Para situar a aquellos que todavía no estén al tanto, Me and That Man es el proyecto en solitario de Adam Nergal Darsk, funcionando en paralelo a su rol como líder de la banda polaca de black/death Behemoth. Hechas las presentaciones, digamos que la aventura iniciada hace ya un lustro largo sigue en buena forma, alejándose de los sonidos extremos de su banda madre para ofrecer un repertorio de folk oscurillo y country gótico para todos los públicos. Un divertimento sin excesivas pretensiones, tercera entrega y continuación de un Vol.1 del que apenas difiere. Al igual que en aquel, Nergal vuelve a reclutar a amiguetes metálicos de todo pelaje para que participen en el invento, desde Gary Holt (Slayer, Exodus), Alissa White-Gluz (Arch Enemy) o Mary Goore (uno de los muchos alias de Tobias Forge, el Papa de Ghost) hasta Randy Blythe (Lamb Of God), Chris Holmes (W.A.S.P.) Devin Townsend o el mismísimo Hank von Hell, que por desgracia firma en «Black Hearse Cadillac», la canción que da inicio al álbum, la que posiblemente fue su última colaboración.
Por supuesto, quien se acerque a esto tratando de encontrar algo en la estela de Slim Cessna’s Auto Club, 16 Horsepower o Murder by Death, se va a llevar un chasco. Diría que el propio Nergal es muy consciente de que de la orilla del Báltico a los bosques de Kentucky hay un buen trecho, y que ponerse un sombrero de cowboy no le convierte por arte de magia en el coronel J.D. Wilkes. Consciente de ello, usando el americana más como fin que como herramienta, el producto resultante es lo suficientemente sombrío para ser disfrutado tanto por la sólida base de fans de Behemoth y headbangers varios, aun sin eructos y mugidos guturales que echarse al coleto, como por el ojeador ocasional, por más ajeno que sea a esa escena.
Eloy Pérez
