Encuentros

María Guadaña, “Yo no tengo que chillar para decirte las cosas, si quieres entenderlo lo vas a entender”

Foto: Mariquilla Cuevas

María Guadaña acaba de publicar Latidos y culebras, una continuación de su primer trabajo, Remedios paganos, pero en el que ya vemos una mayor versatilidad musical de la artista jiennense que, sin ningún tipo de complejos, va transitando diferentes caminos sonoros, sin que sus canciones desentonen en ninguno de ellos.

 

Antes de ponernos a hablar de tu nuevo trabajo, cuéntanos en qué momento la Herminia Martínez, productora y promotora, decide convertirse en María Guadaña y dedicarse a hacer su propia música.

Lo de la música es algo que había tenido pendiente en mi interior desde que era una niña. De pequeña, no pude estudiar música, pero me gustaba tanto que, por eso he trabajado siempre en ello.

Finalmente, con 30 y tantos años, empiezo a estudiar solfeo y aprendo a tocar el saxofón, y hace unos años, pierdo de repente a mi padre y eso provocó un cambio vital, e hizo que muchas cosas se tambalearan dentro de mí, me di cuenta de que, si muriera mañana, me arrepentiría muchísimo de no haberlo intentado. Ahí fue cuando empecé a tomar clases de canto y de guitarra, a tomarme en serio lo de la composición… hasta que mi amigo Tonio (Martínez), que es mi productor, me dijo que le llamara cuando tuviera un numero lógico de canciones, y eso fue lo que hice cuando creí que era el momento adecuado.

Centrándonos en Latidos y culebras, ¿qué conexión hay entre este disco y tu primer trabajo, el EP Remedios paganos?

Pues yo creo que hay similitudes evidentes, como que todas las canciones parten de mí, que soy la que las compongo, aunque luego pasan por la mano de Tonio, y que se ha grabado en el mismo estudio, con el mismo productor y con los mismos músicos; en ese sentido, podría considerarse una continuidad. Sin embargo, la diferencia es que, en éste, yo ya me siento más segura en el proceso de cantar, en lo que quiero y lo que no… es como que domino un poco más las reglas del juego y la grabación, lo que también me ha permitido participar mucho más en la producción.

Foto: Ramón Guirado

Me hablabas de que repites con los mismos músicos a los que, además, se han sumado otros y otras como Celia Plaza, David Tomás o Dani Niño ¿Qué te aporta trabajar con un equipo con tanta experiencia?

Son unos cracks. Yo siempre digo que ir a montar los temas con ellos es como meter las magdalenas en el horno: ya tienes la masa hecha y tienes todo preparado pero, de repente,  llegan estos magos y te hacen aportaciones que, sin cambiar sustancialmente las canciones, hacen que brillen de otra manera… o te dan cosas que ni habías pensado. En cuanto a las colaboraciones, yo soy una enamorada del saxo y quería incluirlo en algún tema, así que ha sido un lujo contar en «Imagina» con Dani, a quien admiro muchísimo desde que conocí a Los saxos del Averno; Celia es una amiga muy especial que tiene mucho gusto y talento y que, además, toca el theremin y pegaba totalmente con «Plañidera»; finalmente, David también es un buen amigo e Ingresó Cadáver un grupo mítico de este país y esa canción «Amanece Alimaña» es super cañera y callejera y molaba tenerlo.

¿Son precisamente esos tres temas o esas aportaciones los que marcan un poco la diferencia con el resto de canciones?

Bueno… yo entiendo que «Imagina» y «Amanece alimaña» son distintas a lo que hice en  Remedios paganos, pero es que aquello eran sólo cinco canciones, en las que tampoco había habido ocasión de desarrollar del todo mi espectro sonoro, y lo triste habría sido sonar igual que aquellas cinco canciones, porque siempre hay que ir sumando. En ese sentido, quizá «Imagina» sea la que más destaca por lo luminosa que es, es de las pocas letras que no me ha salido directamente, sino que la hice porque, tanto manager como productor, me pidieron que  escribiera sobre algo más que amor y desamor (risas).

En el poco tiempo que llevas en esto, te han comparado con PJ Harvey, Nick Cave, e incluso con Frida Kahlo, ¿no estás ya un poco harta de que te pongan tantas etiquetas?

Vamos a ver, tú siempre buscas ser tú misma, pero entiendo que los periodistas tenéis que usar unas referencias para situar al oyente. Además, si me pones de ejemplo a PJ Harvey, yo digo “¡qué bonita es la vida!”… sin embargo, si me dices que te recuerdo a la Alaska de los 80, pensaría  “¡hostia! ¿qué no estoy comunicando bien?” (risas).

Pero es que, cuando las referencias son las que me estáis poniendo… imagínate, PJ Harvey o Nick Cave son grandes de la historia y hasta me sonrojo cuando digo “Mira, dicen que me parezco a esta gente…”, y por dentro estoy pensando “¡seré sinvergüenza!” (risas).

Aparte de estas referencias que hemos nombrado, en la hoja de promoción también se habla de un amplio espectro que va desde Chavela Vargas hasta Nacho Vegas o Mark Lanegan, lo que da muestra de tu gran versatilidad musical…

Sí, todo eso son cosas que han dicho los periodistas sobre mi música, así que, qué suerte tengo ¿no? (risas). Yo pienso que la música es un poco como comer: la dieta mediterránea es algo maravilloso pero, ¿por qué no comer sushi de vez en cuando? si tu estomago te lo permite, hay que hacerlo. Otra cosa sería que cada canción sonara a cosas totalmente diferentes, pero creo que hay un hilo común que se mantiene en todos los temas.

… Lo aburrido que sería comer todos los días bocadillo de chorizo ¿verdad?

Pues sí, por muy rico que esté el bocadillo de chorizo (risas). Yo espero que nunca suceda eso de pensar “esta canción me suena igual que la anterior”.

En cuanto a las letras, me llama mucho la atención el contraste entre melodías luminosas con letras muy duras, en algunos temas como «Trinidad», por ejemplo…

Tonio siempre me dice que le sorprenden las melodías que hago, que suenan como antiguas y oscuras de base. Es como pegar hostias, pero con suavidad… es un poco mi naturaleza, soy pequeña de tamaño y tengo este tono de voz que escuchas, pero a la gente le sorprende lo directa que soy cuando tengo que decir algo a alguien, yo no tengo que chillar para decirte las cosas, si quieres entenderlo lo vas a entender.

Sí que es verdad que en «Peregrino», del disco anterior, busqué un poco ese contraste, acordándome de la frase de Tom Waits de “Me gustan las canciones bonitas contando cosas tristes”… que parezca bonito, pero te estoy pegando un hachazo. Sin embargo, «Trinidad» es así desde que nació: suave pero directa.

Por desgracia, es inevitable hablar del monotema. ¿Cómo te afectó a ti la pandemia?

A mí la pandemia me metió una hostia que lo flipas. Yo saqué un disco en 2019, había tenido un año maravilloso y ya tenía asegurados unos cuantos festivales, tenía la grabación en junio de 2020 e incluso íbamos a visitar Chile… Pero, de repente, yo me quedé sin trabajo, sin proyecto, y al final el disco se grabó  en noviembre de 2020, queríamos haberlo sacado en enero del año pasado, ¿pero para qué sacar un disco, si no lo puedes defender en directo? ¡a mí lo que me gusta es tocar! Y, al final, todo se ha retrasado hasta ahora.

Supongo que, precisamente por todo eso que ha pasado, tendrás unas ganas locas de empezar la gira ¿no?

Pues sí. Empiezo el 10 de febrero en Madrid, con muchísimas ganas, pero un poco asustada,  porque no sé si la gente va a tener ganas de concierto con el omicron este asqueroso… es como seguir en la incertidumbre, pero apostando por ello un poco ya por cabezonería de decir “el disco ya está hecho y hay que tirar para adelante para defenderlo”.

También tienes unos cuantos festivales importantes confirmados como Mad Cool, Vive Latino o Sonorama. ¿Notas mucha diferencia entre tocar en estos grandes eventos o hacerlo en una sala?

Claro. El público es muy diferente, el que va a sala compra la entrada para verte a ti, y en un festi habrá quien quiera ver a María Guadaña pero no creo que muchos, porque no sé si te has fijado en el tamaño de letra de mi nombre en el cartel (risas). Puede ser que haya quien nos conozca o gente que, simplemente, pasa por ahí, y te lo tienes que currar mucho para ganártelos… y eso sin saber todavía con quién coincides tocando a la misma hora. Pero la gente va con muchas ganas y nosotros también vamos a tope para que lo disfruten y, si les gusta, se queden. Lo bueno de estos festis es que llegas a un público mayor y eso es importante porque, hoy en día, es muy complicado llegar a tanta gente.

Texto: Sergio Iglesias

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda