De casta le viene al galgo, dice el refrán. Y en el caso de los hermanos Shannon, Solon y Jeremiah McDade, más cierto imposible. Durante veinte años -entre 1974 y 1994- estos tres canadienses formaron parte de la McDade Family Band junto a sus padres, Terry y Danielle. Tiempo de aprendizaje suficiente para levantar posteriormente el vuelo, tanto por su cuenta como firmando también varios trabajos junto a papá Terry (reconocido como uno de los mejores arpistas del país), el mandolinista David Wilkie o Maria Dunn, cantautora escocesa afincada en Canadá y vecina de los hermanos en Edmonton.
Exclusivamente a su nombre y si las cuentas no me fallan, tras For Reel (2002) y Bloom (2006) este sería su tercer título, entregado poco antes de acabar el año. Justo a tiempo para situarlo entre lo mejorcito de estos últimos doce meses en cuanto a folk se refiere. Folk y música celta como pilares sí, con la flauta y el violín de responsables en la mayoría de temas, pero también introduciendo pop, rock y unas gotas de jazz; algo a lo que contribuyen tanto la guitarra de Andy Hillhouse como las distintas percusiones de Eric Breton.
Alternan canciones instrumentales de festivo, tabernario jolgorio, con otras más íntimas (esa «November 8th» que cierra el disco) así como con temas en los que la voz predomina («The Golden Willow Tree», «Willie Reilly» o la estremecedora «Plain Gold Ring», punto álgido del álbum sin duda) junto a saxos y acústicas. Y como guiño para los más veteranos, una versión del «Sundown» de su paisano Gordon Lightfoot, un tema hoy olvidado pero que fue número uno en su momento, allá por 1974. Un disco variado y dinámico, que no baja del notable en conjunto y que, aunque no recabará nuevos adeptos lejos del género, dejará más que satisfechos a los aficionados al mismo
Eloy Pérez
