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El mes de las murder ballads: Érase una vez en Whitechapel. Coreando los desmanes de Jack el Destripador

Calígula, Erzsébet Báthory, Iván el Terrible, Vlad Tepes, Gilles de Rais, Thug Behram…a lo largo de la Historia no son pocos los psicópatas que han conseguido notoriedad puteando al prójimo a base de bien. Siglo tras siglo y mucho antes de que la figura del asesino en serie fuera reconocida como tal, una serie de personajes destacaron por su desmedida crueldad en épocas -para más inri- en las que ésta era el pan de cada día.

Pero, aunque la música popular en general -y el rock en particular- los han tratado a casi todos en alguna ocasión, ninguno como Jack el Destripador ha protagonizado tantas canciones. Canciones que por su temática y tratamiento encajan sin demasiados problemas en el género que nos ocupa: callejones y nocturnidad, víctimas femeninas indefensas y un tarado decimonónico con el cuchillo sediento de vísceras. La murder ballad al servicio de un personaje tan repulsivo como fascinante.

 

Y es que lejos del carácter genocida de los nombres citados al inicio de este texto, el viejo Jack elaboró su leyenda no tanto en base a la cantidad, como a la calidad de sus fechorías. Un asesino minorista en cuya piel se puso, por ejemplo y para empezar, un negro irlandés por todos conocido: «Killer on the Loose», lanzada como single en septiembre de 1980 e incluida en el elepé Chinatown, empieza con una referencia (Some people they call me Jack,

Some people they call me insane) que no admite muchas dudas al respecto. La canción entró arriba en listas tanto en el Reino Unido como en Irlanda, pese a la controversia causada en su momento al coincidir en el tiempo con los últimos asesinatos de Peter Sutcliffe, el llamado Destripador de Yorkshire, que llevaba un lustro largo dejando un reguero de sangre en el condado de marras.

 

 

 

 

Un par de años antes y en un registro no muy distinto al de Lynott y los suyos, John Miles también había tomado como referencia a nuestro protagonista en «Nice Man Jack». Pieza central en su álbum Zaragon (1978) e igualmente editada en siete pulgadas, la canción se estructura en tres partes (Kensington Gardens / Mitre Square / Harley Street) adoptando la teoría de que Jack era una persona de clase alta, tal vez incluso un médico relacionado con la realeza: Such a well-respected gentleman, Nice man Jack, so charming in his way.

Retrocediendo dos años más, hasta 1976, nos encontramos con una de las mejores y más famosas interpretaciones del mito por cortesía de Judas Priest. Y es que «The Ripper» lo tenía todo para convertirse en un clásico de su repertorio -y así fue-, empezando por esa cruda y directa narración en primera persona (I’m sly and I’m shameless, Nocturnal and nameless, Except for the Ripper, Or if you like Jack The Knife) y terminando por unos riffs que fueron indiscutible germen de la NWOBHM. Escrita por Glenn Tipton y publicada en marzo de 1976, sería el primer y único sencillo del extraordinario Sad Wings of Destiny.

Otro «The Ripper» aparecería años más tarde, firmado por Lita Ford en su cuarto álbum Stiletto (1990). Una canción de letra ambigua (y más mala que la tiña, dicho sea de paso) claramente inspirada en nuestro amigo, aun sin mencionarlo de forma explícita.

Out of the Abyss: Manilla Road: Amazon.es: CDs y vinilos}Pero ya que hemos entrado en el terreno de las cochambrosas rimas metálicas, ripios de juegos florales en primaria, sigamos adelante con el thrash de los canadienses Infernäl Mäjesty y su «Anthology of Death», penúltimo tema de su debut None Shall Defy (1987). Un año después, serían Manilla Road los que pondrían su power metal al servicio de «Whitechapel», canción que abría Out Of The Abyss. Una mención directa al distrito en cuestión, que también visitarían Fozzy en su álbum Happenstance (2002) con la inclusión de «Whitechapel 1888». Todo ello sin olvidarnos de la banda de Knoxville que se bautizaría como tal en 2006. Practicantes de un deathcore de esos que ralla el cerebro a base de bien, Whitechapel se presentarían en sociedad con The Somatic Defilement (2007), un álbum conceptual tan pasadísimo de rosca que trasciende de largo la leyenda londinense en la que supuestamente se inspira.

 

Más clásicos -o menos repugnantes al menos- dentro del metal extremo son los casos de Benediction y su «Down On Whores (Leave Them All For Dead)», primer tema de su quinto trabajo The Dreams You Dread (1995), así como el de Iced Earth, quienes también insertaron al personaje en la galería de monstruitos desplegada en Horror Show (2001) con el tema «Jack». Bastante originales fueron también Macabre, contubernio death/grind de Chicago, tratando el tema desde un enfoque epistolar en el «Jack The Ripper» inscrito en Murder Metal, su trabajo de 2003. Ah, y no nos vayamos a dejar en el tintero a Motörhead (cuarto tema en March Ör Die, 1992) ni al «Saucy Jack» de Spinal Tap, parte de su inacabado musical (risas) sobre el Destripador.

Volbeat - Seal The Deal & Let's Boogie | Ediciones | DiscogsSiguiendo con los sonidos potentes apunten también a los japoneses Sigh, firmantes de «In The Mind Of A Lunatic» -junto a King Fowley, de Deceiver- en 1999. Y a los daneses Volbeat, que en 2016 incluyeron en Seal The Deal & Let’s Boogie una de las más personales aproximaciones al universo que tratamos: «Mary Jane Kelly» toma el nombre de quien se cree que fue la quinta y última víctima de Jack el Destripador, y se centra tanto o más en la vida de la mujer, en lo que fue y pudo haber sido, que en su infortunado final.

Vayamos terminando la sección heavy, no obstante, con un par de atípicos ejemplos. El primero es nuevamente un álbum conceptual –From Hell ‎(2016)- a nombre de Patente de Corso, combo hard rockero patrio con más de quince años de trayectoria. El segundo -«Jack and The Ripper»- es un tema instrumental compuesto por Michael Kamen y grabado junto a The Los Angeles Rock and Roll Ensemble y el pirado de Buckethead para la banda sonora de Last Action Hero (1993). Ok, sí, no cuela como murder ballad si no tiene letra, pero por el título encaja y era lástima olvidarse de ella. Igual que lo sería dejarnos en el tintero el «Jack the Ripper» también instrumental de Link Wray And The Raymen, siete pulgadas editado por Rumble Records en 1961.

 

La que sí tiene letra, pero tampoco cuela mucho más allá del título es «Jack The Ripper» (1988) de LL Cool J: Jack the Ripper, a man, not a myth, A-k-a James Todd Smith, Hard like penitentiary Steel, Breaking necks while I flex my sex appeal. Verborrea y fanfarronería típicamente hiphoperas por las que LL se identifica a sí mismo como Jack el Destripador en esta réplica a Kool Moe Dee, que andaban a la greña estos dos por aquel entonces, se ve. En un estilo radicalmente distinto, Nick Cave también lo usó como excusa para titular el tema que cerraba Henry’s Dream (1992), enfermiza descripción de una relación tóxica llevada al extremo: I got a woman, She rules my house with an iron fist, She screams out Jack the Ripper, Every time I try to give that girl a kiss.

 

Beethoven Was Deaf: Morrissey: Amazon.es: CDs y vinilos}Hasta el momento nos hemos centrado en canciones que mayormente hablan de los crímenes del destripador, ya sea en primera o tercera persona, pero un par de bandas se atrevieron a especular con la muerte de este. A manos de una vampira en «I’m the Woman That Killed Jack the Ripper» (1998), cortesía de Scary Bitches y su horror rock de serie B y a manos de no se sabe bien quien en «The Death of Jack the Ripper» (1990), especie de venganza fantasmagórica -abrumadoramente tétrica en lo musical- ideada por The Legendary Pink Dots. En esos inicios de los noventa también aparecería el propio «Jack the Ripper» de Morrissey, primero como cara B en el single de «Certain People I Know» (1992) y al año siguiente en el directo Beethoven Was Deaf. Diez años más tarde My Chemical Romance la retomarían en vivo tanto para su EP promocional «Like Phantoms, Forever» como para la cara B del sencillo «Thank You For The Venom».

 

Llegados a este punto toca hablar, ahora sí, del «Jack the Ripper» original, clásico del garage 60’s. La canción más icónica -y versionada- de cuantas hayan hecho referencia al matarife victoriano. Escrita a ocho manos entre Clarence Stacy, su hermano Charles, Walter Haggin y Joe Simmons, sería Clarence el encargado de grabarla y editarla como single en 1961, en el sello Carol, aunque no sería hasta dos años después que conocería el éxito. Y lo haría en la voz del lunático de Screaming Lord Sutch, contando con Joe Meek como productor. Editada como sencillo por Decca, la canción tuvo una repercusión considerable al tiempo que la BBC -siempre tan preocupada por el bien de su audiencia- se apresuraba a censurarla.

 

 

 

 

Desde entonces, la canción ha conocido docenas de versiones. Imposible mencionarlas todas, pero vayámonos despidiendo con, al menos, las más significativas. En los sesenta -lógicamente- hubo una primera hornada: primero fueron Casey Jones & The Governors en su primer elepé Don’t Ha Ha (1964), seguidos por los holandeses The Phantoms (1965), que lo editaron como tercer single en su año de debut, y por The One Way Street (1967) en la cara b del sencillo «We All Love Peanut Butter».

The Beguiled – Gone Away (1988, Vinyl) - DiscogsDel revival garajero de los ochenta destaquemos a los canadienses The Gruesomes y su versión por partida doble (la original y también la de Link Wray) en el EP homónimo de 1985, y a los californianos The Beguiled, que la incluyeron en su primer trabajo Gone Away ‎(1988). Sin olvidarnos de los incombustibles Fuzztones, que la usaron para abrir Monster A-Go-Go (1992) ni de otros que siempre miraron con un ojo a los sesenta como The Revillos, extrayéndola como single de su álbum From The Freezer.

 

El nuevo milenio tampoco se olvidaría del tema. Solo empezar y desde Los Angeles, The Vice Principals presentaban su garage punk en sociedad con After School With… (2000), abriendo la cara A con ella. Poco después, en 2006, serían The Horrors quienes la convertirían en pieza importante de su primer repertorio, incluyéndola como cara B de su single de debut «Sheena Is a Parasite» así como en el EP homónimo, e incluso una tercera vez abriendo su álbum de debut, Strange House (2007). Y cerraremos el cupo, por el momento, de la mano de un nombre legendario en la escena psychobilly como es The Sharks, que la grabaron para su EP Songs From The Sarcophagus, un tributo a Screaming Lord Sutch editado tanto en siete como en diez pulgadas en 2011.

 

Eloy Pérez

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