Encuentros

Wide Valley, paisajes eléctricos

Foto: Rick Costa

 

Alguien dijo una vez que la vida es una sucesión de nuevos comienzos. Y eso es lo que precisamente representa Wide Valley en la carrera del madrileño Juanjo González, que aliado junto a nombres como St. Woods, Rick Costa o Owl C, ha dado forma a este novedoso proyecto. Un recorrido que se inicia con un disco debut, «Blurry Times» (Great Canyon Records, 2021), que si bien está sustentado sobre la tradición sonora americana que descansa en las espalada de mitos del calibre de Dylan o Neil Young, igual de representativo resultan en su configuración bandas que responderían a las características de Wilco o My Morninng Jacket o sobre todo propuestas, como las de Kurt Vile o Jonathan Wilson, que sitúan el género en un terreno donde prima el aspecto ambiental o atmosférico.

 

El resultado es un puñado de suculentas canciones que bajo su poder evocador nos trasladan hacia escenarios musicales de variable ánimo, fiel reflejo de esa inestabilidad y confusión que está llamada a definir cada uno de los inevitables pasos que debemos emprender en nuestras vidas.

Lo primero de todo, y por conocer los orígenes de este proyecto, ¿cuándo, cómo y por qué te decides a dar vida a Wide Valley?

Wide Valley nace de la necesidad de continuar haciendo música tras un largo período de sequía. Durante tres años pensé que jamás volvería a componer una canción. No me reconocía en la música que había hecho hasta ese momento. Había perdido mi voz artística y sentí que debía conseguir una nueva. Y fue en ese esfuerzo por reinventarme cuando surgió el embrión de Wide Valley, un proyecto a priori en solitario pero que con el paso del tiempo ha ido recogiendo viajeros por el camino.

¿En ese sentido definirías Wide Valley como un proyecto personal o como una banda?

Wide Valley es un proyecto propio y autobiográfico que necesitaba una familia para cobrar vida.

Si usamos algún término global para definir vuestro sonido creo que debía ser el de «americana», esa forma de hacer sonar actualizada la música tradicional estadounidense y marcada por diversas influencias. ¿Consideras que tiene en vuestra propuesta más peso el respeto a la tradición o una manifestación más contemporánea de ella?

La música americana es sin duda la base que soporta el peso de nuestras canciones, pero nunca nos hemos planteado respetar sus formas y cánones como si fuéramos fieles de una religión. Creo que es la posibilidad de incorporar nuevos sonidos, arreglos y estructuras a este tipo de música popular lo que más nos llama más la atención, y es en esa experimentación donde nos sentimos más cómodos.

Foto: Marta Rodríguez

Tanto tú como los demás miembros de la banda venís de aventuras musicales con algunos puntos en común al estilo de Wide Valley pero sustancialmente diferentes, ¿cuánto aportan en el resultado final todos esos diversos perfiles?

Desde luego Wide Valley no sonaría así sin el carácter que le aporta el resto de la banda. Y aunque sin duda nos influimos entre nosotros, y no sólo por nuestra forma de tocar en las sesiones, sino también por las bandas que nos recomendamos y que nos inspiran, Wide Valley es en realidad un proyecto muy personal y subjetivo que mantiene la esencia del primer día, cuando decidí volver a componer canciones en solitario.

 ¿Las canciones que han dado como resultado este disco debut estaban escritas hace tiempo o las has compuesto pensando específicamente de cara a dar forma a este álbum?

«Blurry Times» es una selección de nueve canciones compuestas en periodos de tiempo dispares y separados entre sí. Por ejemplo, Under a Cold Rain no difiere mucho de una de las primeras demos que grabé en mi casa allá por el 2017. Y Broken Manuals, la canción con la que comienza el disco, la compuse y grabé tres meses antes de tenerlo terminado. La persona que ha escrito ambas a priori es la misma, pero a la vez ha cambiado mucho en estos cuatro años.

¿Es la variedad de tonos y matices musicales que hay en el disco, desde los más melódicos (Lonesome Train) a psicodélicos (Easy Rider) pasando por atmosféricos (Steps) o melancólicos (Holiday House), el reflejo de ese recorrido vital?

Durante estos últimos años me ha dado tiempo a pasar por los estados de ánimo más dispares, repletos de subidas y bajadas, y creo que un disco tan autobiográfico no podía serlo de otra forma sin reflejar esos picos. De ahí esa variedad y eclecticismo en el tono y atmósferas.

Instrumentalmente es un álbum muy trabajado, con diversas capas que ayudan a conseguir ese ambiente tan especial, ¿ha sido una grabación muy meticulosa y costosa y hasta qué punto ha tenido que ver la presencia de Brian Hunt en la producción para lograr ese resultado final?

Creo que ha sido una grabación muy detallista, poniendo el foco especialmente en los arreglos de guitarras, pero también en melodías y coros. Como era de esperar y con el abanico de posibilidades tan grande que ofrece El Invernadero, los días pasaban volando y nos faltaban horas para conseguir el sonido que ansiábamos.

Brian Hunt tiene gran parte de culpa del sonido del disco, sobre todo en la canción que le da nombre (Blurry Times). Nos ayudó a lavarle la cara a un tema que se nos atragantaba, y escuchando el resultado con perspectiva lleva su firma sin duda. El Invernadero es un estudio con personalidad y energías propias cuya atmósfera te influye lo quieras o no, y no podría estar dirigido por otras personas que no fueran Brian y Juandi. Grabar allí fue una de las experiencias más felices de mi vida.

Precisamente, sin desmerecer ningún otro aspecto, creo que el color de las guitarras es un elemento esencial en el desarrollo del disco , ¿ha sido un trabajo concebido para dar prioridad a ese instrumento?

Era una de las premisas, grabar un disco de guitarras. Darle a este maravilloso instrumento, en el que tanto me he refugiado, el reconocimiento que se merece y honrarlo ahora que parece que no pasa por su momento más popular.

Y en esa creación tan particular y evocadora de atmósferas, ¿a la hora de ponerte a componer una canción piensas a veces en imágenes, paisajes e incluso el lenguaje cinematográfico como paso previo a lo musical?

Absolutamente, analizando con perspectiva mi proceso creativo con este álbum creo que he encontrado más inspiración y el tono adecuado en las canciones gracias al lenguaje visual de fotógrafos como Alec Soth o Robert Adams. También en las instantáneas que voy tomando en mi cabeza mientras viajo en coche por alguna carretera desconocida y nueva para mí.

Entiendo que ese uso de los paisajes, de la naturaleza, en definitiva, del entorno, es un buen instrumento para poder utilizarlo como simbología a la hora de reflejar sentimientos personales…

Siempre he creído en el poder y energía que emanan ciertos lugares únicos. Algunos actúan como refugios para mí, e intento viajar a ellos tanto física como simbólicamente cada vez que quiero coger un cuaderno y escribir. Las sensaciones que me provoca la naturaleza son más inspiradoras que cualquier canción de mis bandas favoritas, quizás porque en ciertos paisajes noto que todo lo que me rodea está vivo, y eso activa ciertas zonas de mi cerebro que en la ciudad están dormidas. Por ejemplo el lago y los bosques de Sanabria, o las montañas de Japón y sus templos sintoístas, han sido muy importantes para mí estos años para encontrar un lugar seguro en mi cabeza desde donde poder ser sincero, evocar ciertas experiencias de mi vida tanto felices como dolorosas, y escribir y tachar canciones o frases absurdas.

«Blurry Times» es uno de esos títulos que suena casi a declaración de intenciones, ¿pero lo es tanto a nivel intimo y personal como también referido a este tiempo actual tan borroso y confuso que nos está tocando vivir, y me refiero en concreto al tema de la pandemia..?

Mucho antes de acabar el disco ya sabía que «Blurry Times» sería el título del álbum, porque la letra de la canción creo que describe bien esa época extraña que ahora recuerdo como un sueño y que dibujó una línea imaginaria fronteriza en mi vida. Crear Wide Valley supuso salir de ese letargo en el cual no hice nada productivo con mi vida.

Paradójicamente vivimos una época que podría ser definida como “borrosa” y extraña, la pandemia ha cambiado la vida de casi todos los habitantes de este planeta y me resulta irónico que el título del disco pueda describir esta situación, pero no tiene nada que ver con el COVID.

¿De qué manera, y con qué expectativas, se vive el hecho de poner a andar un proyecto nuevo en esta época de total abatimiento e indecisión?

Ha sido un año duro para todos, de hecho el álbum se ha retrasado por este motivo. Sacar singles y videoclips durante el confinamiento me hizo dudar de si estaba tirando a la basura todo el esfuerzo y energías que habíamos depositado en el disco. Pero llegó un momento en el que me negué a que la pandemia me quitase la ilusión, por mucho que influya en cada movimiento que hago y me haya agotado psicológicamente. Es extraño hacer todo esto sin saber si lo vamos a poder presentar en directo en condiciones delante de la gente, al menos como a nosotros nos gustaría. Pero peor es quedarse paralizado…

 

Texto: Kepa Arbizu

 

 

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