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¡Malditos Seáis! Peter Milton Walsh

Neighbourhood Paper Peter Milton Walsh - Guest Playlist | Neighbourhood  Paper

Músicos malditos. Músicos de culto. Músicos a los que sólo conocen cuatro gatos. La atracción por esos artistas cuyos innegables méritos artísticos no reciben la merecida respuesta del público siempre ha estado ahí. El gusto por escarbar en discografías subterráneas y descubrir pequeños tesoros semienterrados es inherente al aficionado al rock menos acomodado. Toca el turno a Peter Milton Walsh.

 

Peter Milton Walsh | Discografía | DiscogsPoco ruido y muchas nueces

 

Al rico caladero que siempre ha supuesto el continente australiano para el pescador de exquisiteces, la ciudad de Brisbane ha aportado no pocos y valiosos ejemplares, especialmente desde mediados de los setenta y a lo largo del siguiente decenio. Una escena ecléctica de entre la que destacar nombres como los de The Go-Betweens, The Saints, Vampire Lovers, Fun Things, The Leftovers, Riptide, Powderfinger o The Screaming Tribesmen y a la que añadir, sin ningún género de duda, a la banda (el vehículo sería una definición tal vez más acertada) de nuestro protagonista de hoy: The Apartments.

Nacidos en 1978 con el nombre tomado de la clásica película de Billy Wilder, en su caso la inevitable –por coyuntural– energía punk quedó matizada desde el primer momento gracias a la indisimulada fascinación de Walsh por la elegancia, ligereza y armonía de la década anterior. Afición compartida con The Go-Betweens, convecinos y coetáneos condenados a encontrarse y entenderse. “Entre los gustos que teníamos en común” –recuerda– “estaba la Velvet, los Monkees, Dylan, los artistas que luego aparecerían en los volúmenes de Nuggets, Big Star, Creedence, Spector, Françoise Hardy…todas esas maravillas melódicas de los sesenta”.

De esos referentes y una amistad creciente entre ellos surgiría su efímero fichaje por The Go-Betweens. Beserkley Records les había ofrecido un contrato discográfico, y necesitando otro guitarrista para tocar en el extranjero, Forster y compañía pensaron en Peter para reforzar su sonido. Pero la oferta pronto se fue al garete y nuestro hombre volvió a lo suyo, no sin antes dejar un par de temas grabados –«The Sound of Rain» y «I Wanna Be Today»– como testimonio de su efímero paso por la banda. La relación se mantuvo cordial, no obstante, y prueba de ello es la cariñosa broma que en forma de canción le dedicó Grant McLennan, titulada «Don’t Let Him Come Back» y editada como cara b del single «People Say» en 1979.

 

De igual manera, para su debut al frente de The Apartments –The Return Of The Hypnotist (1979), tres canciones todavía embrionarias editadas en un siete pulgadas– confió en Able Label, el sello de Forster y Grant. Pero a la postre ese sería el único legado discográfico de la primera etapa australiana del grupo. Momentáneamente disueltos, Peter formará Out of Nowhere, uniendo a su guitarra y voz a un batería, un saxofonista y un clarinetista: “tomé el nombre de una canción de Charlie Parker y básicamente era yo tratando de hacer de Walker Brothers, con un poco de improvisación por encima”. Un casete –The Arrangements (1981)- y el single «Remember, Remember» (1982) dejan constancia de lo facturado (material solo para muy curiosos) antes de que Peter se traslade a Nueva York en un periodo de esos clásicos de transición/aprendizaje vital. Y lo hará invitado por Robert Vickers, otro paisano exiliado en la órbita futura de The Go-Betweens, para que se uniera como guitarrista a su banda The Colors. Apadrinados por Hilly Kristal y producidos por Clem Burke, batería de Blondie, The Colors se separarían al poco de su llegada, dejándole tiempo para escribir canciones y tratar de sobrevivir. Hasta que al rescate desde Londres pronto acudió otro viejo conocido, Ed Kuepper, que lo ficha como bajista para sus Laughing Clowns. Con ellos grabará el elepé Law of Nature (1984) y saldrá de gira por Europa y Australia, reinstalándose en Brisbane y resucitando a The Apartments con una formación extraída básicamente de las filas de los extintos Out of Nowhere. Publican entonces un segundo sencillo («All You Wanted» / «Fever Elsewhere», 1984) que llega a los oídos de Geoff Travis, capo de Rough Trade, despertando su interés. Con la oferta de un álbum sobre la mesa, Peter vuela a Londres, recupera de su libreta buena parte del material parido en New York y entra al estudio para dar forma al debut en largo de The Apartments. sic] Magazine - Peter Milton Walsh (The Apartments) – Cologne.Al encontrarse prácticamente sin banda (solo el batería Bruce Carrick le acompañaría a Inglaterra), echará mano de amigos e invitados, consiguiendo que gente como el ex bajista de Orange Juice Ben Clare, Kenny Watt de Everything but the Girl o Graham Lee de The Triffids se sumen a la grabación. Unas sesiones, tal y como relataba años más tarde, bastante apresuradas: “Everything But The Girl se estaban preparando para una gira en octubre. Les gustaron mis canciones y sugirieron que les teloneáramos. Geoff pensó que era una buena idea, ya que una gira era la mejor manera de promocionar el disco. Tan pronto como llegué en julio, fue una carrera contrarreloj para ensayar, grabar, hacer la portada, prensar el disco… a tiempo para que estuviera disponible. Llegó a las tiendas el uno de noviembre, justo cuando terminó la gira”.

El esfuerzo, no obstante, valió la pena. The Evening Visits….And Stays For Years (1985) es una magnífica carta de presentación para el pop ralentizado, melodramático y cargado de claroscuros que caracterizará su sonido en adelante. Viajando lentamente de la luz (las acústicas y el piano de «Sunset Hotel», el violín de la preciosa «Mr. Somewhere») a la oscuridad (esa lúgubre trompeta en «All the Birthdays»), el disco se desliza suavemente tema a tema hasta conseguir que el oyente alcance el estado de ánimo adecuado. Y con ello, volver a escucharlo no una sino varias veces, como ocurrirá con todos y cada uno de sus trabajos de ahí en adelante. Y es que las canciones de Walsh calan a base de repetición e insistencia, nunca por inmediatez.

Walsh no quedaría contento del todo con el resultado, por eso: “sentí que no grabé estas canciones de la forma en que las escuchaba en mi cabeza. Quería algo como “It Was Easier to Hurt Him” de Dusty Springfield o el Scott 4, y fracasé. El productor, Victor Van Vugt, fue maravilloso, un gran profesional que hace milagros. Pero el estudio era muy de los ochenta, un lugar deteriorado en Brixton llamado Cold Storage porque una vez había sido un congelador industrial, y el sonido que tenía en mi cabeza era más como un estudio de los sesenta, más espacioso”. Por otro lado la promoción, con Rough Trade poniendo toda la carne en el asador con los Smiths, tampoco fue la esperada. Pero si los ingleses no se dieron, en general, por enterados, sí lo harían unos chavales al otro lado del Canal, en la ciudad de Tours concretamente. Jean-Daniel Beauvallet y sus colegas tenían un programa de radio gratuito y organizaban conciertos de gente como Momus, The Jazz Butcher, Shop Assistants, Blow Monkeys o Microdisney. Encandilados por The Evening Visits…, en 1986 cierran un par de fechas en Tours y Paris y con ellas prenden la chispa de un amor -el de Francia por The Apartments- que se ha mantenido en el tiempo hasta el día de hoy.

Peter Milton Walsh | Guillaume | FlickrPor aquel entonces llegaría también el momento en que The Apartments estuvieron más cerca de alcanzar, si no el éxito, un reconocimiento generalizado en el mercado mainstream. La nueva formación con Jurgen Hobbs (bajo), Judy Anderson (teclados) y Nick Allum (batería) gira por Inglaterra y el Continente, probando en concierto algunas nuevas canciones. Una de ellas, «The Shyest Time», estaban pensando lanzarla como single con Rough Trade cuando Tarquin Gotch, el supervisor musical de John Hughes, la escuchó y pidió que formara parte de Some Kind of Wonderful, la película que estaba rodando. Partiendo de una demo casera, entraron al estudio con el productor Stephen Hague y la regrabaron. Pero aquella oportunidad, a la postre, se reveló más una putada que otra cosa: “Lo que sucedió fue que afirmaron que tenían los derechos de la canción. No los tenían, por supuesto, pero sí tenían los del remix”. Cinco mil libras en picapleitos les costó la broma, por no hablar de los casi dos años en los que ningún sello quiso acercárseles mientras aquel marrón legal no estuviera solventado. El período inglés de The Apartments quedaba finiquitado. El single del soundtrack fue lanzado por MCA en 1987, como cara B de la canción «I Go Crazy» de Flesh For Lulu. Ellos tendrían que esperar hasta el año siguiente para editar el suyo propio a través de Glass Records.

 

De vuelta a Australia, pasa varios años alejado de los estudios, componiendo y tocando en directo ocasionalmente, hasta que finalmente se deja convencer para entrar a grabar un nuevo disco. Drift (1993), pese al tiempo transcurrido, es una lógica secuela de su primer álbum, una nueva muestra de pop lo-fi que volvió a conectar con el público galo desde el primer momento. Emmanuel Tellier, por entonces redactor en Les Inrockuptibles, lo entrevista a distancia y concluye: «Si es necesario, iremos a buscarlo». En 1994, el grupo actúa en el festival organizado por la revista, a lo que sigue una gira completa por el país.

La buena acogida dispensada a Drift le dio un empujón de energía. Rodeado de músicos que pudieran hacer que aquello funcionara, siguió adelante para conformar su periodo más fértil creativamente hablando, a disco por año: A Life Full of Farewells (1995), Fête Foraine (1996), y Apart (1997) son tan imprescindibles como el resto de su discografía, en especial el primero de ellos. En The Last Look Is A Stare, el libreto que acompañó a la reedición de 2015 de The Evening Visits… Walsh revela que el arrepentimiento era un tema recurrente en sus primeras composiciones, y buena prueba de ello es A Life Full of Farewells, un disco rico en arreglos y melodías bajo los que subyace una melancolía extrema, y muy posiblemente lo mejor que grabó en el siglo pasado.

Apart supondría una buena segunda parte de este, mientras entre ambos, en Fête Foraine, desnudaría todavía más sus ya frágiles canciones, escogiendo de entre sus tres primeros álbumes una serie de temas para reinterpretarlos con la mínima instrumentación: guitarra acústica, piano y fiscorno en un trabajo tan íntimo como sedante.

 

A Year in Music – 2020 – Peter Milton Walsh (The Apartments) – No More  Workhorse

Una etapa que auguraba, por fin, una cierta continuidad en su carrera, pero que se vio bruscamente truncada justo al finalizar Apart. Una llamada desde casa le comunicaba que su hijo pequeño, Riley, había sido diagnosticado con un grave y poco común trastorno autoinmune. Peter lo dejó todo para dedicarse a cuidar del pequeño durante dos años, hasta que desgraciadamente el pequeño perdió la pelea en 1999, cuando aun no había cumplido los cuatro años.

Lógicamente devastado, Peter se retiraría completamente del espectro público. No se mantuvo inactivo, ya que siguió escribiendo canciones tanto para él mismo como para Riley, pero nunca con la intención de grabarlas y mucho menos publicarlas. No las compartió con nadie, ni siquiera con su esposa, Kate, con quien tiene otros dos hijos.

Finalmente, empezó a dar señales de vida. Primero con tres conciertos en clave intimista en Melbourne, Sydney y Brisbane en 2007. Dos años más tarde, regresando a Francia y llenando L’Européen de París, así como teatros en Chinon y Clermont-Ferrand teloneados por la banda de Tellier, 49 Swimming Pools. Durante esa pequeña gira francesa conoció a Grisbi, un dúo de Tours formado por Antoine Chaperon y Natasha Penot. El encuentro derivaría en colaboración a distancia una vez regresó a Australia de nuevo, dando lugar al lanzamiento de «Black Ribbons» en 2011, el primer single firmado por The Apartments desde 1997.

Una serie de pequeños recitales por boutiques y galerías de arte de Paris a finales de 2012 servirían de calentamiento para una nueva gira, acompañado por una remozada formación que incluía a Amanda Brown, Nick Allum (por entonces en Fatima Mansions), Wayne Connolly (Knievel), Fabien Tessier y Samuel Léger de 49 Swimming Pools y Gaël Riteau. En un impasse entre fechas grabaría una serie de canciones en la Maison de la Radio como parte del programa Label Pop, editadas como EP al año siguiente bajo el título de Seven Songs.

Pero la piedra de toque de lo que estaba por llegar ocurrió en la primera fecha del tour. Connolly, con quien -en calidad de productor- Walsh ya había contactado unos años antes, recuerda que “la noche que estábamos actuando en Allonnes, Peter me cogió por sorpresa cuando de repente comenzó a tocar una nueva canción llamada «Twenty-One». Es la primera vez que lloro en un escenario”. Ese intenso y dramático tema se iba a convertir en una canción clave del nuevo disco.

Peter sentía que ya no quería salir de gira sin tener nuevo material y en ese sentido el apoyo del público francés fue crucial.

peter milton walsh Archives - Section26De vuelta en Sydney, al estudio junto a Connolly, Walsh por fin iba a grabar buena parte de aquel material escrito tras la muerte de su hijo. Y como no podía ser de otro modo, el resultado es tan hermoso como desgarrador. No Song, No Spell, No Madrigal (2015) contiene un poder emocional y una honestidad abrumadores. El dolor, el trauma y la catarsis expresadas a través de ocho canciones magistrales. Lanzado por Microcultures a través de crowdfunding, el disco –envuelto en una preciosa portada de Nueva York bajo la nieve– supondría tanto una forma de honrar la memoria de Riley como su vuelta oficiosa a la esfera pública.

Siempre a su ritmo, pasarán casi cuatro años hasta volver a tener noticias de él. Primero con Live at L’Ubu (2019), vinilo de edición limitada a mil copias que testimonia un show grabado en Rennes en septiembre de 2015 y, poco después, con su último álbum de estudio hasta la fecha. In And Out Of The Light fue grabado en distintas localizaciones (Sydney, Londres, unos cuantos estudios en Francia), acabado de mezclar el día antes de que Australia cerrara fronteras y editado en plena pandemia. Y como era de esperar, nos presenta al mismo Walsh de siempre: intenso, taciturno, romántico, distante… De nuevo ocho canciones que se sientan, pasean o incluso se acuestan junto a nosotros sin pedir permiso. Porque como él mismo reconoce: “una canción puede ser una forma de compañerismo, una voz que dice: ‘estoy en la misma noche que tú. Y estoy viva’”.

 

 

Eloy Pérez

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