Encuentros

Tulsa y «Ese -importante- Éxtasis»

 

 

Miren, al frente de Tulsa, publica nuevo álbum. Sigue experimentando, buscando vehículos expresivos para sus sentimientos, colchones musicales para unas letras que nunca dejan indiferente. Sigue funcionando según sus propias normas, algo que se agradece. Ella mismo nos lo cuenta.

 

Presentas nuevo disco, con título relacionado con alcanzar el éxtasis (aunque no cualquiera de ellos). ¿Puedes contarnos como llegaste a él, como apareció dicho estado casi espiritual? ¿Situaciones duras como las que hemos vivido todos durante largos meses pueden conducir a ello?

El disco se llama Ese Extasis, el pronombre demostrativo es muy importante porque en él casi está la clave del disco, indica que es un éxtasis lejano, en búsqueda, y asumiendo que quizá sea inalcanzable. La primera idea fue buscarlo a través de lo puramente musical, fantaseaba con un disco bello y sublime que doliera, que emocionara tanto que nos llevara a mí y al oyente a un éxtasis conjunto. Ese motor inicial fue mutando a medida que fui componiendo de verdad las canciones, y se mezcló con el éxtasis de Santa Teresa, que me gusta pensar que siempre ha estado de fondo, esa intensidad y esa mirada hacia lo divino, que parece un poco inevitable en estos tiempos en los que parece que ha fallado nuestro plan de vida. Me consta que muchos artistas están trabajando desde ahí y Ese Éxtasis es un átomo más de esa conciencia colectiva que intenta sobrevivir y entender qué coño ha pasado.

¿Cómo has sobrellevado tú, personal y creativamente, dicha pandemia?

Diría que lo he llevado bastante bien. En los meses de confinamiento más estricto me mantuve fuerte, no demasiado creativa, no me podía concentrar, pero estaba fuerte. Pero después de pasar mi propia infección, que fue prácticamente asintomática, decaí bastante, se me juntó el obligado encierro con unas cuantas cancelaciones de conciertos, parecía que estábamos volviendo a la normalidad, fuimos muy soberbios y jugamos a que podíamos volver a lo de antes rápidamente, cuando estábamos todavía en una situación muy frágil, ese momento lo recuerdo muy triste y apocalíptico y me planteé no sacar el disco y dejar de tocar, incluso. Poco a poco fui retomando fuerzas y lo hice, con el directo aún me cuesta un poco, estoy viendo cómo hacerlo sin que acabe conmigo.

¿Y cómo lograste captar la esencia de lo que querías contar? Tengo entendido que el trabajo en equipo fue más intenso todavía, conviviendo con gente cercana a ti en la misma casa, incluidos tus músicos…

No, esa parte solo fue la grabación, la última fase, la más placentera. Hubo un trabajo previo de dos años con Angel Luján, y antes de eso, hay una fase inicial solitaria, le iba pasando las canciones a él, a veces en un estado muy primigenio, y como ya nos conocemos, su reacción me sirve mucho para saber qué tengo en realidad entre manos, si merece la pena avanzar con una canción o es una mierda como un campano aunque yo la vea como una sonata de Chopin. Teníamos claro que la producción sería más sencilla que en Centauros, que intentaríamos trabajar con pocos elementos para no sepultar las canciones y que hubiera una especie de super intimidad con el oyente al otro lado. Las composiciones desde su concepción pueden estar enfocadas a una pista de baile, o bien al foro de un festival, o a ensalzar al cantante como protagonista, en este caso yo me imaginaba que cantaba las canciones a una persona, en un diálogo pequeño e íntimo, a un hermano o a una amiga que vive lejos.

Hablando de dichos músicos, ¿puedes resumir quienes han sido y como han contribuido al disco? No faltan fieles compañeros como Charlie Bautista o Ramiro Nieto…

Como te decía, los músicos han entrado en la fase final, en las semanas previas a la grabación y el trabajo empezó en 2019, el que realmente ha impactado en la trayectoria del disco ha sido Ángel, sin él habría sido otro disco, me fío de él y me dejo guiar y acompañar. Diría también que Carras, Betacam, que ha tocado los sintes, ha estado especialmente inspirado y se aprecia mucho su toque en todo el disco. Contar con gente con la que llevo tiempo trabajando como Ramiro, Alex o Charlie, es un lujazo porque nos entendemos bien y tienen muchísimo talento.

Tus letras suelen ser ricas en ramalazos melancólicos, pero creo percibir una cierta ironía presente en muchas de tus nuevas canciones. ¿Me equivoco?

No te equivocas, querido. He trabajado la distancia emocional por dos razones: la primera, es que desde la adultez, o más bien, desde el adulterio, ya hay pocas cosas que me crea como antes y es lo suyo imprimir ese nuevo carácter a las letras, porque otra cosa sería impostada. Y la segunda es porque es como un ejercicio literario, me parece más interesante dar un paso atrás y hacer de observadora además de sufriente lamentadora. También he escuchado mucho a Destroyer y a Michele Gurevich, que cultivan esto de la ironía y la distancia con fruición.

Hace años que te alejaste del rock americano que situó en el mapa a Tulsa, sumiéndote paulatinamente en temas con fuerte presencia de sonidos sintetizados. ¿Cuándo consideraste sumergirte en ellos?¿Crees que la formula estaba agotada y había que buscar nuevos caminos o te influyeron nuevos artistas, alejados del folk y el country rock? ¿No temiste perder a tus antiguos seguidores?

Los seguidores no se van si aceptan que en la búsqueda y el cambio está la gracia, y si alguno se va por eso, pues bon voyage. Cuando más se quejaron fue después del primer disco y después de La calma chicha, me hace gracia porque simplemente responde a que tienen un fuerte apego a ese disco, cosa que es muy bonita, y que tienen la fantasía inconsciente de que lo repitas exactamente igual, como si fuera posible. Por eso es tan absurdo guiarse por las peticiones de los seguidores. Con el tiempo algunos rectifican y tienen la amabilidad de decírtelo: “oye que antes no me gustaba Centauros porque La Calma Chicha era tan especial… pero ahora centauros me parece buenísimo… jeje”. Pues eso.

Lo de cambiar de instrumentos y enfoque es algo tan natural como el comer. La gente que se jacta de que lo único que le gusta es la década de los 60 y que después no se ha hecho nada bueno, me parece muy reaccionaria y conservadora, pienso que no les gusta la música en realidad y les gusta epatar con ese discurso tan pobre.

Muchos artistas que hacían americana metieron sintetizadores buscando nuevas texturas, pienso en Damien Jurado o en Phosphorescent, tampoco es que me haya pasado al hard house, aunque no lo descarto.

Tus temas son muy cinematográficos, ¿es el cine una influencia importante a la hora de escribir tus canciones?

Sí, me encanta el cine, soy inmensamente feliz en una sala de cine, y me siento interpelada muchas veces, encuentro cosas en las películas que me llevan a querer escribir una canción. También en la literatura, pero sobre todo suele ser porque resuena con algo que está pasando en mi propia vida, ahí está la chispa y l a conjunción necesaria.

Volviendo a tus letras, también puede percibirse un poso punk… ¿qué queda en la Miren actual de la chica que militaba en Electrobikinis?¿Sigues en contacto con dicha escena, o escuchando discos de ese estilo?

Llevo a los Stooges en mi corazón. Y en mi coño, por qué no decirlo.

Electrobikinis fue mi educación, no solo musical, cerca de Isa que es una buscadora incansable de sonidos y experta en historia de la música, sino también ética y de filosofía del asunto, se grabó muy a fuego en mi qué merecía la pena hacer y qué no, aun así hay veces que hago cosas que no me gustan, porque el equilibrio es complicado y si quieres que haya un poco de dinero para las giras o para grabar, en este país, que la industria musical da pena, a veces transiges con algunas cosas, pero cuando lo estoy haciendo sé que estoy yendo en contra de mis entrañas y no sienta bien. Afortunadamente, no me llaman para campañas de Amazon, así que tampoco tengo dilemas muy gordos.

Por último, en tiempo de lanzamientos de canciones en cuentagotas, de ir calentando al personal con videos hasta completar un álbum… ¿cómo os planteáis en futuro próximo? Parece que se va retomando la actividad musical en vivo, ¿planes previstos para presentar vuestras nuevas canciones sobre un escenario?

Ahora que he recuperado las fuerzas, voy a preparar una gira y lo voy a hacer como si fuera la última porque quizá lo sea. Me gustaría que se notara que el contacto que hemos tenido con la muerte no fuera en vano, que se note.

 

Texto: Alfred Crespo

 

 

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