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El mes de las murder ballads: UFO y «Diesel in the Dust», justicia popular, gasolina en el polvo…

Skidmore es una pequeña localidad del estado de Missouri, ya saben, esas poblaciones de la América profunda donde todos se conocen y donde la vida comunitaria, la iglesia y el bar son algunas de las pocas cosas con las que uno puede entretenerse y olvidar las duras tareas de la vida diaria. Bueno, eso si no se tiene a un toca cojones pendenciero y grandullón para animar el cotarro. Hablamos de Ken McElroy, un tipo enorme que tenía acojonado a todo bicho viviente empadronado allí. Incluidos la policía y los jueces.

Se le acusó de numerosos delitos, amenazas, robos, palizas, incendios, intentos de asesinato e incluso abusos de menores pero el tipo salía indemne de cualquier cita ante la justicia. Se decía que tenía contactos con la mafia pero lo que parece estar demostrado es que nadie quería testificar en su contra por el pánico que el tremendo muchachote desataba entre sus vecinos con lo que era prácticamente imposible probar sus fechorías.

A principios del verano de 1981 nuestro amigo Ken tuvo a bien descerrajarle un par de tiros de escopeta a Ernest Bowenkamp, un comerciante de la ciudad de setenta años. Apeló la condena y nada más salir bajo fianza empezó a acosar y amenazar al pobre hombre – que había sobrevivido de milagro- y a todo aquel que osara importunarle.

Ken McElroy un día que decidió portarse bien.

La situación era insostenible y todo hacía presagiar el desastre. Bien para unos o bien para otros. Pero a todo cerdo le llega su San Martín. El 10 de julio McElroy estaba apoyado en su camioneta y fue tiroteado en plena calle recibiendo disparos de al menos dos armas diferentes ante unas sesenta personas. Absolutamente todos y cada uno de los presentes afirmaron no haber visto nada ante las preguntas de la policía, con lo que fue imposible identificar a los tiradores. A día de hoy el incidente sigue abierto, no hay ningún incriminado y el asunto es todo un ejemplo de justicia popular.

Los hard rockeros británicos UFO tuvieron a bien inspirarse libremente en tal acontecimiento para la letra de «Diesel in the Dust», canción contenida en su álbum Making Contact, editado a principios de 1983. En la misma Phil Moog da su particular visión del momento en que los habitantes dicen “hasta aquí hemos llegado”, poniendo fin a la vida del criminal, al que llaman Ted McKinley,  y al estado de pánico en que vivían.

Neil Carter, coautor del tema junto a Mogg, dijo sobre ella: “La ambientamos en la América profunda, campesinos que se toman la justicia por su propia mano. El tipo recibe disparos, se desploma al volante de su camioneta y todo lo que queda es ese olor a combustible en el polvo…“

Manel Celeiro

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