Dos cosas había que celebrar: que el Blues I Ritmes daba el pistoletazo de salida y la llegada de Ian Siegal a esta zona del mapa. No fue un camino de rosas para ninguno. El festival tuvo que luchar contra viento y marea para volver a programar después de que el año pasado se cancelase por los motivos que de sobras conocemos, e Ian y la banda tuvieron que pasar por varios test antígenos para llegar al aeropuerto de Barcelona. El músico bromeó al respecto desde el escenario: «Somos la banda más limpia del negocio». La más limpia, pero no la más engrasada, pues no habían pisado juntos un escenario en año y medio. Siendo justos, bastante bien sonaron. Pero supongo que por el motivo de no andar rodados, tiraron del material, por así decirlo, más genérico. Para que se hagan una idea, no sonaron «Quarantine», ni «Fear», ni «Little Paranoia»; canciones que convierten a Ian en un intérprete que va más allá del blues, que le sacan de la norma de los acordes mil veces oídos. ¿Falta de ensayos para enfrontar un repertorio mayor? Como sea, él cantó rematadamente bien, factor que equilibró con el nulo carisma escénico de la banda. Las dos caras de la moneda. Por otro lado, algunas canciones fueron alargadas hasta la extenuación, cosa que uno hace cuando es un gran instrumentista, no siendo este el caso. Abrió el recital con la fabulosa «I Am The Train», pero no fue el presagio de lo que se vivió: un recital con tantos momentos solemnes como intrascendentes.
Texto: Sergio Martos
LUKE WINSLOW KING
No cabe duda de que el bueno de Luke se ha hecho con un buen número de seguidores por estas tierras. Tras sus tres visitas anteriores a Rocksound, dos con banda eléctrica y una en solitario, su presencia en el cartel de la presente edición del prestigioso certamen badalonés agotó rápidamente las entradas disponibles y se le trasladó al Teatro Zorrilla, un recinto de mayor capacidad. Sí, estamos en tiempos de pandemia y reducción de aforos pero lo cortés no quita lo valiente. Acompañado por Roberto Luti, italiano de la Toscana que parece haber nacido entre el barro del Mississippi y guitarrista superlativo, desgranó un recital pausado e intimista en el que pudimos disfrutar de algunos temas clásicos de su repertorio, «No More Crying Today», «On My Way» o «Chicken Dinner» entre otros, además del estreno de un puñado de nuevas composiciones que irán en su próximo disco. Caso de «You Leave Me Up», o una excepcional «Hold On» que empezó con aire góspel para transformarse posteriormente en compases de tórrido soul con la aparición invitada del vocalista Clarence Dekker. Buen concierto, salvo el intrascendente y anecdótico tema en castellano que presentó casi medio en broma (no olvidemos que reside desde hace un tiempo en Aragón), que avala su posición como uno de los nombres más fiables de la música de raíces contemporánea.
Texto: Manel Celeiro
JOANA SERRAT & THE GREAT CANYONERS
Introspección, vulnerabilidad, cierta sensación de desengaño y una gran dosis de existencialismo crudo y palpable. Así se mostró Joana Serrat ante el público del Teatro Zorrilla en el marco del Festival Blues & Ritmes de Badalona, y así fue tejiendo de forma onírica un espectro de emociones entre la ansiedad que provoca el desaliento y el encanto sutil de aquel que llega a la calma tras un viaje a través de la tormentosa realidad. Harcore from the Heart, el nuevo disco que Joana Serrat presentó de forma anticipada y que verá la luz el próximo mes de junio, promete ser un trabajo de inspiración y expiración, cargado de medios tiempos de indudable belleza y con una capacidad innata de invitar a la reflexión mediante caminos que se mueven entre la aridez y la dulzura. Una vez más, nuestra chica de Vic con alma de Nashville logró cautivar encima de un escenario a base de talento, harmonías y una interpretación implacable, en la que The Great Canyoners aportaron matices sonoros y texturas de gran profundidad. En estos tiempos de mascarilla y distancia, Joana Serrat logró recordarnos que, en ocasiones, sentirse cerca de alguien es simplemente una cuestión de audacia y osadía.
Texto David Lage
Fotos: Sergi Fornols
