Encuentros

Santiago la Barca, aires de los sesenta soplando en tiempos revueltos

 

Hoy sale a la venta el álbum de debut del grupo asturiano Santiago la Barca, un disco homónimo compuesto por doce canciones, cada una de ellas dotadas de una calidez y un estilo especial, un recorrido por las historias cotidianas vividas y plasmadas en letra y música por sus componentes Santiago Fernández y David González, asturianos de la zona de Avilés, y antiguos componentes del grupo Autoescuela.

Para este nuevo viaje musical se han acompañado de Edu G.Alfonso y Edgar para hacerse cargo de la sección rítmica del grupo, de Ivana a los teclados y de Fernando, multi instrumentista dispuesto a echar una mano donde se le necesite. Corren buenos tiempos para la emergente escena actual de la música asturiana:

Está a punto de salir al mercado vuestro primer trabajo: ¿cómo vivís las horas previas al lanzamiento?

Con tranquilidad, supongo. Al ya haber salido unas cuantas canciones de adelanto ya estamos bastante curados de espantos con lo de la posible recepción de las canciones. Sacas un disco y lo que haces es, básicamente, lanzar un barco al mar de internet y ver cómo los números bailan en tu cuenta de Spotify. No tiene mucho romanticismo.

El álbum lo componen doce canciones que evocan desde la amistad, al amor neurótico, pasando por la nostalgia del emigrante y la desazón por las miserias del paso a la madurez: es un abanico muy amplio de temas y muy dispar al alcance de todos los públicos, ¿verdad?

Estoy muy orgulloso del abanico de referencias que aparecen en el disco, estoy prácticamente seguro de que es la primera vez que Rosa Villacastín, Tony Hawk, el hermano de Santi Cazorla y los Built to Spill conviven en algún tipo de artefacto. No sé si es para todos los públicos, pero desde luego es el mundo tal y como lo veo yo.

 

Vuestras influencias van desde Bob Dylan hasta Vainica Doble pasando por Sisa o John Cale entre otros. Es mucha música y muy dispar en el estilo y en el tiempo: ¿aporta algo tanta diversidad a vuestro álbum?

Bueno, creo que esos cuatro artistas que mencionas comparten bastantes elementos musicales y líricos (en el caso de Sisa y Bob Dylan muchísimos), y todos ellos tuvieron su ¿mejor etapa creativa? entre el 65 y el 76, más o menos. Creo que este disco combina una manera de entender las canciones muy de esa época con una sensibilidad del presente, o algo así. No solo escucho esa música, aunque esa música me apasione.

Aunque la forma de hacer y entender la música ha cambiado radicalmente en los últimos años la necesidad de definirse dentro de un estilo parece que sigue estando  presente: ¿vosotros os encasilláis en un estilo concreto o varía en función de vuestras necesidades?

Yo creo que hoy en día encasillarse voluntariamente en un estilo tiene algo casi de llevar la contraria a los tiempos. Ya no existe prácticamente el componente tribal en la música que fue dominante hasta finales de los 90, y la mayor parte de artistas jóvenes sacan referencias asociadas a varios géneros sin miedo (para bien o para mal). Cecilio G puede sacar un EP de punk guarro a lo Eskorbuto, Ghouljaboy puede saltar del trap al pop de guitarras, Otro pasa de la electrónica experimental a algo que en los 90 se hubiera definido como post-rock… Incluso las figuras más mainstream o populares, tipo Rosalía o C.Tangana, a nadie le sorprende que hoy saquen una bachata, mañana algo de electrónica rollo Arca y pasado un tema de flamenquito pop. Mi idea en Santiago la Barca era canalizar cierta música que me gusta de los 60 y los 70 y que es más bien de raíz rock y orgánica, y desarrollarla con una formación de grupo de rock. Yo no sé si mañana voy a estar haciendo polkas o death metal. La vida me golpea constantemente y me defiendo como buenamente puedo.

¿Cómo veis el panorama actual de la música en Asturias, no sólo a nivel de bandas, sino también de infraestructuras, de apoyos, de locales para poder tocar y conciertos para poder daros a conocer

Creo que Asturias tiene un problema de raíz con la dependencia de lo institucional para dar conciertos que se ha agravado mucho con todas las restricciones del Covid. Un exceso de conciertos gratuitos organizados o financiados por las instituciones públicas (directa o indirectamente) lleva a que a las iniciativas auto gestionadas les cueste mucho más tener un público, básicamente porque la gente se acostumbra a no pagar una entrada, aunque sea por un precio casi simbólico. Hay salas fantásticas (La Salvaje, el Gong y Lata de Zinc, en Oviedo, la sala Acapulco en Gijón, por ejemplo. Echo de menos, eso sí, un sitio de naturaleza más autogestionaria y cooperativa, tipo lo que puedan ser La Residencia en Valencia o el Liceo Mutante en Pontevedra. Creo que de ese tipo de locales salen iniciativas mucho más interesantes que cualquier movida mediada por concejalías de cultura y ayuntamientos. De cualquier forma y en cualquier entorno siempre sobreviven proyectos interesantes: From, Viuda, Los Gatos de Chernobyl, Dragonauta, Croma Nueve, Presa, Moose, Casetes o Vialdela hacen cosas muy variadas y que merece la pena escuchar.

Asturias vio nacer a numerosos grupos en la época de la Movida, formaciones de mucha calidad que abrieron el camino a los que llegaron después. Nombres como Los Locos , Salón Dadá, Modas Clandestinas o el caso de Ilegales que pronto cumplirán cuarenta años encima de los escenarios: ¿es impensable, en estos tiempos, plantearse un panorama a tan largo plazo?

En Asturias siempre ha habido grupos, antes de Ilegales estaban los Stukas, los Archiduques, Crack, Asturcón o Cholo Boix y los Marimba Punto Azul. Es verdad que el caso de Ilegales (junto con el de Nacho Vegas para la generación posterior) ha sido el de un mayor éxito prolongado en el tiempo. Bueno, también estarían Melendi y Victor Manuel. Yo no puedo plantearme nada a muy largo plazo: vivo con un miedo permanente al apocalipsis. Jorge Ilegal posiblemente quiera (y pueda) derrotar el apocalipsis a puñetazos y cazar osos pardos desnudo a mordiscos. Supongo que así uno se puede plantear panoramas a muy largo plazo. Yo tengo aspiraciones muy cortoplacistas y descargo serotonina con cosas muy sencillas, como el canal de Sezar Blue en youtube.

Vivimos tiempos de inmediatez, de comida rápida y éxitos efímeros: ¿qué le está pasando a la música a vuestro entender?

Siempre ha habido éxitos efímeros, creo. Hay muchos debates abiertos sobre la forma en la que consumimos música, sobre cómo spotify y youtube nos guían a escuchar cierta música, y cómo hacen un reparto monetario más bien injusto. Me gustaría que hubiera otros canales efectivos para distribuir música y que no todo pasara todo el puto rato por macroempresas de Silicon Valley. También me gustaría que hubiera más gente en el underground que no entienda este como un medio hacia un triunfo futuro sino como un fin en si mismo. Pero a la música en si, a la creación musical, no creo que le pase nada en concreto, al menos nada malo. La gente sigue haciendo cosas buenas y cosas que son una mierda como un campanario.

¿Tenéis en mente hacer gira y daros a conocer en el resto de España con este trabajo?

Tenemos ganas de tocar en sitios, ver mundo y comer sándwiches de máquina. Yo soy feliz con poco.

Texto: Toño Suárez

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