Encuentros

Sunny Girls, la sordidez en la belleza

La banda barcelonesa estrena Missbehave (Malapata Records), un álbum debut lleno del post-punk más intenso. Conscientes de sus contradicciones — ¡explotándolas!— Sunny Girls juega entre los choques de la sordidez que, a veces, se oculta en las cosas bellas. Un sonido oscuro, lo-fi, revela la esencia de una banda joven dispuesta a hacerse un hueco en la escena nacional. Tal como afirman, en las insatisfacciones personales también hay presencia para lo político. Teatralidad, intensidad y potencia: así es esta joven banda catalana.

Sunny Girls es un nombre casi opuesto a la esencia lúgubre de la banda, ¿cómo concebisteis la formación?

El nombre viene por las primeras maquetas cutrísimas que grabé, que se llamaban The girl with the red hair, orange dress, yellow… o algo así, y las agrupé bajo el nombre de Sunny Girls, ya que eran los colores del arcoiris. Obviamente hemos cambiado mucho desde entonces, pero el nombre se ha quedado porque me gusta la sonoridad y creo que es memorable. Luego ya la sordidez que transmitimos viene más por el concepto del disco, que juega mucho con contradicciones, y nos gusta esconder cosas turbias en acabados cuquis. Missbehave es una historia nocturna y queríamos mostrar la noche con sus cosas bonitas y sus cosas feas.

La angustia musical que producís, ¿proviene de algún factor en concreto —la política, por ejemplo— o es algo estrictamente personal y emocional?

De nuevo, creo que ha sido algo que ha ido evolucionando. Cuando era más joven e iluso, todo lo que escribía era muy personal y el conflicto siempre surgía de una insatisfacción interna. Cuando he ido creciendo y viendo cosas que no me gustan en el mundo, me he dado cuenta de que todo es mucho más político de lo que pensaba. Los temas han pasado de «no podemos estar juntos porque no me quieres» a «no podemos estar juntos porque hay huelga de metro» y llegando finalmente a «quizás juntos podemos erradicar las injusticias por las que hay huelga de metro». Es muy snob y rocambolesco, pero me gusta hacer esta conexión entre lo personal y lo político que a fin de cuentas vivimos todos en el día a día.

En las canciones la voz siempre tiene un componente teatral que recuerda, por ejemplo, al estilo de Protomartyr. ¿Cuáles han sido vuestras influencias en este sentido?

Mi primer referente vocal siempre ha sido Jeff Mangum de Neutral Milk Hotel. El día que entendí el disco me di cuenta de que su manera de cantar era extremadamente pasional y arrebatada, y quise acercarme mucho a esta teatralidad. Además, cantando en inglés es difícil que la gente te entienda de primeras, así que era una obligación transmitir el sentimiento de la canción no solo con la letra sino también con la entonación. Otros referentes que tengo son Ought, que son los maestros del post-punk spoken word, y en general también me inspiro mucho en el hip-hop a la hora de construir los versos métricamente, sobre todo Kanye [West] y Kendrick [Lamar], que me inspiran un montón. Yo intento crear contrarritmos al cantar para dar más vidilla a los temas.

¿Cómo concebís vuestra música, vuestros sonidos? ¿Juegan los sonidos electrónicos, por ejemplo, un papel de contraste con las partes más “tradicionales”?

A nivel de sonido, usar elementos electrónicos era sobre todo para diferenciarnos del resto de bandas de la escena, que no tienen o no acostumbran tener teclados. A nivel compositivo, sin embargo, no suele ser un pensamiento extra, sino que es algo que tengo muy interiorizado. Llevo escuchando música electrónica desde antes de descubrir lo que era el rock así que hay sonidos o estructuras que tengo muy interiorizadas, y por tanto era muy natural incluir estos elementos.También, uno de los discos que más inspira es el Reflektor de Arcade Fire, que fue la primera vez que vi que el mundo del rock y el de la electrónica podían congeniar y crear una atmósfera muy bailable.

La cultura ha sufrido sobremanera durante este último año y los festivales, asimismo, parece que van a ser cancelados de nuevo. ¿Qué perspectivas de futuro, como banda, veis en el horizonte?

La verdad es que intentamos no obsesionarnos con el futuro, más ahora en los tiempos que corren, pero también antes de la pandemia. Es difícil entrar en el circuito de salas y más aún en el de festivales, y hemos ido tocando por donde nos han querido. A partir de aquí, estamos muy ilusionados con nuestra nueva discográfica, Malapata Records, que está teniendo muy buena acogida y al ser un proyecto entre amigos y compañeros de escenario creo que nos ayudará a proyectar una imagen más cohesiva y seria de lo que somos, sin olvidar que hemos venido a hacer las cosas a nuestra manera. Ojalá la situación mejore pronto y podamos ver conciertos en salas regularmente de nuevo, pero soy poco optimista. Al menos a lo que respecta a nosotros y a nuestros coetáneos, hay muchísima gente que ha de girar antes de que nos hagan un huequito, pero oye: si suena la flauta nosotros nos apuntamos a un bombardeo.

Has declarado en otras entrevistas que te gusta pensar que vuestra música transmite un mensaje. ¿Cuál?

Nuestro mensaje como banda en general siempre es que no queremos hacer un concierto sino un show. Intentamos crear una burbuja de frenesí en el directo y que la gente tenga que mirarnos y dejar de hablar sobre su fin de semana con la persona de al lado. Demasiados grupos pequeños y grandes montan conciertos vacíos de cualquier intensidad, así que montamos el concierto que nos gustaría ver, uno bien lleno de locura y de espectáculo. Por otro lado, nuestro álbum Missbehave, en concreto, pinta la historia de una noche en Barcelona, y el tema central es abandonar el nihilismo y luchar por las cosas que valen la pena, de nuevo tanto a nivel personal como político. Me encanta cuando alguien me dice «esta frase en particular me ha recordado a esto que me pasó» porque es una historia que, aunque es muy personal, creo que todos la hemos vivido de una manera u otra.

Vuestra música tiene evidentes tintes de post-punk. Por vuestras intenciones, ¿lo consideráis más como un género de disfrute popular o como algo de carácter más artístico?

Lo que creo que pasa con el post-punk es que es un término muy vago que abarca muchos sonidos y épocas, por lo que es difícil definirlo. Tan post-punk son por ejemplo New Order, que nuestros padres escuchaban, como Young Marble Giants, que es algo menos digerible para un público casual. Siempre me ha gustado pensar más en el post-punk como una estética y una filosofía que como un género musical. Tan post-punk son Shame o Black Midi como Yeah Yeah Yeahs o Interpol. En ese sentido, creo que la filosofía post-punk ha calado en muchos aspectos de la música popular y que es algo intrínseco al sonido del 90% de las bandas que valen la pena.

¿Juega Barcelona algún papel dentro de vuestra música?

Siempre, en todo momento. A nivel narrativo en el disco está muy presente. También a nivel lírico lo está cada vez más, cuando hablamos de política hablamos de cosas que vivimos en nuestras carnes por vivir aquí. Finalmente, a nivel sonoro imagino que también influye, al ser esta una ciudad muy variopinta. Quiero decir, en 20 minutos puedes ir de Poble Sec a Sants, pasando por el Eixample y Ciutat Vella, y son ambientes muy diferentes el uno del otro, y eso se plasma en como cada uno de nuestros temas tira por su propio rollo pero juntos crean una imagen colectiva, como pasa con esta ciudad. Además, al comenzar a tocar y conocer las bandas que existen a nivel local se nos abrió un panorama inabarcable de sonidos e influencias diferentes que al final han acabado inspirándonos.

¿Cómo es vuestra rutina de trabajo? Me refiero, sobre todo, al aspecto de creación.

Los temas los escribo siempre yo, comenzando con una pequeña idea de acordes, letra o ritmo. Intento hacer un esbozo rápido y se lo envío a Albert, nuestro guitarrista, que suele filtrar las ideas y encaminar el tema, ya que sabe perfectamente qué es lo que busco. Luego grabamos una maqueta para pasar a la banda y cuando la probamos todos, cada miembro la lleva a su terreno y cambia detalles para acabar de pulirla, pero en realidad los temas nunca los «cerramos», siempre probamos nuevas cosas en los ensayos y en los conciertos. Muchas líneas de bajo o solos de guitarra cambian cada vez que tocamos el tema en cuestión, lo cual proporciona una experiencia única al público y nos hace estar muy atentos en lo que pasa en la canción.

Nos gustaría poder sentarnos los seis a escribir cosas de cero, y creo que pronto lo haremos, pero es difícil poder unir tantos puntos de vista a la vez, y creo que nuestro trabajo es eficaz y todos estamos cómodos con él. Ahora comenzamos a grabar el segundo disco, que lo producirá Albert, y lo grabaremos en su casa mayoritariamente, y aunque los temas ya estén escritos sé que surgirán mil modificaciones en el proceso, algo que no tuvimos en este primero… ya que lo grabamos en directo. En general, nos gusta ir probando cosas nuevas siempre, llevamos dos años juntos pero siempre estamos «empezando», y creo que ahí está nuestra fuerza, que nunca sabemos que es lo que va a pasar.

Texto: Pelayo de las Heras

Fotos: Ester Sola

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