Encuentros

Isasa, el camino de la guitarra

Conrado Isasa publica su cuarto disco en solitario. Hace mucho ya de sus andaduras en A Room With a View y desde entonces, ha optado por la experimentación. Con su guitarra siempre al lado, ha abierto un camino de infinitas posibilidades en el que cada disco es una nueva sorpresa sonora. Isasa, que así es como se titula su último disco, es el más cercano a él. Un disco meditativo que invita a la reflexión. Su disco más íntimo, sin duda y una delicia sonora de principio a fin. Yo incluso me lo pongo para meditar.

 

Me da la sensación que este es tu disco más tú, el más personal. ¿Es por eso que lo has titulado Isasa?

Estoy de acuerdo. Creo que en este disco he conseguido desprenderme un poco de mis miedos y confiar más en lo que me salía de manera interior siguiendo mi instinto al componer.

Tus hijos participan también. Teo da incluso título a uno de los temas y él y Gabriel ponen voces en «Fraternidad» a una conversación entre hermanos, una canción que supongo que trata de eso, de la relación entre hermanos. ¿Cómo se te ocurrió la idea de incluirlos en este disco?

Mis hijos siempre han estado muy presentes en mis discos. En los anteriores ha sido con guiños entre nosotros en los títulos. En esta ocasión, el último tema, «Teo», lleva el nombre de mi hijo pequeño haciéndolo todo más explícito. Está pensado como si fuera una carta que le mando contándole cosas que de otra manera no podría. En cuanto a «Fraternidad» surgió por azar en un intento de conciliar el tiempo que le dedico a la guitarra con pasar tiempo con mis hijos. Yo estaba dándole vueltas a unos acordes mientras ellos estaban jugando y aproveché para grabar sus voces.

¿Cuál es tu inspiración a la hora de componer? ¿Qué despierta tu interés para querer convertirlo en canción?

Un tema interesante este de la inspiración. A ver si consigo explicarme. La guitarra se ha convertido en algo muy importante en mi vida. Ya no es algo que hago para conseguir otras cosas (componer, hacer canciones, girar,…) o expresarme. De todo eso hay algo también claro. Pero ahora mismo, y sobre todo después del confinamiento, me he dado cuenta de lo bien que me hace sentir tocar la guitarra. Da igual lo que toque o el tiempo que le dedique, en cuanto me siento a tocar, mi día cambia, coge otro matiz más llevadero y dulce. Te cuento esto por lo de la inspiración, surge según voy tocando y a veces creo que es una consecuencia de dedicarle tanto tiempo a la guitarra. No creo mucho en la inspiración como algo que te viene de repente por arte de magia, por lo menos en mi caso no es así. Yo toco todos los días, unos días más y otros menos, es como un ritual. Lo importante es hacerlo. Y es justo esa constancia lo que hace que surjan ideas para temas nuevos. Esas ideas, ya dependiendo del momento, dan lugar a canciones o no. Últimamente, que de unas ideas sí y otras no pueda componer una canción, depende más de mi energía que de otra cosa. Después de componer este disco, mi energía para pelearme en componer temas nuevos ha decaído, pero es un ciclo. Ya volverá.

Muchos de los títulos de las canciones de este disco tienen que ver con sentimientos: «Amor», «Fraternidad», «Ausencia». ¿Cómo trasladas esos sentimientos de los que quieres hablar a música sin usar la palabra?

En este disco, he sido mucho más abstracto al titular las canciones. En los anteriores, la mayoría de temas hacían referencia a sitios y experiencias concretas de mi vida. Con este disco, mi intención es más sugerir que describir, de ahí el giro a títulos más abstractos. Cuando uso palabras tan importantes como amor, fraternidad o ausencia, no lo hago afirmando que yo sé algo sobre esos sentimientos, sino cuestionándome lo que creo que sé. ¿Qué es el amor, la fraternidad o la ausencia? ¿Cómo se sienten? ¿Qué pasa cuando estoy inmerso en esos sentimientos? ¿Son como yo creo que son o los estoy viviendo por lo que me han dicho que son? Muchas preguntas y pocas certezas. Dicen que lo interesante son las preguntas y no las respuestas. Yo soy mucho de buscar certezas, pero estoy empezando a descubrir que no existen. Hay que aprender a vivir en la incertidumbre.

Sobre trasladar esos sentimientos a música, no sé muy bien cómo ocurre. No es un acto del todo consciente. Cuando empiezo a componer no tengo muchas pautas establecidas. Si encuentro un acorde o línea melódica que me gusta, investigo ahí a ver qué es lo que sale. Sí que ha habido veces que he buscado dar forma a lo que sentía en un momento dado, pero aun así, no paro de asombrarme de que la gente pueda conectar con mí música y capte sentimientos que sí que he puesto ahí, pero sin demasiada premeditación.

El primer single del disco se titula «Océano». ¿Por qué lo escogiste como adelanto? ¿Crees que puede resumir bien lo que es este disco?

Buena pregunta. Creo que es uno de los temas que se puede escuchar de manera más individual, sin necesitar de la relación con los otros temas del disco. El resto, unos más que otros, creo que dependen más del sonido global del disco: abstracto y ambiental. A La Castanya y a mí nos pareció el tema con el que más iba a poder conectar la gente interesada en mi música. Por un lado, sí creo que puede resumir el tono general del disco, que lo podríamos llamar como íntimo y pausado. Pero, por otro lado, no representa del todo la parte más atmosférica del resto de los temas, muchos de los cuales tienen más instrumentos aparte de la guitarra en los que esta no lleva el peso de toda la canción.

El vídeo del tema es muy curioso, porque la canción transmite esa sensación de mar tranquilo, de navegar o dejarse mecer por el océano, ¡pero en el vídeo no sale agua por ninguna parte! Aunque los skaters surfean por otras olas también en un mar de cemento. ¿Qué te pareció la idea del vídeo y cómo te has implicado en el proceso de realización?

Aquí todo el mérito es de Marcel Juan, el director, y de La Castanya por pensar en él para el proyecto. Al ser un músico en solitario, valoro mucho la oportunidad de trabajar con más gente porque me gusta que me saquen de mi visión tan personal de lo que hago. Tanto es así que cuando empezamos a trabajar con Marcel, en vez de plantearle mis ideas o darle mis explicaciones de los temas, le propuse que hiciera lo que a él le sugiriera libremente la música sin saber nada de mí versión de las cosas. La idea de los skaters es suya y me encantó desde el principio. Ambos compartimos un pasado skater y me hizo ilusión que eso estuviera presente de alguna manera. Sobre mi implicación, no hay mucho que decir (risas), se ha reducido a contrastar alguna idea con Marcel. Como digo, el mérito es suyo.

El vídeo para «Libertad» es obra del mismo equipo creativo. Y también es muy sencillo. La misma pareja de skaters, chico y chica, duermen y nosotros los observamos. En los sueños uno puede hacer muchas cosas que en la vida real no puede hacer. ¿Dormir es libertad?

Esta es otra idea del director, Marcel. Él planteó la idea de relacionar el dormir con la libertad. Los tópicos sobre la libertad que nos inculca la sociedad son en realidad bastante estrambóticos, como la ausencia de responsabilidades o actividades lúdicas y extrovertidas en cualquier lugar de ensueño. Me gustó mucho el concepto de Marcel porque relaciona la libertad con algo interior e íntimo, como es el dormir. La libertad fundamental es la libertad interior. La intimidad es algo que yo quería reflejar en este tema y se me ocurrió llamarlo «Libertad», porque creo que hay una relación importante entre la libertad y la intimidad. Contestando a tu pregunta, sí, dormir puede ser libertad.

Este es tu disco más cercano quizás a los ragas, un sonido que ya se apreciaba en tu anterior trabajo Insilio. ¿Qué tipo de ragas escuchas? ¿Y cómo te han influido a la hora de tocar la guitarra?

Bueno, aquí tengo que decir que no soy un gran entendido de la música clásica india. Mis nociones son muy básicas, por decir algo, pero llevo varios años disfrutando de ella como oyente. Empecé a interesarme a través de Jack Rose, un guitarrista americano ya fallecido que es una de mis principales influencias. En los temas con weissenborn, usa estructuras y escalas típicas de los ragas. A partir de ahí, descubrí a Debashish Bhattacharya, un maestro indio que toca un tipo de guitarra de slide especial. En seguida conecté con su manera de tocar y de ligar las notas con la barra de slide. La pausa y el detalle con la que desarrolla sus ideas musicales han tenido mucha influencia sobre mí. Al igual que Jack Rose, Bhattacharya es un músico que sabe esperar y crear un suspense y una tensión realmente impresionante. Cosas que siempre me han apasionado en la música.

En cuánto a cómo me han influido los ragas a la hora de tocar, mi técnica instrumental está a años luz de Jack Rose o Debashish Bhattacharya, pero eso no quita que escucharles sea tremendamente inspirador. Me han influido en los ambientes que me gustaría conseguir con mi música y sobre todo, en la manera de estructurar las canciones. Todo de una manera muy instintiva. Repito no soy un entendido y no podría explicar con detalle lo que está pasando musicalmente. En este momento, me siento cómodo dejándome llevar por lo que me gusta sin preocuparme de si tengo los conocimientos musicales necesarios o esperando a tenerlos para componer influido por la obra de otro artista.

Yo uso a veces los ragas de Hariprasad Chaurasia para meditar, aunque él toca la flauta, no un instrumento de cuerda. Pero confieso que también uso tu música para meditar. Me da mucha paz. ¿No sé si eres consciente del efecto que tiene tu música a ese nivel o si eres meditador?

No conocía a Hariprasad Chaurasia, me lo acabo de poner y me está gustando mucho. Gracias por mencionarlo. ¡Me alegro de que mi música te dé paz! Es todo un cumplido para mí. A veces creo que el abanico de emociones y sensaciones que puede proporcionar la música se está estrechando por la cultura mainstream, en la que parece que la música es un medio para la euforia, las relaciones sociales y el sentimiento de pertenencia a un grupo. Todo cosas muy buenas y necesarias, no me entiendas mal, pero su exaltación parece que deja de lado otros puntos vitales que nos aporta la música (y el arte en general) como la sensación de paz, que tú mencionas, o de recogimiento o de intimidad, por mencionar unas pocas. Me ha costado ser consciente de que mi música tiene ese efecto de paz. Al final no he tenido más remedio que aceptarlo porque me lo suele decir la gente (risas), pero no ha sido algo que haya ido buscando de manera consciente. Ahora que hablas de meditar, una vez estuve tocando en un colegio acompañando una sesión de meditación para cerca de 30 estudiantes de entre 6 y 15 años. Fue toda una experiencia. Me gustó por la idea de poder estar en un contexto diferente de un concierto y que mi música tuviera otra connotación. Sí, que soy meditador, llevo practicando varios años, ya soy todo un principiante.

Has grabado el disco en Zaragoza con Javi Vicente “Carasueño”, que también toca el Shruti box y compone contigo «Amor» para este disco. ¿Qué ha aportado a tu música en este disco trabajar con él?

La parte principal del disco se grabó en Zaragoza. Luego hay grabaciones adicionales que hice en mi casa y en Barcelona. Grabar con Javi Carasueño ha supuesto un paso muy importante para mí. Llevaba ya varios años hablando con él para ver si conseguíamos grabar juntos. Los tres discos anteriores están grabados con Ramón Moreira en Madrid, un técnico muy especial aparte de buen amigo, con el que me entiendo muy bien a nivel artístico y personal. Pero por cosas de la vida, se mudó a Alemania y desmontó su estudio de Madrid. Así que cuando me planteé que era momento de grabar otro disco, todo cogió forma para que por fin pudiera grabar con Javi de manera muy natural. Al tener presente que ya iba a grabar con él antes de tener todo el disco compuesto, hubo varios temas que los compuse según íbamos hablando de las cosas que nos gustaría probar en el estudio. Me interesaba desarrollar todo el potencial que me brindaba la manera de trabajar de Javi. Le tengo que agradecer, entre muchas otras cosas, que me alentara a probar cosas nuevas y a abrirme con el sonido de guitarra que necesitaba el disco, más profundo y espacioso. Su confianza en el material que yo había preparado para este disco ha sido fundamental para mí.

¿Ha diferido mucho tu proceso de grabación en este trabajo al de tus tres trabajos anteriores?

Sí, mucho. Los tres primeros discos están basados en captar lo que ocurre cuando toco. Solo eso. No hay prácticamente nada de edición y mucho menos grabaciones adicionales que se añadan en la mezcla para completar el sonido o buscar otros efectos. Yo buscaba que la grabación fuera igual que si me escucharas en directo. En el disco nuevo, hay algunos temas que siguen esa estela, pero la gran mayoría contienen grabaciones adicionales, tomadas en otros sitios, que se usan como sonido de fondo o creando texturas, incluso hemos hecho algún sampler (en concreto de un tema de Lorena Álvarez que se llama «Cantos de sirena», canción que por cierto, me dio la idea fundamental del sonido que yo quería conseguir para el disco). En resumen, me liberé de la idea de que lo que se graba tiene que ser igual que lo que se toca, un concepto muy importante para mí en toda la música que he hecho hasta ahora.

La única canción que no has grabado en Zaragoza es «Libertad» que está grabada en Barcelona. ¿Cómo es eso?

«Libertad», junto con otras grabaciones de campo que usé para el disco, las grabé durante una residencia artística que tuve la suerte de hacer en Konvent, un centro de arte autogestionado en Cal Rosal, Barcelona. Se trata de un antiguo convento, que forma parte una fábrica textil abandonada que desde hace unos 20 años es un punto de encuentro y creación con mucho recorrido en Catalunya. Por una vez en mucho tiempo, puede encerrarme allí durante una semana sin más preocupaciones que tocar la guitarra. Eso combinado con lo especial del sitio y el contacto con el resto de artistas en residencia y la gente que lleva el centro hizo que tuviera una semana muy productiva y pudiera sacar adelante varios temas con los que estaba atascado. Aparte de acabar la composición de un par de temas, realicé muchas horas de grabación en una de las naves de la fábrica, experimentando con el espacio y el eco natural. De esas grabaciones, sale este tema «Libertad». Todavía me queda material de esas grabaciones que espero encontrar el momento de editar y sacarlo a la luz más adelante.

¿Qué hay de aquel primer Isasa de Las cosas en el de ahora? ¿Ha cambiado mucho tu acercamiento a la guitarra desde entonces?

¡Buena pregunta! Y nada fácil de contestar. Mi primer disco, Las cosas, coincidió con mi proceso de separación hace ya seis años. Mi faceta musical se ha ido desarrollando paralela a mi evolución personal, tanto es así que acaban siendo lo mismo al fin al cabo. Con mi separación, se inició un proceso vital de darme cuenta de lo poco que sabía de las cosas (y sigo sin saber) y en consecuencia de lo poco que tienen que ver con cómo yo me las imaginaba. Es decir, el amor, no es lo yo pensaba que era; tocar la guitarra, no es lo que yo pensaba que era; ser padre no es lo que yo pensaba que era; ser músico no es lo que yo pensaba que era…Todo un proceso de deconstrucción que sigue y que probablemente no termine nunca. Entonces, el yo de ahora sabe que sabe menos de lo que se creía el yo de Las Cosas. Y espero que mi yo del próximo disco, si lo hay, sepa que sabe menos todavía. Todo esto sí que ha cambiado mi acercamiento a la guitarra. Ahora creo que me relaciono de manera más sencilla y humilde con ella. Estoy aprendiendo a aceptar y agradecer sin más lo que sale de ella. Resumiendo, me siento agradecido por el mero hecho de tener la guitarra entre mis brazos y sentir el roce de las cuerdas.

¿Estás componiendo ya nuevos temas? ¿Ahora que no se pueden dar conciertos te has centrado más en componer o te ha inspirado la pandemia?

Más o menos siempre estoy componiendo. Quizás no esté componiendo de por sí y acabando canciones, pero siempre hay ideas rondando por ahí, que grabo en una pequeña grabadora cuando surgen para luego rescatarlas cuando me veo con energía para centrarme en componer. Desde que grabé el disco nuevo, he compuesto algunos temas que han salido en alguna recopilación y otros que he compartido de manera privada con gente cercana, pero todo sin mucha premeditación.

Sobre la pandemia, no sé si me ha inspirado mucho para componer. Yo diría que más que inspirarme me ha centrado en dedicarle más esfuerzo a ser mejor guitarrista. En cuanto a la inspiración, como he dicho, no estoy seguro, creo que la inspiración puede aportarnos la pandemia es sobre temas que son importantes haya pandemia o no, como la amistad, la comunidad, la salud, averiguar quiénes somos…Cosas sobre las que quizás no pensábamos demasiado cuando nos podíamos ir a la playa cuando queríamos (si teníamos el dinero) y estar en bares con los amigos era el pan nuestro de cada día (cosas que están muy bien, por cierto).

 

Texto: Anabel Vélez

Fotos: María Eugenia Serrano

 

 

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