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Antonio Arias – Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid)

 

Antonio Arias, el hombre de negro que canta a las estrellas, presenta en directo Hello Earth! un viaje musical por los poemas del astronauta Alfred Worden.

El pasado 9 de octubre y ante unas 200 personas, Antonio Arias presentó su reciente trabajo Hola Tierra / Hello Earth de Alfred Worden (Multiverso IV) (Chesapik) en el campus de Serrano del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid. Lo hizo bajo las imponentes columnas del edificio Central de dicha institución que tan popular se han hecho desde que los responsables de La Casa de Papel las eligieran para rodar uno de los capítulos de la popular serie. En una velada deliciosa al aire libre el artista andaluz desgranó los temas que componen su último trabajo, en el que ha puesto música a los poemas que el astronauta estadounidense escribió a su regreso a La Tierra tras participar en la expedición realizada por el Apollo 15. Noche de poesía y guitarras, de rock planeador con la mirada puesta en La Luna y en los sentimientos de quien volvió de un viaje orbitando a su alrededor.

El acto se inició con un recital de los poemas en unas pantallas integradas en el escenario con el Geoparque de Granada de fondo. El tiempo para la música llegó con la aparición de la banda en formato de dos guitarras, bajo, batería más teclado (apoyado en momentos concretos por un theremin). Para entonces ya se había hecho de noche, quedando el espacio entre las columnas y las escaleras del edificio a merced de los focos de distintos colores. Tuvo la velada algo de mágico, por el asalto civilizado pero heterodoxo de un lugar que, a pesar de no estar concebido para demostraciones semejantes, se adaptó a las mil maravillas para la ocasión. Un esfuerzo de la música en directo por inmiscuirse en donde sea ansiosa por recuperar cuanto antes la normalidad tras la pandemia.

Junto a la banda subió Anni B. Sweet que aportó su voz en los temas «Hola Tierra» y «Flotando», que abren y cierran, respectivamente, la cara A del disco. Su participación, dice Arias, era ideal para la naturaleza bilingüe del proyecto, materializando además de una vez por todas, con algo más que unos simples coros, la continua labor de colaboración que mantienen los dos músicos.

La elección del emplazamiento no ha sido fortuita, sino que responde a la estrecha colaboración que el artista granadino ha venido manteniendo con varios centros e institutos del CSIC para la elaboración de sus Multiversos a lo largo de su ya dilatada carrera en solitario. En todos ellos ha dado rienda suelta a las inquietudes que desde siempre le han generado la ciencia ficción o la contemplación del “mismo cielo azul”. Este afán se ha visto retroalimentado convenientemente con la comunicación que desde tiempo atrás mantiene con José Antonio Caballero, astrofísico miembro del Centro de Astrobiología del CSIC-INTA, responsable, tanto de proyectos interdisciplinares de divulgación de ciencia y música, como de que Antonio Arias haya participado en más de una ocasión con su arte en eventos y congresos científicos. Si bien el músico andaluz ya había recurrido antes al mismísimo Pedro Duque en incursiones previas en el mundo de la ciencia de los astros con su grupo Lagartija Nick – véase el tema «Newton (Espacio1999)» del disco Lagartija Nick (Zero Records, 1999)- es precisamente con la “astromúsica” que comienza a cultivar junto a José Antonio Caballero, con la que inicia en 2009 su producción en solitario. El estreno de la misma tendría lugar con un disco, Multiverso (Recordings from the other Side, 2009), que presentaría en diciembre de ese año en el Palacio de Congresos de Granada cerrando el Año Internacional de Astronomía tras la conferencia que dio el Premio Nobel de Física de 1979, Robert Woodrow Wilson.

El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) era el encargado de coordinar a nivel nacional la celebración de dicho año, e inicia desde entonces una colaboración con Antonio Arias que incluye por ejemplo, la clausura de La Noche de los Investigadores de la ciudad andaluza en 2015, participando junto a un elenco de astrónomos y poetas con un concierto que giraba en torno a Aniara, poema épico de ciencia ficción del premio Nobel sueco Harry Martinson».

Viene marcada la colaboración por tener presente “siempre la mezcla de la astrofísica, música y poesía”, nos señala Emilio José García Gómez-Caro del Área de Comunicación y Cultura Científica del IAA, instituto que se gana a pulso así su condición de “NASA del Zaidín” para Antonio Arias. El instituto andaluz se convierte entonces en el “referente del contenido científico en los diferentes aspectos de los que consta Hello Earth!” completando así el que brinda el Instituto Cervantes a toda la parte poética. A juicio del propio músico es entonces cuando el proyecto puede llegar a cristalizar en diferentes formatos. Por un lado, la vicedirectora del IAA participa activamente en la elaboración de un documental y en eventos y presentaciones del libro que se publica, como en la pasada Feria del Libro de Granada. A todo ello se añade el que uno de sus investigadores, Daniel Guirado, es músico, componente de los grupos Ana Lógica, Pajaro Jack o Cosas que hacen BUM!: “Ha sido pieza clave del proyecto al servir de puente entre el lado de la música y el de la ciencia”, certifica Emilio José García Gómez-Caro.

Si uno de los primeros conciertos de presentación del disco fue el mismo Observatorio de Calar Alto, gestionado científicamente por el IAA, el CSIC no ha querido dejar pasar la ocasión de ofrecer su mismo centro neurálgico en la madrileña calle de Serrano como escenario para una nueva actuación: “En el último tiempo, el CSIC está apostando porque su campus central se convierta en un espacio de encuentro entre ciencia y sociedad así que la idea de organizar un concierto en la emblemática escalinata del Consejo casaba perfectamente con esta apuesta. A la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, también le pareció una buena idea, así que decidimos lanzarnos a esta pequeña aventura”, cuenta sin ocultar su satisfacción Eduardo Actis del Área de Cultura Científica de la institución en Madrid.

El repertorio desplegado no se ciñó exclusivamente al Hello Earth! sino que hubo incursiones en Multiversos previos e incluso algún guiño a Lagartija Nick, lo que permite vislumbrar ciertos rasgos característicos del sonido del proyecto presente con respecto a entregas previas. “Este proyecto tiene algo más ‘astronaútico’ diferente de la astrofísica que apoyaba el resto” nos señala Antonio Arias. Es precisamente ésta la componente humana a la que se refirió el granadino durante su actuación, cuando remarcaba que de aquellas misiones al espacio fueron astronautas y militares y regresaron hippies y humanistas. Preguntado al respecto de las diferencias musicales, reconoce que la gestación en este caso se ha hecho desde posiciones distintas a las del Multiverso II, por ejemplo, donde la apuesta fue “más intimista, con un ejercicio de búsqueda de la luz desde la oscuridad”. Las primeras maquetas en inglés del proyecto actual se elaboran asesorado por el productor con el que trabaja (ni más ni menos que Youth, esto es, Martin Glover bajista original de Killing Joke y que ha militado en The Fireman junto a Paul McCartney), con la vista puesta en The Dark Side of The Moon de Pink Floyd y el Sgt. Pepper’s Heart Club Band de The Beatles, que bien pudieran ser germen de la componente psicodélica y planeadora de muchos momentos del Hello Earth!

El haber contado con tan buena compañía para la producción del primer material, cuando aún no se disponía siquiera del permiso para poder utilizarlo fue, a juicio de Arias, una baza importante para que las negociaciones, primero con el propio Al Worden y luego con su familia, llegaran a buen puerto. Cuenta Antonio a quien esté interesado por la génesis del proyecto lo arduo de un proceso iniciado hace ya varios años cuando conoce de la mano de José Antonio Caballero de la existencia de los poemas. A la búsqueda del texto original, siguieron conversaciones con editoriales y finalmente con el propio autor que, aunque parece gratamente sorprendido por la maqueta que le manda el granadino, no terminó de dar el consentimiento expreso para su traducción al castellano y posterior edición. “El propio Al tenía un nieto que tocaba en un grupo de música”, nos cuenta, indicando así que no se podía descartar la posibilidad de que el estadounidense hubiera preferido que la musicalización de sus poemas quedara en casa. Como, por otro lado. no hay tampoco una negativa expresa, Antonio avisa a Worden de que, mientras se toma una decisión, él continuará con la labor iniciada. Cuando el ex astronauta muere en marzo de 2020, y tras dejar pasar el pertinente respetuoso silencio, el contacto se mantiene con los familiares, que dan gustosos finalmente la luz verde al proyecto.

Otra pieza importante de todo el proyecto ha sido Nore responsable de Chesapik, el sello que ha editado el vinilo tanto en castellano como en inglés. Antonio no oculta una mal disimulada sonrisa cuando se le pregunta por esta elección a la hora de poner el disco en la calle. El granadino apela a la amistad que les une desde hace tiempo. “Es de los pocos a los que puedo ‘engañar’ en estas empresas. Imagínate una multinacional a la que le vas con estas grabaciones cuando todavía no teníamos permiso alguno. Él sabe cómo trabajo y lo persistente que soy, que iba a terminar consiguiendo que me dieran el permiso”. Nore lo resume todo de forma concisa: “Bueno, llevamos trabajando juntos desde el 2005”.

Un proyecto más que interesante, un disco recomendable y un concierto delicioso. Antonio Arias no ha perdido la fascinación por seguir mirando al cielo y cantarle a los astros y las estrellas.

Texto: Tomás González Lezana

Fotos: Aurora Nogales Ruiz

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