, es el mundo en el que nos movemos. El tiempo ha pasado y va quedando lo que va quedando. En nuestro caso existe un hecho, y es que hay muchísima gente que no sabe que estamos en activo. Nos dimos cuenta cuando hicimos lo del Rocktiembre en 2016 (festival que conmemoraba el Rocktiembre original celebrado en la plaza de toros de Carabanchel en 1978 y congregó a varios de los inminentes cabecillas del rock urbano: Cucharada, Coz, Leño, Mad y por supuesto, Topo; nda); muchísima gente se sorprendió de vernos, pues desconocían que seguíamos tocando. El aspecto publicitario es fundamental, pero es muy caro. Al final, ¿cómo te lo montas para encontrar a esa gente que no sabe que sigues funcionando? Porque posiblemente irían a verte de saber que existe esa posibilidad. Pero tampoco hay que ser extremista, estamos tocando y tenemos un público fiel. Claro, no son las cantidades de Fito o de Rosendo antes de retirarse, pero disfrutamos y hay gente suficiente para seguir adelante.

¿Te parece bien que hagamos un repaso a los inicios de los inicios? Jeje

Jaja. Tengo una memoria muy mala, pero vamos, puedo intentarlo. Con cinco años sufrí un amago de poleo y con quince me operaron. Esto es importante, porque estando en el hospital, y escayolado, me regalaron una guitarra española. Entonces estaba colgado por todos los grupos de la invasión británica y empecé a intentar emularlos haciendo los acordes básicos. Fue una forma de empezar, pero desde entonces tuve claro que iba a dedicarme a la música. Conocí a Terry Barrios por entonces, que iba conmigo a clase. Terry era hijo único y su madre le compraba muchos discos, así que me iba con él a su casa a oír música después de las clases. Recuerdo ir corriendo a escuchar el primer disco de Led Zeppelin que cayó en sus manos y pasar toda una tarde flipando, oyendo el disco una y otra vez. Con Terry y otro par de compañeros de clase formamos una banda, Los Zurdos.

Entonces era fácil conseguir bolos de seguida, ya que no había discotecas y en cualquier evento se necesitaba música en vivo. David, nuestro bajista, que en paz descanse, se iba los lunes al centro de Madrid con un cuaderno y un lápiz, se presentaba a los representantes más gordos, y el mismo lunes volvía a casa con curro programado para el fin de semana, que entonces eran sábado y domingo, no viernes y sábado como ahora. Otra cosa que se llevaba entonces era la de salir de tu zona y hacer residencias de quince días en un mismo local. Esto se llevaba mucho en Burgos, Bilbao, Zaragoza…

Era una formación brutal para un músico joven.

No solo eso, sino que traías dinero. Yo no me planteé ir a la universidad tras acabar el bachillerato porque empecé a verme como un músico profesional, y mis padres, que ya me daban por un caso perdido, tampoco pusieron pegas. Pero sí, era una forma de avanzar y de dar forma a algunas historias.

Y llegas a Asfalto, tan pronto como 1974.

Conocí a José Luis Jiménez (fundador de Asfalto en 1972, nda) estando yo en los Zurdos. Nos habían hablado muy bien de su banda, Los Tickets, así que fuimos a verles a un club. Allí entablamos conversación y de seguida nos hicimos amigos, así que empezó a pasar por nuestro local de ensayo. Fue muy amable, porque se involucró en los arreglos de las canciones y nos ayudó a montar un repertorio nuevo. Vimos, también, que entre él, Terry y yo, había una complicidad brutal. En esa época estábamos colgados de Crosby, Stills & Nash y nos encantaba cómo armonizaban nuestras voces. Los tres teníamos mucho en común. Da igual, entonces Los Tickets grabaron un par de singles con Manolo Díaz de productor y me llamaron para grabar unas guitarras. Estando en el estudio fue Manolo el que propuso un cambio de nombre para la banda; ahí nació Asfalto. Así que las primeras referencias discográficas de Asfalto fueron esos dos singles («Jenny/Razones» y «Quiero/ Primer Baile», nda), en los que participé. Pero no me comprometí con la banda porque me surgió la oportunidad de tocar en un barco fuera de España. Por ello Asfalto se presentó entonces en formato trío. José Luis siguió con Asfalto y fueron llegando nuevos músicos: Julio Castejón, Enrique Cajide… Incluso Armando de Castro estuvo un tiempo tocando con la banda. En cualquier caso, ya en 1974, José Luis me llamó y me invitó a ver a la banda en el local. Me propuso unirme y lo hice, porque llevaba un tiempo perdido.

¿Ya entonces las canciones enfocaban una mirada hacia la clase trabajadora?

A ver, estábamos viviendo un tiempo de cambio político. Era la transición y ocurrían muchas cosas que nos sugerían movimiento. Nosotros trabajábamos con temas en inglés, pero empezamos a introducir cosas en castellano, cosa que no era habitual en el rock, tan siquiera en los grupos de aquí. La cosa fue avanzando y empezamos a tener mucho éxito allá dónde íbamos a tocar. A veces venía tanta gente que yo alucinaba. Imagino que me vas a preguntar por cuando José Luis y yo decidimos irnos de Asfalto…

Espera, no corras tanto. Quisiera hablar un poco de ese primer disco de Asfalto (1978) repleto de canciones icónicas: «Ser Urbano», «Capitán Trueno», «Rocinante», «Días de Escuela»… Sé que odias el sonido del álbum, pero esas canciones…

No sé, recuerdo cosas… Por ejemplo, «Días de Escuela»… Yo tenía parte de las estrofas, y alguna frase de la letra. Pero el letrista magistral es José Luis, yo solo le ayudo, jamás podré tener su nivel. En este caso, compuse la armonía y él trajo la frase de bajo del inicio. Entre todos acabamos de darle forma y salió lo que salió. Es la magia de la música. Perdón, la magia de determinadas formaciones, que no tienen por qué ser los mejores músicos precisamente. No sé si me explico. Pero hay algo que sucede cuando se juntan una serie de personas que no sucede con otros músicos. Había gente que decía que los Beatles hubieran ganado de tener otro batería. ¡No! Los Beatles fueron lo que fueron por la química entre esas cuatro personas y no hubieran sonado así con otros músicos.

Fuisteis unos cronistas de un tiempo irrepetible. Burning también publicó su primer disco en 1978, y también eran observadores de la calle, pero lo vuestro fue un antes y un después en la forma de entender el rock en este país.

Lo que no puedo decirte es por qué sucedió de ese modo. Todo lo que componíamos Jose Luis, Julio o yo, salía de forma natural. En esa conjunción de personas sonaba de esa manera. Luego, ya en Topo, hubo química, pero era otra clase de química. Creo que en esa formación de Asfalto ninguno éramos conscientes de lo que significábamos para el público. A toro pasado es fácil ver que lo que conseguimos dio unos resultados que no eran habituales para la época.

Ahora sí, te pregunto por la huida tuya y de José Luis, de Asfalto. Siempre se ha dicho que no quedasteis felices con el sonido del disco, pero tuvo que haber algo más, pues el disco salió en marzo y os largasteis en mayo, con el single de «Capitán Trueno» sonando en muchas emisoras del estado.

Estando en Asfalto, tanto José Luís como yo, nunca dejamos de imaginar cómo sería hacer algo con Terry. Ambos seguíamos con la idea de hacer algo a lo CS&N; llevar ese concepto, el de las armonías vocales, a un terreno de rock duro y callejero. Queríamos, también, evolucionar en una dirección distinta a la de Julio y Enrique. Y como José Luis y yo estábamos muy unidos, nos tiramos al vacío y formamos Topo. Claro que hubo más cosas; José Luis y Julio tienen dos personalidades que chocan. No era fácil para mí estar en medio. No era una situación fácil, pero tampoco fue el motivo principal. Nunca sabremos a dónde hubiera llegado aquella formación de Asfalto. Es la inconsciencia de ser joven. Y sí, el sonido del álbum es horrible. Hicimos aquella grabación con un material de carraca, los micrófonos Neumann de entonces… Era un sonido muerto, casi de maqueta. No era lo que teníamos en la cabeza, queríamos algo con un sonido internacional. Así que me enfadé mucho. Por suerte, el disco que hicimos con Topo (enero del 79) sí que sonó parecido a lo que teníamos en nuestra cabeza.

José Luis, Terry y tú, os unisteis a Julio en Asfalto para Solo Por Dinero (1990), pero si hay un disco digno de mención y de reivindicarse es El Planeta de los Locos (1994), disco que reunió a la formación que grabó aquél debut de 1978. Que la relevancia del trabajo fuese tan discreta entonces, duele. El material incluido ahí está entre lo mejor de vuestras carreras.

Cuando Terry falleció (septiembre de 1992) le hicimos un homenaje con un puñado de amigos. Pero uno de los mejores momentos fue cuando reunimos a Asfalto para el concierto. Eso nos hizo ver que estábamos todavía en forma para volver a intentarlo y ver qué pasaba. Pero muy pronto volvieran las tiranteces, las incompatibilidades, y se volvió a difuminar la ilusión. Duró poco, pero seguía habiendo algo de magia.

¿Sientes que a Topo no se le ha tratado lo bien que merece?

España es un país difícil para el rock. Aquí funciona lo folclórico o el rock más macarrónico. Nosotros no somos CS&N pero tampoco AC/DC, así que estamos en un punto difícil de encasillar. Pero nunca nos hemos preocupado. Siempre miras a uno y otro, y ves cómo lo hacen y si les funciona. A todos los músicos nos pasa, nos fijamos en otros. Pero lo importante es que nos dejamos llevar por nuestra creatividad y nos sale lo que nos sale. Quizás nos hubiera ido mejor de haber nacido en otro país, pero es lo que hay.  No vale la pena hacer un análisis de ello.

Topo (1979), el discutido Prét À Porter (1980) y luego Marea Negra, con el respaldo de una mayor como CBS y la producción de Carlos Narea y Miguel Ríos. ¿Sentíais entonces que vuestro momento había llegado? Sin olvidar que el propio Miguel incluyó «Mis Amigos Dónde Estarán» en los conciertos de Rock & Ríos.

Eso sentíamos. Pero esa sensación la tuvimos varias veces. Ya en la época de Prét Á Porter tuvimos un tema, «Radio 10», que pintaba a éxito, y durante años tuvimos una buena posición. Pero jamás logramos llegar a una posición estable. «Marea Negra» sonó mucho, hizo popular al grupo, pero siempre teníamos la sensación de que en lugar de subir un escalón lo bajábamos. Y cuando esa sensación era patente, tenías que volver a hacer el esfuerzo de subir. Eso cansa.

¿Crees que CBS no hizo lo suficiente por el grupo y por eso te marchaste entonces?

Las compañías grandes… Lo que tienen es lo que les falta a las pequeñas. Pero en ellas tú eres solo un empleado más. Entonces, las compañías grandes funcionaban a través de vendedores y estos, vendían primero lo que era vendible: Julio Iglesias, productos gordos… Y si eso ya iba bien, entonces, con suerte, vendían lo tuyo. Pero no eras su prioridad. No me quiero quejar, me conformo con lo que hemos conseguido. He sido feliz y he vivido de lo que me gusta. Disfruto de lo que hago y todavía hay gente que nos apoya. Quizás un día haya una nueva audiencia que nos descubra y diga: «Estos tíos eran la hostia». Pero si no sucede, no pasará nada.

¿Qué canciones te siguen motivando cara al directo?

«Mis Amigos Dónde Estarán», «Vallecas 1996», «Blues del Dandy»…

Estará muy bien oír en vivo «Ulises y Robinson (En La Isla De Plástico)» del nuevo álbum.

La construcción musical de esa canción se parece a lo que hacíamos en Asfalto. No fue premeditado, surgió sin más. Llevábamos tiempo sin hacer algo así. Mi favorita del álbum es «Pequeño y Sucio Rio».

Una última pregunta, ¿cómo os lo montáis José Luis y tú para llevar tanto tiempo juntos? Sois una de las sociedades más longevas del rock and roll.

Somos íntimos amigos. Tengo dos amigos, uno es él y otro es alguien a quien conozco desde los días de escuela. José Luis y yo hemos tenido fricciones, hemos discutido por idioteces, pero lo sustancial e importante continúa. Somos más que hermanos.

Texto: Sergio Martos

 

 

3 Comments

  1. Juan Sanchez Marin

    Elegante y sincero, como siempre el gran Lele. Buena entrevista, siempre me apasiona leer noticias de Topo. Siempre estaré con ellos, hasta el final, que llegará dentro de muchísimo tiempo. Gracias.

  2. Megustatopo

    Toda mi admiración y respeto, al grupo y a Lele Laina

  3. Siempre me perseguirá el recuerdo de escuchar por primera vez El periódico, con 14 años en 1981, y aquellas guitarras. Eso me llevó al primer disco de asfalto. Dos discos mágicos, músicos maravillosos y siempre infravalorados

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