Encuentros

Schizophrenic Spacers, «el pueblo está castrando el arte»

Comienza una nueva fase para los Spacers tras 20 años de trayectoria. Un cambio de idioma que les traslada a su lengua materna. No sabemos si este nuevo comienzo cargado de experiencia acumulada dará más claridad y determinación para seguir luchando contracorriente. Y es que la banda de Viladecans (Barcelona)  no desentonaría como ilustres invitados de un capítulo de nuestra serie digital “Malditos Seáis”. Sergio Martos, compañero de redacción y líder de la banda nos explica “Gloria” (Milana Música).

 

Presentáis un disco con cierto signo conceptual aunque para el oyente será difícil de discernir cual es el concepto aparte del tema Gloria que alude a la tormenta de 2020. Ese concepto se une con la posterior crisis pandémica que igualmente ha influido en el proceso de concepción del disco. ¿Puedes desarrollar cual fue la idea inicial y que pretendías expresar?

Partiendo del temporal Gloria como base, se me ocurrió la idea de narrar una historia apocalíptica en la que se instauraría una nueva orden mundial gobernada por los Spacers. Esto daba para ser escenificado y un comic, pero llegó la pandemia y la idea se fue al traste. Eso sí, quedaron resquicios por aquí y allá.

¿Qué sensaciones que influyan en la composición surgen a raíz del desastre que la naturaleza provoca tratándose de algo que no podemos controlar?

Del mismo modo que no puedes controlar el transcurso de la naturaleza, tampoco debe uno controlar el impulso de una creación. Cuando a la música le das demasiadas vueltas, mal acaba. La espontaneidad es la fórmula más interesante que se le puede aplicar a la música.

En las letras se aprecia cierta enajenación hacia muchos patrones sociales, así como cierto compromiso que va más allá de lo político, y que ahonda más en la formas de comportamiento del ser humano. En “Desobediencia” apuntas hacia “ellos y ellas”, a quién te refieres en particular y en general con el mensaje de este tema?

Vivimos actualmente en la época de la idiotización. Están castrando al arte, pero no los ejecutivos gubernamentales, sino el propio pueblo. Una cosa es evolucionar, otra es perder la perspectiva y el sentido del humor. Quizás el problema es que hay demasiadas voces desde que existe la comunicación internauta. No sé si es bueno o malo, pero hoy día cualquiera puede ser oído y leído. Y, sinceramente, algunos y algunas deberían ser penalizados en cuanto abren la boca.

Lo mismo me parece percibir en “Búscate una Vida” donde lanzas varios dardos envenenados sobre la estupidez creciente de las relaciones. En lo musical, este tema tiene un aire que me recuerda al rock (progresivo) andaluz de finales de los 70’s.

La gente debería preocuparse más de lo que le concierne realmente, y les iría infinitamente mejor. Pero es cosa de la naturaleza humana, de ahí que seamos tan manipulables. Reconozco, por otro lado, que el tema sonaba a Bourbon, a los cuales admiro con absoluta pasión.

Vuelves a grabar con Hendrik en Guitar Town. La afinidad se palpa en la grabación de este y anteriores trabajos. Si no me equivoco, ya son tres discos con él. ¿Qué destacarías de la experiencia de conocer tanto a un productor-técnico-ingeniero y de sentirte libre en el estudio a la hora de grabar y decidir? ¿Cuál ha sido la implicación de Hendrik esta vez y cómo se ha sentido al escuchar vuestros primeros temas grabados en castellano para un disco completo?

Con Hendrik es ya un tema de familia. Al marchar a Cantabria me preguntaba por qué volvía a grabar un álbum cuando apenas habíamos podido promocionar el anterior por culpa de la pandemia. Pero todo eso se disipó en cuanto nos reencontramos con él, porque al final son días enteros de interactuar y compartir ideas y gustos. Eso, más que ninguna otra cosa, es lo que te reconforta. Creo que a él le ha encantado la idea de que hayamos grabado en castellano. Pero él ¡no insistió en este cambio!

¿Ha estado el proceso compositivo más condicionado al hacerlo en castellano? ¿Cuáles han sido las dificultades o ventajas que te has encontrado tanto al escribir como al cantar en castellano? ¿Te cuesta más llegar a las notas más altas en castellano que en inglés? Y ¿por qué llega este cambio tras 20 años de hacerlo en inglés?

Una frase, que me la dijo Pere Gené de Lone Star: «Lo que hacéis es cojonudo, pero si lo hicieseis en castellano sería único». Ok, dicho y hecho. Al final, que suene bien y sea original es lo único relevante. ¿El idioma? Bueno, creo que los angloparlantes se alegrarán de no oír estropicios en su lengua.

Por primera vez tenéis el apoyo de un sello discográfico independiente, que está apostando por una escena nacional que mantiene la filosofía rock por encima de otras líneas más tendenciosas o alejadas del postulado clásico con el que hemos crecido. ¿Qué sensaciones recoges estando en un entorno que te comprende y con el que te identificas? ¿Qué cambios has notado respecto al “do it yourself” de toda vuestra trayectoria?

Estar en un sello te da exposición. Alguien que quiera comprar, no sé, el disco de los Kleejoss, puede llegar al nuestro sólo por ver el resto del catalogo. Es una retroalimentación. Además, los chicos de Milana tienen ganas de hacer cosas (acaban de empezar) y nos libran de un montón de faena que antes hacíamos nosotros: ese trabajo sucio que nunca se ve.

Siguen los riffs y la contundencia de la base rítmica de la banda. Siempre se os asocia con el rock clásico en general, con Thin Lizzy, The Who y Jimi Hendrix como referencias, pero encuentro que el sonido se ha endurecido ligeramente en detrimento de un sonido más clásico. ¿Es fruto de los acontencimientos que nos han rodeado en los dos últimos años? Incluso en el “El Ojo que todo lo ve” sale vuestra parte más heavy, ¿me equivoco? 

No veo nada de heavy en lo que hacemos, y no porque me produzca rechazo. Tocamos rock intenso y alto, del mismo modo que lo hacían o lo hacen The Who, MC5 o Van Halen. Hay una serie de riffs y patrones de batería que se asocian al heavy, pero ¿dónde los ves aquí? ¿En el «Ojo…? Joder, eso es Arthur Brown y Kevin Coyne.

¿Destacarías alguna diferencia estilística en lo musical respecto  a “It Better be good” donde habían muchas más variantes y donde creo que esas referencias que mencionaba antes eran más patentes?

Es pura evolución. Y, como siempre, la paleta de colores y sonidos es amplia. Hay que tener paciencia con ciertas obras.

Innegable la capacidad que la banda siempre encuentra en producir singles que se convierten en himnos en los conciertos. En este caso, “Victoria” alcanza ese status con mucha diferencia como también supuso “Nights Squirrels” en “Better”a la vez que cierra del álbum de forma optimista. ¿Era esa la sensación que querías dejar cuando el disco acaba? ¿Cómo te sientes cuando sabes que un tema funciona y lo interpretas en directo?

Como bien dices, hay canciones que desde su primera encarnación son candidatas a funcionar en el directo. Pero no es una norma escrita. A veces no sucede y te sientes estúpido.

Como compañero en la redacción de esta revista y parte importante de la misma desde el año 2007, queremos hacerte una serie de preguntas al respecto: ¿cuál es tu visión sobre el periodismo musical actual? ¿te gusta leer artículos en formato digital? ¿te sientes mejor publicando en papel o digital? ¿te sientes igual de motivado que cuando empezaste hace más de 25 años escribiendo en otro medio? ¿Coincides en que el responsable de redacción de Ruta 66 es el tío más enrrollado del mundo y te trata como te mereces?

No me gusta cómo funciona actualmente el periodismo musical. Hay gente interesante, pero en general no me identifico con la mayoría. Hay demasiada decencia y poco canalleo. Muy poca gente tiene el valor de cargarse algo si lo merece, sobre todo si la banda o el artista son de cercanías. Tampoco entiendo que alguien pueda hacer 20 críticas de discos en un mismo mes. De ahí que se profundice poco y todo parezca superficial. Siento que antaño había críticos más fiables en su criterio y los que quedan de entonces, ya no escriben tanto.

Respecto a lo digital, es el signo de los tiempos y hay buenas entrevistas rulando por redes. Lo cual siempre está bien, porque en un momento de sopor puedes leer desde el móvil si no hay una revista o un libro a mano. Personalmente, no me desagrada publicar en digital, porque parece que llega a más gente. Y seamos sensatos, uno escribe para que le lean. Odio, por otra parte, que esos escritos se pierdan con el paso del tiempo. El papel es eterno, siempre a disposición de quien quiera leerlo si colecciona revistas.

En cuanto a la motivación, pues bien, la vida son rachas y actualmente estoy en muchas cosas al mismo tiempo. Siento que un día voy a reventar por los aires. Pero sí, más o menos la pasión es la misma que siempre.

 

Texto: Daniel Miralles

Fotos: Christian Bertolo

 

 

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