Asegura en una mini entrevista en su propia web que hace más de 200 conciertos al año porque le resulta “difícil quedarse quieto”. Él es Rob Leines, y el hecho de ser hijo de un militar le permitió pasar parte de su infancia recorriéndose el país, cosa que le permitió ver muchas más cosas de las que pasaban en su Georgia natal. Utah y California fueron dos de sus lugares de paso, antes de volver a su estado y dedicarse a hacer de guía fluvial en aguas bravas, fruto de su amor por el mundo rural y el bosque. En 2018 convierte su hobby, la música, en su profesión con la publicación de su primer trabajo, Bad Seed, cosa que le permitirá irse de gira como telonero de los Whiskey Myers. Esos conciertos se convertirán poco después en su segundo disco, Live in Richmond at The National. Ahora nos llega el tercero, segundo en estudio. Un Blood, Sweat and Beers que es un puñetazo encima de la mesa reclamando un lugar cerca del trono de los mejores countrymen actuales.
“Escribir para mí es bastante esporádico. En general viene primero la melodía y luego el gancho. La gente no recordará tu maldita canción si no tienes ese gancho, así que la diea de la canción ha de irar entorno a él. Otras veces, el riff de guitarra vendrá primero y escribiré a partir de él, pero generalmente ocurre en dos momentos separados. Ser del Sur y vivir en California me ha hecho querer más al Sur. Toda la música que me gusta suele venir de allí. Si me hubiera quedado allí es probable que no me hubiera quedado igual. El dicho asegura que el cariño crece con la distancia y eso es definitivamente cierto en mi caso” (Rob Leines en Corduroysoul).
Criado cerca de los Apalaches, su forma de componer y escribir letras recuerda a ese bluegrass y country soul tan típico de esa zona, aunque cargado del sonido de una Telecaster. En su música, la languidez no tiene sitio. Es directo, y por eso muchos lo ubican en algún punto medio entre el country rock y el southern rock. Aunque, probablemente, donde más cómodo se encuentra es encima de un escenario o apoyado en la barra de un bar. Eso es lo que transmiten sus canciones. Outlaw country del siglo XXI. Ojito que su presencia en las listas de lo mejor del año en el género está garantizada. Y es que tiene tanto de Merle Haggard como de ZZ Top o Waylon Jennings.
Eduardo Izquierdo
