Encuentros

Lookmon, diversión, inocencia, espontaneidad

“Con su estilo desacomplejado y cacharrero se alejan de cualquier referente directo y sumergen al oyente en una experiencia única, mucho más sencilla de vivir que de explicar”, dice la nota de prensa. Y, por una vez, el anónimo proselitista da en el clavo. En una escena musical estatal donde por arriba imperan la estulticia y el trapeo, y por abajo la mecánica adscripción a los variados subgéneros del rock y sus raíces, mola escuchar algo que funda por igual el cerumen auditivo y el sonsonete de siempre.

 

Lo consiguen Lookmom en su primer álbum Well Spent Youth (autoeditado) donde en fulgurantes temas, que se impregnan unos a otros de su diversa originalidad, “hablan de la era de la juventud y el fin de la misma: del peso de la responsabilidad y de la muerte de la inocencia y la diversión. Lo hacen en clave humorística, jugando con lo absurdo y tirando de fetiches comunes como el deporte, el arte urbano y las comidas regionales”. Pues sí, nuevamente el texto promocional acierta.

Solo falta que busques a Rob Pérez y Aleix Andorrà; sus temas harán el resto, seguro. «Actors and Actresses Live Things Too Intensely», «I Think I Just Got Ripped Off», «The Meaning of Friendship», «The King of Spain» y el resto. Chifladura afterpunk, sátira milenial, hedonismo eurodisco y filosofía pandémica. Todo revuelto; todo intoxicante…

Sois de La Seu d’Urgell, población pirenaica por la que, dicen, sentís fascinación kitsch: fronteriza, medieval y católica. ¿Cómo afecta a vuestra música?

Del pueblo nos inspira una óptica más trash y menos municipalista, basada, por un lado, en un imaginario infantil/adolescente: colarse en la piscina, dar vueltas con el coche porque sí, reírse de la policía local, robar golosinas; por otro, una fascinación por lo decrépito, un poco al estilo Trailer Park Boys: zonas con grafitis, sitios apartados donde pasábamos la tarde, fiestas mayores a las siete de la madrugada, el contrabando, restos de arquitectura franco-católica, corrupción en la recalificación de terrenos, algunos personajes locales, etc.

Un sonido muy particular, el vuestro. Homogéneo pero lleno de chispazos, mejunje de electrónica ochentera e ironía punk, intoxicante y aéreo. ¿De dónde sale esa actitud creativa?

Esta variedad se debe a que no hemos encontrado nada aún que nos llame suficientemente la atención para usarlo como molde repetitivo. Nos preocupaba por eso que el disco no tuviera un hilo conductor, y alivia que la gente vea frescura y desparpajo en este mejunje que tú bien dices. La heterogeneidad también conecta con nuestros gustos: uno es más de Lana del Rey, pero un loco del hip-hop; el otro tiene cierta sensibilidad jazz, pero también es fan del bakalao, el eurodance y la pachanga en general. Este eclecticismo común de una forma u otra termina permeando en nuestra música.

Señaláis el dramatismo exagerado de actores y actrices, habláis de amistad y existencialismo, denunciáis que os han estafado. ¿Qué inspira vuestras letras?

En general son experiencias o reflexiones propias que solemos narrar de forma más o menos distante y con una pizca de “realismo mágico”. No es tan distinto a cómo hablamos: tendemos a exagerar aunque sea para aburrir menos, y usamos la ironía como defensa contra lo prosaico de la vida cotidiana. En todas nuestras canciones hay una o dos bromas ocultas por lo menos. Dicho esto, detrás de lo humorístico se esconde un universo más serio. Por ejemplo, «Endangered Species» se mofa de la virilidad masculina; «The Real Meaning of Friendship» pregunta sobre la esencia de la amistad e inmortaliza la nuestra; «Before the 3rd WW» y «Well Spent Youth», la canción, ahondan en lo relativo a la familia.

Letras en inglés, ¿por ambición internacional o porque encaja mejor en vuestros temas?

Nuestras primeras influencias, es decir, la música que pillamos de nuestros padres, fue un poco el cóctel clásico de rock mainstream: Bob Dylan, Pink Floyd, Eric Clapton, Alan Parsons, etc. Y también lo que descargamos aleatoriamente del eMule: Red Hot Chilli Peppers, REM, Nirvana, The Offspring, System Of A Down, durante los primeros. Con los años, y junto con series, películas y tutoriales de Ableton, uno se encuentra envuelto en la cultura anglosajona casi por completo. Además, quizás también fue algo generacional: una época en la que a las bandas les parecía lógico cantar en inglés. Ahora somos los primeros en cuestionarlo debido a la riquísima escena estatal, llena de artistas dispares que escriben en sus lenguas maternas, referentes que antaño no encontramos. Para citar unos pocos: el ourensano Emilio José, los leridanos Renaldo & Clara, la mala leche y jerga quinqui de El Coleta, o Pedro LaDroga, que directamente es de otro planeta.

¿Qué es una juventud bien empleada? ¿Ser un nini o un emprendedor, un rebelde o un universitario?

En las primeras fases de la vida se quiere avanzar sin parar y luego ya se vive más del recuerdo. Nosotros estamos en esta transición, cuando empiezas a hacer balance y aparecen destellos de nostalgia… y esto mola a medias. Tenemos 30 años que a ratos creemos haber quemado bien y en otros pensamos que qué hemos hecho y si tiene algún sentido tener una banda. Dentro de las muchas interpretaciones posibles, te diríamos que una juventud bien empleada es aquella que te ha dado las herramientas para quedarte con lo mejor de ella: la diversión, la inocencia, la espontaneidad. Seguro que hay universitarios rebeldes y ex ninis emprendedores que conservan esta esencia.

«The King of Spain». ¿Interpela al actual jefe del estado español o es un apunte abstracto?

Es un posicionamiento antimonárquico inspirado en los años de juventud de Felipe. Nos pareció muy irónico criticar a la monarquía haciendo un ejercicio empático, evocando con un lenguaje poético sensaciones, pensamientos e ideas que Felipe, por el hecho de pertenecer a la corona, nunca ha podido ni podrá expresar libremente: respecto a su orientación sexual, la relación con sus padres, si en vez de rey quería bailar claqué… o cualquier tipo de trauma o debilidad. Intentamos generar mucha tensión ofreciendo una oportunidad de liberación a alguien que difícilmente la abrazaría, y nos parece un logro mostrar esta óptica personal sobre un tema que nos indigna a nosotros y a mucha más gente. Otro ejemplo sería Medalla y su reciente «Rey Emérito». Si a todo esto le sumamos la maravillosa producción de Hans Krüger, «The King of Spain» es quizás una de las mejores canciones del disco.

¿Hasta dónde os vais capacitados para llegar con Well Spent Youth? ¿Hasta tocar en el Apolo, hasta Radio3 o quizás hasta Eurovision?

Nos gustan los grupos que a partir de un concepto de banda crean una comunidad no excluyente donde la gente se siente representada al 100%, como por ejemplo Za!, o Sleaford Mods, cuya música nos genera una sensación de cobijo y pertenencia que no tiene precio. Más allá de hacer giras y tocar en festivales o lugares concretos… que ojalá llegue, claro… ser un grupo así sería nuestro techo. Esperamos que Well Spent Youth sirva para ir hacia ello.

 

Texto: Dr. Rawk

 

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