Si deshojásemos la composición del grupo The Grannies Band, nos íbamos a encontrar con un listado de currículums (Scooters, París no importa, Tent, Uncle Son o Nestor Mir entre otros) que nos señalan hacia muchos de los proyectos musicales que han mantenido en alza en en los últimos años la escena valenciana. Biografía colectiva que delata la sapiencia que acumula una formación que tras editar varios trabajos en diversos formatos, publica ahora «Side A» (Infinito Discos, 2022), un EP al que le seguirá en pocos meses una «cara B» que completará un disco largo.
El cuarteto nos ofrece hasta siete canciones que son al mismo tiempo espejo de su carácter particular, emanado de unas vibrantes guitarras y un dinámico sentido melódico, como de la alta cantidad de referencias y sonidos que aglutina su estilo, que no duda en atravesar con destacable soltura desde el pop-beat a la new wave pasando por el rock and roll o el pub-rock. Un crisol de matices capaz de ser perfectamente compendiado en un disco de corta duración pero de largo alcance.
Sois una banda formada por integrantes que tenéis una extensa trayectoria previa, ¿qué habéis encontrado en The Grannies Band que sintáis distintivo y específico respecto a esas otras aventuras?
Diríamos que lo más distintivo en The Grannies Band es la libertad a la hora de plantearte hacia donde tiene que ir una canción, sabes con más corrección qué es lo que dicho tema te pide. El hecho de contar con esa trayectoria previa también ayuda, porque las aspiraciones son, por decirlo de alguna manera, mundanas: pasarlo bien, poder seguir tocando y sobre todo sentirnos creativos.
¿Facilita por lo tanto el bagaje previo a la hora de saber alcanzar esa identidad propia donde se dan cita la energía guitarrera y la variedad melódica?
Tres de nosotros ya habíamos compartido un proyecto previo llamado Tent, y los cuatro nos conocemos bien. Eso facilita las cosas porque al componer ya tienes una idea más o menos aproximada de por dónde irá la canción en cuanto pase por el filtro de cada uno. No hace falta dar ningún tipo de indicaciones, todos aportamos nuestro granito y puede ser que esa suma de las partes confluya un poco en tener un sonido compacto y a la vez melódico, tal y como señalas.
En vuestro nuevo EP, «A Side», ofrecéis otra demostración de vibrante desparpajo a la hora de manejar referencias clásicas, que van de Beatles a Stones, de Jam a Kinks, de Costello a Flamin’ Groovies, ¿os interesa más ofrecer una variedad de ritmos que apuntalar un estilo más concreto y delimitado al disco?
Supongo que las influencias salen solas. Creemos que lo que nos gusta es lo variado, las canciones en sí, del estilo que sean … A veces cuando te pones a vestir una de ella ves qué tipo de arreglos cuadran mejor, y eso te lleva a un tipo de elección u otra. Si optas por ejemplo por meter alguna línea melódica con slide, raro será no pensar en George Harrison; o si es una guitarra eléctrica de doce cuerdas, en los primeros Byrds. Digamos que ese tipo de asociaciones a veces son buscadas y en otras ocasiones salen de manera intuitiva; no obstante, tal y como apuntas, no buscamos alinearnos con un estilo concreto y determinado. Supongo que es ese bagaje musical el que determina las elecciones tomadas de por dónde tiene que ir una canción. Al final son lo importante, y todos tratamos de trabajar para ellas.
Una de las cosas más representativas de vuestra identidad, y de este disco, es que pese a poder encontrar un claro reflejo de esos nombres clásicos, vuestra manera de canalizarlo desemboca en un resultado actual y contemporáneo, ¿escapáis por definición de convertiros en únicamente una buena reproducción de esos sonidos clásicos aspirando a reformularlos a través de una identidad propia?
Bueno, es lo que más o menos todo grupo persigue. Es cierto que tras más de cincuenta años de música rock con guitarra, bajo y batería es difícil sonar demasiado original. Quizá lo principal es tratar de canalizar todas las influencias en un sonido más o menos identificable. Intentar que cuando una canción tuya suene, alguien pueda decir: son The Grannies Band.
Para hacer una reproducción fiel sale más a cuenta montar un grupo tributo y dejarse de tonterías, pero claro, sería a costa de la parte creativa de todo el asunto, que al final es la que nos mantiene vivos y con ganas de seguir haciendo música.
Como vimos en el disco de versiones que antecedió a este, “The Quarantine Covers”, y donde versionabais a grupos importantes para vosotros, todos eran clásicos, a pesar de que vuestro sonido es bastante contemporáneo y nada revivalista, ¿podría existir igualmente un disco en el que recogieseis influencias de bandas actuales importantes para vosotros y para vuestro sonido? ¿Qué nombres aparecerían en ese hipotético disco?
Sí, como apuntas, en “The Quarantine Covers” los grupos más contemporáneos eran de los años 90, y a todos se les puede catalogar ya de clásicos. Al final las bandas que más te marcan, queramos o no, son aquellas con las que has crecido. No obstante, en la actualidad hay un buen puñado de grupos que siguen sacando discos interesantes: el último disco de Spoon, “Lucifer in the sofa”, sin ir más lejos es fabuloso. Big Thief lleva sacando tres discos consecutivos sobresalientes. Fontaines DC que apenas superarán los veinticinco años llevan ya dos discos estupendos. Guided by Voices siguen incombustibles, con una media de dos o tres referencias por año. De nuestro país nos gustan mucho Johnny B Zero, Maika Makovski, los Radiadores, Doctor divago … realmente hay muchos y muy buenos Y allende nuestras fronteras: Wilco, Ezra Furman, The Wave Pictures, The New Pornographers, Amyl and the Sniffers…
Habéis anunciado que este “A Side” tendrá una “cara B” de continuación en unos meses que conformará un disco completo, ¿por qué habéis tomado esa decisión de separarlo en dos tandas? ¿A la hora de componer las canciones ya teníais claro que iban a ser dos trabajos separados que formarían uno o fue una decisión posterior?
Digamos que fue la manera de trabajar que mejor se ajustaba a nuestras necesidades, porque nos permite centrarnos en un número limitado de temas antes de pasar a una nueva tanda. De esta manera intentamos que ninguna canción sea menor o de relleno, lo que podría ocurrir si en vez de centrarte en siete u ocho, abordáramos catorce o quince a la vez. Además, al final, cuando tienes acabados un número de temas es como si te quemaran en las manos y los tienes que dejar salir.
Temáticamente este trabajo fluctúa entre contenidos mas intimistas y/o personales con otros más sociales, ¿para vosotros es tan importante miraros hacia adentro como hacia afuera?
Sí, tratamos de hablar de las cosas que nos importan siempre desde un prisma personal, pero también social y que aborde la actualidad. Intentamos en la medida de lo posible cuidar el continente y el contenido. Creemos que es importante contemplar el balance final. El que no se mira dentro y no se hace preguntas está condenado a vivir en un letargo, un letargo muy cómodo. Hay que decirlo y fiel al lenguaje del sistema. Y luego está la proyección hacia afuera … coño, a ver si podemos cambiar algo (risas). Pero sí, ambas cosas van unidas absolutamente.
En esa faceta más personal, el amor/sexo tiene un especial papel, sobre todo en su reflexión acerca de la temporalidad y sus complejidades, ¿había una idea previa de diseccionar ese tipo de sentimientos como reflejo de algún momento personal o son temáticas universales a las que siempre recurrir?
Es cierto que el amor, la religión y la muerte son temáticas difícilmente eludibles ya sea en formato canción, cine, novela, etc. Incluso en las obras de ciencia-ficción si se rasca en la superficie te das cuenta de que se habla de eso; faltaría quizá incluir la temática del poder.
Alguna de las canciones de “A Side”, las de contenido más o menos sexual o amoroso que indicas, sí que tienen un trasfondo más personal y tratan de situaciones o sentimientos por los que alguna vez todos, en mayor o menor medida, hemos transitado: sentir que no acabas de cuadrar con ninguna pareja; relaciones amorosas guadianescas; la fase en la que estás conociendo a una persona y no sabes si lanzarte o esperar… lo bonito que resulta ser amantes …
Son en esas canciones, donde predomina el componente afectivo, (“All the Love”, “Season Lovers”…) cuando sacáis vuestra vena más pop-beat, ¿consideráis que cierto tipo de textos pide un contexto musical determinado?
Sí, hasta cierto punto es tal y como dices. Una melodía amable te pide un tipo de letra acorde. El contexto desde luego influye en la temática. Si la canción es más agresiva o contundente te cuadra mejor un mensaje potente o de denuncia social; si es más sensual buscas que la letra vaya en esa onda; y lo mismo en el caso que indicas.
Al final todo se resume en el tipo de lenguaje que uno emplea: es raro susurrar mensajes políticos o gritar declaraciones de amor. No es que no se pueda, pero quedaría más descontextualizado y acabaría sonando incluso irónico.
Más explícitos, socialmente hablando, os mostráis en temas como “Idiots And Flags”, dardo envenenado a la monarquía y sus palmeros, donde coláis claras referencias a bandas como The Clash o Sex Pistols, ¿el punk, más allá de su representación musical, diríais que en cuanto a actitud es un elemento indispensable en el ADN de la banda?
Sí, sin duda. Bueno sí, más un guiño, quizás no de un modo muy directo, tanto por el sonido, como por la actitud. A fin de cuentas el punk fue un movimiento liberador y revitalizador del género, y a largo plazo ha influido tanto o más por las formas que por el sonido: qué tienen que ver los Sex Pistols, con Fugazi o Sonic Youth, o con grupos como TV Personalities o Low, y sin embargo todos estos últimos han cimentando su carrera en torno a postulados punk del “hazlo tú mismo” en buena medida.
Y por supuesto el tono del texto es ironía pura, aunque también podríamos aplicarlo a todo aquel que toma el dinero y corre, que es como en un principio iba a llamarse la canción.
Una faceta crítica que vuelve a resonar en temas como “Unsocial Media” o “Fact Checking”, en este caso, uno más genéricamente y otro centrado en las redes sociales, dibujando un escenario en el que manda la mentira y las apariencias…
Sí, la primera, «Uncoscial Media», va más en torno a los ídolos con pies de barro que construyen las redes sociales a base de “followers” y de “likes”, y la de “Fact Checking” a toda la narrativa que imponen los medios de comunicación en torno al mundo que nos rodea, generalmente con el apoyo económico de grandes grupos editoriales y empresariales. La Guerra de Ucrania es un buen ejemplo, el mensaje oficial es muy reduccionista y solo se centra en lo malo que es Putin, que lo es, ojo, pero obviando que esta guerra quizá se podría haber evitado sólo con que Ucrania se quedara al margen de la OTAN.
La realidad es muy compleja y la mayor parte de las veces los medios de comunicación ofrecen titulares reduccionistas y simplificados, cuando no directamente tendenciosos. Es difícil escapar de todo esto, y creemos que para ello es necesario tener cierto espíritu crítico; de indagar un poco y sobre todo de no creernos todo lo que nos cuentan, al menos no hacerlo a pie juntillas.
A pesar de las diversas interpretaciones que puede contener el hecho de titular dos trabajos como “A Side” y “B Side” , es una nomenclatura que nos remite a la edición en vinilo, paradójicamente son discos que por lo que creo no tendrán edición física, ¿es una decisión que tiene que ver más con la logística y las necesidades o es una decisión tomada conscientemente?
Nos encantaría que el disco pudiera tener una edición física, pero somos conscientes de la dificultad que hoy en día supone esa decisión. Ello no quita que nos guste el formato LP, y en cierto modo tanto «A Side» como «B Side» se estructuran en torno a esa idea. A fin de cuentas ha sido el formato dominante desde el nacimiento del género y al que más apego le tenemos.
¿De qué manera, una banda como la vuestra, que bebe de los clásicos, percibe esa “nueva” forma de escuchar música, donde se prescinde del formato disco y todo es más atomizado e inmediato?
Se aprecia sobre todo en las propuestas de la gente más joven que apenas ha tenido contacto con el mundo analógico. Es del todo comprensible que alguien de 18 años no tenga apego por un formato, el físico, que apenas conoce por sus mayores, y opte por escuchar música en streaming. Entiendo que es algo natural para ellos. Eso no impide que haya quien piense que ese formato digital e inasible invite más a realizar escuchas más superficiales que profundas. Es como leer en la pantalla de un ordenador o leer en formato papel. Además, estamos programados para no darle valor a las cosas que nos salen más o menos gratis, y digo gratis aunque soy consciente de que nos es del todo así, porque no encuentro un término más apropiado.
Luego están los nostálgicos y los románticos. Siempre habrá alguien, incluso entre esos más jóvenes, que prefiera sumergirse de lleno en algún disco. Quizá para los que hemos crecido con el formato físico nos cuesta más despegarnos del concepto de disco. Los nuevos artistas parece que sólo hacen singles y más singles para estar siempre en boca de todo el mundo.
¿Hasta qué punto creéis que esa tendencia por escuchar formatos más cortos (singles, EPs) e inmediatos puede terminar por condicionar a la hora de editar y componer en una banda?
A nosotros a estas alturas ya poco, aunque acorde con el signo de los tiempos intentas que tu música esté disponible al menos en las plataformas digitales que más se usan. A los grupos más jóvenes quizá sí les condicione más porque les pone la presión de tener que estar siempre en la brecha, editando nuevas canciones y si me apuras sumándose al sonido del momento para no quedarse por el camino. Al final el consumismo rampante se ha impuesto hasta en la forma en la que escuchamos música, y eso hace que grupos y solistas que ahora parecen importantes en unos años muy probablemente no los recuerde nadie.
Bandcamp –
Texto: Kepa Arbizu
