Tercera entrega de los escoceses (cuarta si contamos el mini álbum Early Birds 2010-2012 editado el año pasado) para constatar que siguen siendo uno de los principales referentes en lo que hacen. Concebido en el verano de 2018, su gestación vino marcada especialmente por un espíritu colaborativo inédito en la banda. Si hasta entonces el peso compositivo había recaído mayormente en Justin Lumsden, voz y guitarra, en esta ocasión las aportaciones tanto a nivel de escritura como de arreglos se han repartido de forma mucho más amplia, dando como resultado su disco más colorido y diverso. Siempre dentro de un orden, claro está, y sin traspasar los límites de ese folk prog que tan bien han sabido siempre actualizar.
Las referencias continúan en su sitio, ya sea por el lado de Comus, Curved Air o los Tull más forestales, sea por la vertiente más accesible (o menos chiflada, digamos) de la panda de Canterbury. Pero con la mochila de influencias todo lo llena que se quiera, y sin renunciar a esos pequeños guiños excéntricos inherentes al estilo, Pageant Of Beasts suena, por encima de todo, a ellos mismos.
El bajo jazzístico de Martin Beer, las guitarras ácidas, las flautas y la habitual sección de metales funcionan y se complementan a la perfección, imprimiendo una pátina contemporánea a ese sonido de finales de los sesenta y principios de los setenta que cualquier aficionado al género reconoce al instante. Folk, rock, jazz y psicodelia puestos al día, para aquellos momentos en que nuestro corazoncito hippy despierta de su letargo, exigiendo una pequeña y rejuvenecida dosis de lo suyo. Y de regalo, aportaciones invitadas por parte de varios paisanos de Glasgow y alrededores, entre ellos Lavinia Blackwall y Mike Hastings, columna vertebral de los añorados Trembling Bells. Poco más se puede pedir, la verdad.
Eloy Pérez
