Hace unos cuantos años ya le pasamos a Alex el test de Meeting Point. Ahora nuestro redactor Joan Soriano vuelve a ponérselo delante. Y como era de esperar, el momento es otro, hay respuestas diferentes. Se mantiene fiel a la canción, pero en los otros apartados ofrece variaciones. Es normal, a todos los enfermos del pop, el rock, la literatura o el cine nos pasaría igual. ¿Quién es capaz de elegir siempre lo mismo?
Mucho ya se ha hablado de los discos, canciones y conciertos de Alex “Cooper” en estas páginas. Recordemos que en 2019 decidió colgar la guitarra, consideró que después de una carrera de 35 años el mundo ya no necesitaba un disco suyo, y a los 52 años tampoco se veía tocando más adelante.
Tras una fantástica gira resucitando las canciones de Los Flechazos en 2016 y un último lanzamiento de Cooper, Tiempo, Temperatura, Agitación (2018) un año después creyó que era el momento de dejarlo. Como buen activista “mod”, el hiperactivo Alex sigue vinculado a la música con su editorial Ediciones Chelsea y su proyecto futuro, un museo que albergará toda su colección de memorabilia 60,s, la Fundación Club 45.
Texto: Joan Soriano
Foto: Mary Wilson
Disco
The Soul of British R’n’B 1962-1968 se convirtió en mi biblia, mi iniciación en el mundo mod a mediados de los ochenta. Esta recopilación, editada por See For Miles, incluía temas oscuros de algunos de los más importantes artistas británicos de la Era Pop, músicos como Zoot Money, Graham Bond o Jimmy Powell, imprescindibles para entender la génesis de la cultura de club en un país que nos ha hecho bailar durante décadas. Tengo un amigo DJ con el que intercambiaba música que a cada una de mis sugerencias me contestaba “Está bien, pero no es mi sonido”. Bueno, pues este disco es “Mi Sonido”.
Canción
Matthew Sweet. «You Don’t Love me», siempre me ha parecido una de las canciones más bellas y tristes de la historia del pop. Me gustan las canciones que lloran y hacen llorar, y ésta es una de las mejores. Llora su steel guitar, llora Matthew con esa voz entrecortada y ligeramente fuera de tono y llora cualquiera que busque evitar ese momento en el que la verdad sale a la luz (“…the truth comes out at last”), en el que tienes que reconocer que no eres capaz de hacer feliz a la persona que amas. Solía escucharla mucho en la furgoneta, volviendo a casa después de un fin de semana de actuaciones, cansado del tiovivo y cegada la vista por la puesta de sol. Deseando descubrir si todavía me querían o no.
Concierto
Elena y yo fuimos al Revólver a ver a Ocean Colour Scene en su primera actuación en España. En aquellos años de efervescencia britpopera disfrutábamos con los discos de Supergrass y Oasis y ya habíamos escuchado en directo a Menswear, Pimlico y otras bandas del ramo, pero no estábamos preparados para la avalancha de clase y poderío de OCS. Rock de guitarras sixties, panderetas y alma soul, un cantante clavado al de Manfred Mann, versiones de los Small Faces y los Beatles y algunos temas propios mayúsculos. La perfección sonora enlatada en 50 minutos de gloria. Al salir del Revólver decidimos disolver Los Flechazos; nunca íbamos a ser tan buenos como ellos.
Película
El viaje a ninguna parte. Dicen que una buena historia funciona en cualquier formato. Debe de ser verdad: ésta del gran Fernando Fernán Gómez fue radionovela, luego libro y más tarde película. Narra la historia de Los Galván, una troupe de cómicos de la legua en la triste y abatida España de postguerra, con un tono lleno de melancolía, humor desesperanzado y piedad. Habla de un mundo condenado a desaparecer, de una profesión en decadencia, de una forma de vida que ha agotado sus posibilidades de regeneración. Y de lo romántico que se esconde en todo ello. Vamos, como para no sentirse identificado…
Libro
La América de una planta narra el viaje de Ilf y Petrov, corresponsales del diario Pravda, por los Estados Unidos en el año de 1935. Respondiendo al encargo de Stalin, estos dos rusos se disponen a desmontar el encanto publicitario del país de la Coca – Cola y demostrar que “soviet is best”. Son unas crónicas hilarantes en las que logran dejar a un lado sus prejuicios y ciertamente se acercan al objetivo de desentrañar la esencia de un país que acaba por deslumbrarlos. A mí me encantan los viajes y me interesa mucho la historia y la cultura de Norteamérica, a pesar de haber viajado una sola vez allí. Y es curioso que mis libros favoritos sobre el tema sean de dos rusos, de un francés (“American Vértigo” de Henri-Levi) y de un español (“El Planeta Americano” de Vicente Verdú). Hasta me avergüenzo un poco de no haber empezado “White Trash” todavía. Ahí sigue, esperando su turno.
