Ya tocaba presentación oficial de The Fish and The Net, el nuevo y magnífico disco de Steven Munar. Y lo hizo en doble sesión, ampliada la original en estos tiempos -todavía- de aforos reducidos, distanciamiento y ley seca. Sentaditos pues para el segundo pase, nos preparamos para la puesta de largo, en directo, de todas esas maravillas que jalonan el último trabajo de la Miracle Band, ampliada a sexteto para la ocasión. Y desde la primera sonrisa, el primer saludo y el primer acorde, aquello sonó a gloria. No esperábamos menos, también es cierto. Ya hace mucho que nuestro protagonista se ha sacudido de encima las referencias para construir su propia personalidad. Que sí, que vale. Que Bowie, Ayers, Byrne, los hermanos Davies y demás apellidos siempre estarán ahí, pero a día de hoy Munar es, sobre todo, Munar. Y eso, para un músico, siempre es una cima.
Por otro lado, su solvencia -y la de su banda- sobre las tablas viene refrendada por docenas de triunfos sobre las mismas, aunque siempre existe un resquicio de dubitativa expectación cuando el material acaba de salir de fábrica, como quien dice. Dudas disipadas a la primera de cambio: en cuanto sonó «Peach», ya vimos que el listón se ponía muy arriba, y de ahí no bajaría (subiría si acaso, puntualmente) en el cumplido repaso al álbum. Desde el groove disco funk de «Tell me Where I Belong», pasando por la marca de la casa en «She Talks about the Weather» o «The Sun and the Moon», el show demostró el gran, inspiradísimo momento en que se encuentra el músico anglo mallorquín.
No faltaron esporádicos picoteos al repertorio pretérito («Hear Me Calling You», «Lonely Hearts, Where do They Go?», «Time Traveller»), e incluso se permitieron, a modo de interludio, un bonito y desenfadado homenaje a Golpes Bajos versionando la clásica «Cena Recalentada». Todo hasta llegar al grand finale en forma de bis, convirtiendo «Hey, Hey, Hey (Re do it Again)» en una sabrosa jam, perfecto fin de fiesta al que solo le faltó un poco de lúpulo y permiso de las autoridades para el contoneo sin cortapisas. A la próxima, con suerte…
Eloy Pérez
