En la 63ª edición de los premios Grammy el álbum World on the Ground fue galardonado con el reconocimiento a mejor álbum de americana, Best Americana Album. Además, la canción «Hometown» estaba entre las nominadas a mejor canción de raíces americanas, Best American Roots Song. Este galardón no era el primero para Sarah Jarosz, es, de hecho, su cuarto reconocimiento por parte de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos.
Los diez cortes se suceden sin languidecer, en un country-folk delicado. Y en esa mezcla de estilos la primera canción que se puede antojar distinta es «Johnny», donde la progresión de acordes pueden retrotraer al oyente al grunge, el acústico de Alice in Chains para la MTv es una de las referencias directas de este recuerdo, y perfectamente Layne Staley podría haber arrancado con su voz en los versos: “You might not get what you pay for / You know that nothing’s for sure /And an open heart looks a lot like the wilderness” de la canción.
«Orange and Blue» es un tema a popularizarse dentro de una serie de televisión, un género que debe empezar a considerarse como propio, así como se hace con las bandas sonoras originales de las películas. Y, sin embargo, dentro encontramos una de las mejores letras: “My knees were bloodied, hands were bruised / While I was down upon the muddy ground / I dug my hands into the earth”, aunque en cuanto a los textos el disco raya un gran nivel, basados en historias que enlazan con sus memorias sobre el paisaje, la gente o el crecer en el condado de Texas Hill. «I’ll Be Gone» mezcla una historia de pérdida con una melodía que invita a recorrer las carreteras. Pero es «Pay It No Mind» la canción que atrapa al oyente, no necesita más que ser escuchada.
La producción de John Leventhal, todo un veterano tanto como músico, compositor o productor, con un bagaje envidiable, lleva a las producciones de T-Bone Burnett, a caballo entre los discos en solitario de Jakob Dylan y el imprescindible Raising Sand de Alison Krauss & Robert Plant, no en vano comparten discográfica. Las sesiones comenzaron en el estudio casero de Leventhal en Manhattan, hacia la segunda mitad del 2019, para grabar el LP en Nueva York. A destacar la mezcla y la producción en la que uno puede distinguir perfectamente tanto arreglos como instrumentos, en unas canciones limpias.
Diez temas que conforman un disco imprescindible.
Texto: David Vázquez
