Surrealismo y dadaísmo, pansofismo, paganismo y un montón más de ismos conforman el nuevo concepto (antes que disco) de Widukind, nom de guerre del músico berlinés Carsten Klatte, colaborador esporádico en bandas como Wolfsheim, Cassandra Complex o Project Pitchfork. Un “proyecto de arte”, en sus propias palabras, presentado en un libro-ensayo escrito en alemán, ilustrado por el propio autor y con un CD adjunto que, al fin y al cabo, es de lo que hemos venido a hablar.
Once canciones en las que este bárbaro ilustrado desgrana un folk de resonancias telúricas en sonoridad e instrumentación. Como un druida celta trasplantado al mundo digital, Klatte se pertrecha de instrumentos acústicos, flautas japonesas y árabes y percusiones de aquelarre en su voluntad de regresar a la Naturaleza en su noción más arcana. El resultado, rimbombante en cuanto a intención, no se aleja tampoco en demasía de postulados ya escuchados con anterioridad. Ya sea retrotrayéndonos a la vertiente medieval de algunas firmas progresivas setenteras, o avanzando hasta el neo folk de Death in June, Current 93 y demás majaretas, los trucos -brillantemente desplegados, sin duda- en We Do Kind se disfrutan con conciencia referencial, como un peldaño más en ese folk ocultista y hasta cierto punto hermético tan característico de nuestros vecinos del Norte, sean sajones o vikingos.
Una obra que tal vez no precise una ceremonia de escucha demasiado sofisticada, no hacen falta velas, sacrificios ni solsticios (aunque a nuestro protagonista posiblemente le agradaría), pero que sin duda alguna se disfrutará mucho más de cara a este otoño entrante. En una tarde gris y paseando por un parque o bosque enmoquetado con hojas anaranjadas, canciones como «How Dark is The Sun», «The People are Strange» o «Winter is Coming For Summer» a buen seguro se adecuarán con un plus de escenario. O al menos con más idoneidad que al borde de una piscina en agosto, cóctel en mano, como se le ocurrió al botarate que firma esto.
Eloy Pérez