Basado en hechos reales marca una reinvención del grupo de Ferrolterra, Quant, después de cerca de 20 años de actividad, tanto a nivel de sonido, como de idioma y de forma de hacer las cosas. No solamente en sus grabaciones y ediciones, sino también a la hora de llevar esas canciones al escenario y poder presentarlas con solvencia siendo ahora solo dos personas. Hablamos con Óscar Quanta de esta nueva etapa de la banda.
¿Sería esto un renacimiento de la banda, como si se tratase de un nuevo grupo, aunque conserve el nombre?
– Podría decirse que sí. No renegamos de nuestras anteriores canciones pero como grupo necesitábamos romper esa dinámica de hacer un disco de power pop clásico y no ser capaces (por logística, por no encontrar la banda adecuada o por otras mil razones…) de llevar esas canciones al directo como realmente las imaginábamos. Editamos el anterior disco en el peor momento comercial posible, en pleno confinamiento, lo cual impidió presentarlo en directo y que el disco tuviese el recorrido que creíamos que merecía. Irónicamente, ese periodo en nuestras casas, con tiempo libre, nos dio la oportunidad de experimentar y tratar de encontrar esta nueva vía, este cambio. Empezamos a trabajar con nuevos ritmos, a componer más intensamente en castellano y ya, desde el período de composición, empezar a pensar que seríamos dos personas en el escenario y que esas mismas canciones ya serían grabadas con eso en mente.
En ese caso, ¿a qué se debe el impulso de dar ese golpe de timón?
– Ya desde el disco anterior percibimos falta de interés y cierto cansancio entre el escasísimo público que tenemos. Necesitábamos un cambio, ya que seguíamos teniendo la necesidad de seguir creando canciones, sentíamos que aún teníamos cosas que decir, pero precisábamos un nuevo método, una nueva vía de expresión. Es una reacción natural para evitar el estancamiento como grupo. Llevamos veinte años… Era el momento idóneo.
¿Con qué elementos trabajasteis en esta ocasión que Quant no hubiese utilizado antes de la misma manera?
– El grueso del repertorio de Quant siempre ha sido en inglés, pero ya desde los primeros discos siempre hemos incluido canciones en otros idiomas. Queríamos explorar esa vía, que a su vez nos permite ser mucho más directos y sinceros. Empleando el castellano (o gallego) nos sentimos más nosotros mismos. Personalmente, creo que ha sido una larga evolución como letrista. Desde nuestras primeras canciones en las que hablábamos de ir a la playa y hacer surf (cuando odio la playa y nunca he practicado ese deporte) hasta este disco en el que trato directamente y de la forma más sincera (y espero que emocionante) posible mis obsesiones, penas y algunas alegrías propias de mi edad y vida.
¿Se necesita mucho tiempo para llegar a dar con nuevas vías de expresión para el grupo? ¿Hubo mucho trabajo previo?
– Muchísimo ensayo/error. Muchas ideas descartadas ya que no buscábamos el típico sonido power pop que se asocia a Quant. Hubo mucha experimentación con nuevos ritmos y sintetizadores. Y como decía, a nivel lírico, una búsqueda intensa para encontrar una voz propia que expresase lo que queríamos contar sin caer en tópicos, rimas fáciles o maniqueísmos sentimentales. Este disco contiene las letras más personales y sinceras que he hecho nunca. Pornografía sentimental.
¿Tuvo que ver en esto una canción como “Ferrol está ardiendo” de vuestro anterior disco o el cambio hubiera llegado igual de no haberla grabado antes?
– Es algo sobre lo que he pensado. Esa canción, dejando al lado su calidad musical, fue compuesta para motivar una reacción al oyente (sobre todo al ferrolan@). Ese mensaje tan concreto y provocador necesitaba ser claro y conciso y no debía perderse en un idioma extranjero. Vi claramente que tenía que ser en castellano si quería conseguir esa respuesta por parte de quien la escuchase. Es uno de los temas que más llaman la atención de nuestro repertorio… Todo el mundo tiene una relación de amor/odio con la ciudad donde ha crecido y reside, pero esta canción únicamente trata del odio que trata de ocultarse a nuestros turistas.
Por cierto, esa canción aparece en un documental titulado Bienvenido Mr. Bansky que no hemos podido ver y que habla de una posible intervención de Bansky en Ferrol. ¿Qué nos puedes contar de él y en qué secuencia aparece la canción?
– La comedia del año. La han dirigido los chicos de la productora Cuerda Floja, con los que llevo intentando colaborar hace mucho tiempo pero nunca me he atrevido a proponerles algo concreto. Me alegré mucho cuando me propusieron incluir el tema en la banda sonora y que, finalmente, esta colaboración se diese de una forma tan natural. Lo primero que pensé fue “Si tienen las agallas de incluir una canción así, es que la película no va a rendir cuentas a nadie, ni dependerá de subvenciones o ayudas”. Unos valientes l@s chic@s de Cuerda Floja. En Ferrol existe una kafkiana polémica acerca de autoría de un mural de arte urbano supuestamente atribuido a Banksy. Esta circunstancia se cita en la canción, era idónea para cerrar la película, la cual vi en su primera proyección y no paré de reírme desde la primera secuencia.
¿Cuánto de autobiográficas tienen estas canciones? “La gran depresión”, por ejemplo, apunta en ese sentido.
– Sí. Complicado responder sin destripar demasiado la letra, ya que a cualquier oyente puede remitirle a otra cosa totalmente distinta y ser igualmente válido. Pero digamos que explora una etapa oscura de hace algunos años. Una revelación y un hallazgo componerla, ya que esta canción, en concreto, marcó el tono, la forma y el fondo para muchas otras incluidas en el disco.
¿Lo parece porque ahora cantas en castellano o porque realmente hablan más ahora de temas más personales, en los que se reflejan tus experiencias?
– Escucho mucho tipo de música y últimamente me he dado cuenta que apenas distingo entre únicamente dos estilos de música. La sincera, emocionante y verdadera… y la otra. Yo buscaba la sinceridad absoluta que te lleva directamente a la emoción, a la identificación con obsesiones ajenas y finalmente a la apelación a una generación de cuarentones en la que casi todos hemos pasado por experiencias vitales parecidas, tanto a nivel personal, social o político.
“Hola sorpresa, esta es mi vida” incide también en esa senda, aunque das unas imágenes que tú conoces pero que los demás no podemos ver.
– Es un ejemplo de todo esto. En intentar que lo más personal de mi vida se convierta en algo interesante para los demás. Pero sin caer en el egocentrismo ni en la pedantería. En esa canción describo las circunstancias, objetos o lugares más cercanos para mí en ese preciso momento. Y mira directamente a los ojos del oyente, incluso pronunciando mi nombre al final de la canción. Esta es mi vida, para bien o para mal.
“El día de hacer las cosas bien” menciona algunos locales de tu ciudad, Ferrol. El homenaje a esos pequeños locales y lugares donde en ocasiones también hay conciertos en directo no puede ser más claro, ¿no?
– Sí, narra un día (posiblemente un viernes) desde que me levanto hasta que me acuesto y los errados intentos de conseguir que ese mismo día todo salga bien, aprovechar el tiempo y hacer algo productivo… Pero las cosas no acaban saliendo como se esperaba, en ese sentido.
“El baile del pánico y la ansiedad”, por ejemplo, está realmente conseguida. Ese blues sucio y eléctrico recuerda a bandas como The Kills o, más atrás, The Cramps. ¿Qué referentes teníais en este caso al entrar a grabar, qué es lo que escuchabais?
– Esa canción está construida alrededor de un sampler de un tema de R.L Burnside de un disco que me gusta mucho, Came on In, volcándole encima el riff más clásico del rockabilly (utilizado en un millón de canciones) añadiéndole suciedad, un bajo funky y una idea de la letra robada de unos versos de Eels da como resultado nuestra particular danza que equilibra “los tres lados de la pirámide de la salud”.
Aseguras que las canciones de este disco toman ideas robadas a Steve Wynn, Todo el Largo Verano, R.L. Burnside, Sex Bob-Omb, The Jesus and Mary Chain, Wilco, Phil Spector, Evan Dando, The Purge, Henry David Thoreau, Hanna Barbera, Víctor Jara y Hal Ashby. Para situar el disco, las referencias están muy bien. Pero, ¿podrías concretar alguno de esos ‘préstamos’ en concreto?
– Hemos robado ideas de todos esos artistas, ya sea sampleándolos directamente, apropiándonos de versos o ideas de sus letras o usurpándoles ruedas de acordes que hemos convertido en algo totalmente distinto. Creemos que la creación, la composición y, principalmente, la producción de sonido está directamente relacionada con lo que escuchas y absorbes, pero sobre todo a quién escoges para admirar y finalmente imitar. La gracia es encontrar la forma de conseguir esto de forma natural y de manera no evidente. De tal forma que muchas veces, pasado el tiempo, olvido de donde he recogido esa idea e incluso… a veces… ¡resulta que es únicamente mía!
En este disco está Alberto Amigo, de Todo el Largo Verano, así que en este caso, más que robo sería compartir algo, ¿no? ¿Qué aportación ha tenido él en la grabación?
– Alberto y yo, con algunas intermitencias, llevamos tocando y colaborando juntos más de dieciséis años, desde los primerísimos conciertos de Quant, además de ser un gran diseñador de muchos de nuestros propios discos (véase la espectacular última portada hecha a mano alzada). Es un excelente bajista y tiene un talento natural para las armonías vocales, que siempre han sido seña de identidad en el grupo. Los dos hemos trabajado mucho a nivel conceptual para que poder llevar estas canciones al directo. Sintetizadores, guitarras, bajo, cajas de ritmos, theremin, percusiones, armónica… Estamos muy atareados sobre el escenario.
¿Y en qué canción en concreto estaría ese puente entre los dos grupos?
– Me encanta una canción suya que se titula “Nueva declaración de intenciones”, le he robado dos versos sin permiso y con nocturnidad. Creo que era Tom Waits que decía que una canción es como un huevo, contiene otro huevo, que a su vez contiene otro huevo… Pues la mía es el huevo que contenía la canción de Alberto.
Estas canciones parecen estar pensadas para el directo. No sé si haber sido compuestas y grabadas en pandemia se traduce en esas ganas de tocar y prepararlas para ello.
– Es el principal objetivo Quántico en estos momentos: tocar en directo lo máximo posible. Nos morimos de ganas de ir al mayor número de lugares posibles, especialmente fuera de Ferrol. Este nuevo formato nos permite movernos con comodidad y, simplemente, necesitamos tres metros cuadrados para desplegar nuestro arsenal. Tenemos algunas fechas programadas, ¡pero queremos más! Donde sea, cuando sea y con quien sea.
¿Qué expectativas tiene el grupo con este disco y adónde os gustaría llegar?
– Mira, siguiendo la tónica de sinceridad tanto del disco como de esta entrevista, voy a responder muy directamente. Somos conscientes de que la música que hacemos no tiene una aceptación comercial ni un gran recorrido en medios ni festivales. Ya no buscamos el falso glamour o relevancia social que te proporciona tener un grupo, un sello discográfico o pinchar en un bar. Pero sí buscamos seguir pasándolo bien y disfrutar del hecho de grabar una canción y dar un buen concierto, conocer gente interesante y lugares chulos, porque es lo que más felices nos hace en el mundo. Y, al fin y al cabo, es nuestra vía de escape del sistema, nuestro refugio y nuestra tabla de salvación. Lo cual no significa que no seamos ambiciosos, ni nos tomemos en serio todo esto.
El disco está grabado en Sausalito, así que el estudio sigue funcionando. ¿Cuáles han sido tus últimas grabaciones ahí?
– He grabado una canción a Bule, un grupo de Pontedeume, que se incluirá en un E.P. compartido. El estudio casero está abierto para todo aquel a quien pueda echar una mano. Me encanta grabar a otros grupos.
¿En qué momento se encuentran hoy los otros proyectos: SkyhookS y Weather Underground?
– SkyhookS estamos grabando -¡por fin!- nuestro primer disco. Será un álbum muy especial, yo diría que único, ya que como sabes, el grupo se sustenta en la loca idea de que todas nuestras canciones tratan sobre baloncesto. Así que será conceptual y girará alrededor de este deporte. Weather Underground duerme plácidamente una larga siesta de la que no sé si despertará algún día.
Por cierto, ¿cómo funcionó el libro Bailando sobre el parqué? ¿Alguna situación curiosa tras su edición?
– Una experiencia increíble, ya que todas las presentaciones del libro funcionaron muy bien. Hicimos una pequeña gira dónde tocábamos en acústico canciones de SkyhookS y comentábamos anécdotas y pasajes del libro, el cual trata de establecer conexiones entre dos mundos aparentemente tan dispares como la música y el baloncesto. Todo aquello me sirvió para darme cuenta de que me encanta escribir y ojalá encuentre la forma de darle continuidad a aquella experiencia. Barajo algunas ideas pero todavía nada en concreto.
Por último, ¿hasta dónde ha llegado la broma privada esa de que Quant es el cuarto mejor grupo de la comarca Ferrolterra?
– No es una broma, es el resultado científico, empírico, testado y probado, basado en estadísticas exactas del censo oficial de grupos pop de Ferrolterra. Calculamos que en unos meses podremos avanzar en la clasificación.
Texto: Xavier Valiño