Vivos

II Family Spree Party Weekend – Crazy Horse (Bilbao)

 

The Bo Derek’s

 

Juerga en familia  

Día 1

The Daltonics

Al llegar al mítico pub bilbaíno Crazy Horse, nos piden el pasaporte Covid de rigor. Lo hacen bailando, así que cuesta un poco que el lector haga match con el QR, pero el momento surrealista bien lo vale. Conseguimos entrar y los locales The Daltonics ya han fusilado un par de temas. El ambiente de esta segunda edición del Family Spree Party Weekend está ya bastante caldeado. Se nota que es viernes pospandémico-intraómicron-prenavideño. La media de edad alcanza el espléndido medio siglo, pero el espíritu del pub rock los mantiene lozanos y muy alocados. ¡Hacía tanto tiempo que no se veía a rockeros vascos… BAILANDO! No, esperen. Servidora no recuerda haber visto semejante estampa antes. El cantante Álex Ron no aguantará mucho con la corbata anudada a su cuello. Parece un oficinista que ha padecido sus largas jornadas de burocracia gris durante toda la semana, y se desgañita ahora entre amigos que le corean la hazaña. Dicho de otro modo: esto parece Mánchester a las 2am.

El espacio del escenario es reducido, pero los Daltonics están perfectamente alineados y su cantante hace malabares mientras desgrana su repertorio, que aúna temas del que será su nuevo disco -como «Mójate la tripa», todo un homenaje a cumplir a rajatabla la digestión de entre 3 y 4 horas recomendada por nuestras cautas madres-; y clásicos ya consagrados en estos lares como son «Vienen tus cuñaos», «Fachas», «Baltasar»  -“Baltasar es el negro del Whatsapp”, “Olentzero es un farsante”, nos abren los ojos-; la hilarante y certera «Viudas de Epalza»; el guiño escatológico a la hostelería «A tu bar» o el gran hit «AP-8», con la guitarra estelar del Bo Derek/Siniestro Total Oscar Avendaño. Maestría rock.

Todos ellos son himnos perfectamente coreables en las sobremesas navideñas que nos aguardan, si bien las autoridades nos recomiendan no cantar, ni gritar.

Como se ha observado en más de una ocasión, los Daltonics son un cruce entre el pub rock de Dr. Feelgood y «Vaya Semanita», además de unos perfectos anfitriones para el desmadre familiar que se nos avecina, cual borrasca imparable, durante las próximas 48 horas.

Se despiden con «Pullover», curiosa versión del «Shakin’ All Over» de Johnny Kidd & the Pirates.

Mención especial merece el batería Dani Oñate, que cederá con paciente sonrisa sus bombos y platillos a todas las bandas que pasarán por el concurrido Crazy Horse.

Los Wavy Gravies

Los Wavy Gravies

Desde las Rias Baixas con mucho amor y rock garagero enlodadísimo, el power trío Wavy Gravies nos encandila con su buen rollo. Magnífico contrabajo (Iván “Koko” Soutiño), una voz rugosa empapada en bourbon (Jorge Lorre) -pero con una amplia sonrisa en todo momento-, y un batería (Martín Lorre) apodado Rufus el Guarro (“¡Ey, Guarro, enséñanos el camino!”, le vacilarán sus colegas).

La combinación es apabullante y, por supuesto, ganadora. Rock simpático («Wild Wild Wild») y pop ramoniano en temas como «Bad Boy» o «Let’s Play Rock & Roll». Algunas de sus canciones («Weird Family») recuerdan por instantes a The Saints; en otros momentos, en cambio, evocan a unos The Sonics ultravitaminados -homenajean su «The Witch»-, con filtro The Cramps («Step On You», «Panie Szofer»). Rockabilly socarrón («Winter Fun», «Sugar Shack with Koko») y alaridos guturales a tutiplén, al estilo de Screamin’ Jay Hawkins.

Los gallegos nos están volviendo locos. Para muestra un señor ataviado con americana gris y quirúrgica azul, que baila desatado y señala frenético a la banda, en un cuasi epiléptico gesto de aprobación.

Parece increíble que puedan ejecutar un setlist interminable en una hora escasa, pero su velocidad ramoniana les avala (y propulsa). Los Wavy Gravies vienen con amplio repertorio y varios ases bajo la manga (tres LPs); con especial hincapié en el segundo, Rufus Is Back In Town, publicado en el fatídico 2020 y el más reciente, Hangin’ Out With Koko!, que ha visto la luz el pasado 1 de diciembre.

Una verdadera lástima los constantes fallos técnicos; el sonido de varias pantallas es un vaivén que desmerece una ejecución de R&R impecable y reconstituyente. Para servidora, son lo más destacable de la primera jornada de esta fiesta loca de pijamas de Family Spree. Oscar Avendaño sabe rodearse de buenos músicos -el guitarra y el batería de los Wavy Gravies le acompañan en su trío The Bo Derek’s-.

Los últimos tres misiles describen a la perfección lo que acontece en esta caverna semioscura en la que nos hallamos en esta noche de luna llena: «Round Randy» (The Moguls), «Medicine Man» y «En la fiesta…». Chapeau.

Las Sombras

Las Sombras

Los barceloneses Las Sombras vienen uniformados de boy scouts lunáticos e impredecibles. Suenan tremendamente punks y saben cómo agitar -y desquiciar- al público.

Traen su más reciente trabajo bajo el brazo, Shell-Shocked! (2020), que entre otras descargas eléctricas, destaca por su tristeza química «Chemical Sadness». Coros que nos llevan a pogos prepandémicos, regados por cerveza y azuzados por nuestros instintos más primarios. Sólo el bajo nos hace tocar tierra, pero el resto de Las Sombras se encargarán de que esto no dure mucho tiempo así.

Puede ser que una ya no esté acostumbrada a estos trajines de punk-rock old school, pero al cabo de media hora de concierto, los esquemas se antojan algo repetitivos. Eso sí, es innegable que movilizan al personal, a microfonazo limpio.

Punk descarnado (¿es que hay otro?) con pasaporte británico sellado por The Clash. Hablando de pasaportes: en un momento de exaltación tal vez negacionista -o simplemente animosidad etílica-, un grupúsculo acodado en la barra gritará a todo pulmón: “¡Pa-sa-por-te i-le-gal!”.

Las Sombras invocan a Link Wray y a Bowie, y versionan a los autóctonos Bonzos en «El Nido del Cuco».

 

The Bo Derek’s

Enfundado en su inmaculado traje blanco, Oscar Avendaño aporta rock n’ roll convincente y con clase en su formato de trío The Bo Derek’s. Rock clásico que apela a Bo Diddley, con alto porcentaje de R&B elegante y destellos glam.

Presentan su segundo elepé, el acertado «Inféctame, baby!» (Family Spree Recordings, FSR095, 2021). Catorce cortes en apenas 40 minutos de rock n’ roll sin artificios, oigan. «Godzilla Vs Kong», «Recuerdos del Paraíso» -no se pierdan su ópera prima en el mundo del videoclip-, o la bluesera «Otro Día de Furia» nos inyectan buenas dosis de recuerdo, de refuerzo y de lo que haga falta para inmunizarnos contra la zozobra actual.

Rimas sencillas y canallas en «Pringao», que narra el día después de un perdedor al que han dejado “tirao”. Imposible no empatizar a la vez que movemos nuestras caderas, a estas alturas bien engrasadas por las bebidas espirituosas y otros edulcorantes.

Tampoco faltan temas como «Encerrado», «Fireball», «Para Tanto» o «Marta» –cover de Mermelada-, de su álbum debut 10, con un subtítulo explicativo para los que somos de letras puras: Old School R’n’R.

El daltónico Álex Ron se une a la fiesta con su oportuna y certera armónica.

“Somos Bo Dereks y nos vamos; ya es muy tarde para nuestros cerebros”, amagan con despedirse, pero aún quemarán un par de cartuchos más, con el clásico «The Kids Are Alright» de los Who de colofón, para unirnos en perfecta jarana y armonía. Y aún queda la sesión de dj’s y otra larga jornada sabática…

 

 

Día 2

Perrito Caliente

Vienen de León, se autodenominan “perritos” y aseguran estar “calientes”. El combo garagero Perrito Caliente se encarga de inaugurar la segunda jornada del gran fiestorro de Family Spree. El ambiente entre el público se percibe algo más calmado con respecto a la (salvaje) jornada anterior.

El nombre del cuarteto no hace justicia a su garage furioso y combativo. Cada uno parece pertenecer a un estilo/tribu musical: el cantante y guitarra luce un aspecto grungy, el segundo guitarra tiene un rollo más Flamin’ Groovies, la batería es una fiera -¡puro rock!- y el bajista, como siempre, parece ser el que mantiene el contacto con los terrícolas. El segundo guitarra nos corta un poco el rollo con una agorera declaración: “Este puede ser nuestro último concierto en mucho tiempo”. ¿Se refiere al maldito co…? Omitamos la realidad por un rato.

En conjunto, son más que solventes. Presentan pirotecnia festiva en temas propios como «Porno Alemán» -si bien en las grandes plataformas digitales aparece registrado como «Polno Alemán», con ele-, «La Fiesta» y «Sólo Fue Una Vez». Terminan de conquistarnos con versiones gloriosas de Arthur Lee/Love, The Damned y Marc Bolan -¡Nos venimos arribísima con el glam radiactivo de «20th Century Boy»!-.

Se despiden con su hit particular, «Nena», que nos deja muy buen sabor de boca. Esperamos ansiosos más material de esta banda con nombre no apto para veganos.

Stupid Fuckin’ People

Al igual que sus predecesores Perrito Caliente, los guerreros Stupid Fuckin’ People se han formado durante el confinamiento. Eso explica la rabia predominante en su poderoso directo, que suena a un volumen un tanto estrepitoso. Los respetables se entregan a su furia y a consignas como “Never feel sorry! Never surrender!”.

Según reza su perfil en el ‘metaverso’, los vascos Stupid Fuckin’ People son Fosy, el germen del proyecto -batería de Señor No y guitarrista en La Banda Trapera del Río-, que se encarga de las voces y de una de las guitarras; Olatz Alberdi, de Las Furias, que empuña la otra guitarra y también canta; Unai Gorraiz “Fumai,” bajista también en Señor No y 25th Coming Fire; y Jimmy Díaz a la batería, pese a que ha abandonado recientemente la formación por problemas de espalda.

“Como Kekaula en aquella canción, Stupid Fuckin’ People suenan a caballo desbocado que no mira para atrás aunque se haya caído el jinete”, les definen.

Por si el nombre de la banda no fuera suficientemente explícito, traen bajo el brazo un corrosivo LP debut, cantado íntegramente en inglés punkarra y titulado Idiots Have The Power, impreso sobre una foto del hemiciclo del Congreso de los Diputados. Se puede decir más alto…

Escupen temas «Nuclear Alarm», «Rest In Pee», «Stupid» o «Outsiders», además del dardo que da título a su álbum, grabado y mezclado por Mike Ether aka Biffs, en los estudios Pookah Sound de Bilbao.

“Ahora dos de hardcore -os jodéis-, y dos de bailoteo”, aboga por el equilibro el cantante Fosy. Pogos fugaces y desacato en el parlamento, a pie de pista.

Hermano Fuego

Después de la tormenta… más R&B tormentoso con Hermano Fuego; cuatro veteranos de la escena rock alicantina, muy bien compenetrados en el notable trabajo que presentan esta noche: Soul & Destroy, grabado en directo en febrero de 2020, en el sótano de su cantante. Claudio Corazón (voz) y JC (batería) -ambos en Las Membranas y Flamin Guays-; Dr.JAU a la guitarra (Le Grand Miércoles, Ki sap, Arim) y Javi al bajo (La Olla Express, Hyrels), vienen con un propósito que ya les honra: “tocar música negra con actitud punk”. La magia de ese punk-soul destructivo surte efecto en «Sólo Me Faltas Tú» o «Lobo», y sólo se rompe durante unos segundos, cuando el cantante hace un breve inciso: “Oye, ¿me puedes traer una cerveza? Tengo la boca áspera…”, ironiza. Remata sus intervenciones con la clásica coletilla “all right!”, y nos avanza que tienen previsto un segundo elepé para la primavera del año que viene. Uno de esos temas alude sin embargo al «Invierno», que suena crudo como la propia estación. Le sigue «Soy Devil», con uve, en un homenaje, quizá, no tanto al diablo como a Tony Devil Dog, fundador, junto a Deborah Devobot, del sello que organiza esta fiesta. Con una armonía pop desgarradora, el clímax a la armónica nos deja felizmente exhaustos.

«Rata Vieja», tercer corte de su debut Soul & Destroy, recuerda a unos Guadalupe Plata, pero con urgencia punk. Ambas formaciones podrían embarrarse perfectamente en el mismo pantano tenebroso. “Al diablo hay que mentir, buscando una señal…”. Se van con elegancia rockabilly y «Entre Bastidores». “Yo sin tu amor, me perderé…”. No se perderán, ya tienen nuestro amor.

Piggies

Piggies

Llegamos a la traca final del Family Spree Weekend Party un poco in extremis, se nota la falta de entrenamiento. Nos aguarda la propuesta de power pop y garage de los barceloneses Piggies, “nacidos en 1998 y renacidos en 2019”, apuntan. Vienen sin su teclista, baja por adivinen qué… Incombustibles de inicio a fin, abren con «I’m Not Eighteen» -damos fe-; con inicio rollo The Who y desarrollo más pop. Es asimismo el tema de inicio de su álbum Time, publicado en CD en 1999 por el sello madrileño Imposible Records; y reeditado en vinilo por los anfitriones de esta fiesta, en 2019. Time está producido nada menos que por Andy Shernoff (The Dictators). “Un gran disco perdido del power pop español” que ha tenido a bien rescatar Family Spree. ¡Se agradece!

“¡Que el ritmo no pare!”, se dirige animoso al público el cantante Francis Riera, que no se cortará en hacer otros chistes que caen cual interrupción en un tenso salón de bingo. Es igual: la gente enloquece con su vitaminado garage-pop, bailando al son de «Girls Like That», «Time» y «Tonight’s The Night».

Mencionan al nuevo grupo de power pop Pelazo -¡menudo nombre!-, capitaneado por el genial batería Pablo González “Pibli”, pluriempleado en bandas como La Ruta, Los Nervios, Cynics, Dr. Explosión, etc.

Nos llama la atención la majestuosidad del apacible bajista de los Piggies, el gran Pablo Jiménez Puig quien, ajeno al desenfreno a su alrededor, se pone las gafas de leer para seguir el setlist con total calma. Fan.

Ha quedado claro pues: hemos disfrutado de un fin de semana de auténtico jolgorio familiar. El público asistente al fiestón de Family Spree se ha desinhibido -algunos por encima de sus posibilidades, todo hay que decirlo-, y lo más importante: se ha abstraído de las navidades posapocalípticas y confinadas que arrecian fuera. ¡Qué sería de nosotros sin la lumbre del bello underground!

Texto: Amia Santana

Fotos: Dena Flows

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda

Síguenos en Twitter