No hay duda de que Billy Bragg se lo ha tomado con calma. Catorce discos desde 1983, contando las dos Mermaid Avenues junto a Wilco, recopilatorios y directos, hacen que este, sea tan solo su décimo trabajo en estudio desde que iniciara carrera en 1983. Además, el tiempo todo lo cambia. Bragg ya no es exclusivamente ese cantautor que se erigía cual Woody Guthrie del pop como máxima voz de la clase obrera. Poco a poco, sus discos fueron adquiriendo otras temáticas, siempre sin abandonar del todo la lucha social. The Million Things That Never Happened, producido por Romeo Stodart y Dave Izumi, es probablemente la culminación de ese proceso que lo ha llevado, especialmente, a la introspección. Y eso que la cosa se abre con «Should Have Seen It Coming» que, a pesar de que el disco se haya publicitado con la coña habitual como el primer álbum de blues post pandémico, podría hablar del maldito virus, pero también del Brexit, Trump, o la situación en Corea. El resto, con la honestidad habitual, y alguna que otra colleja política transita por temas como la ansiedad de la situación que hemos vivido y como eso ha afectado a nuestras vidas con su también recurrente acierto en las melodías. Quizá ya no sea el tirador certero que era antes, y reserva sus disparos con inteligencia para cuando la ocasión lo requiere. En todo caso, sigue facturando muy buenos discos.
Eduardo Izquierdo
