Encuentros

Delphos, pequeño objeto interpelando a la nueva normalidad

 

 

El grupo madrileño rockea desde ese angulo muerto que fue el post-hardcore pero que ha visto su influencia expandirse fuera de los sótanos donde germino inicialmente. En las canciones del segundo álbum de Delphos “La espera” co-editado entre los sellos Violence in the veins, Gato Encerrado Records, Bandera Records, Frontaly La Familia Revolución, y que hoy se pone a la venta, sus canciones de pulso firme, no incompatibles con la melodía y estribillos que desatan la intención de la canción como expresión sentimental, de eso va la historia de casi todo el pop. Emparentados desde con los últimos Stand Still, Touché Amoré o At The Drive In, pero empantanados en esa “nueva normalidad” que no tan transitoria como se extraía de los boletines del gobierno. 

Esta es obligatoria, y a pesar de que es vuestro segundo álbum. ¿ De donde surge Delphos?

Nuestro inicio es bastante parecido al de otras muchas bandas. Unos cuantos amigos que se juntan y montan un grupete. Eso fue creciendo y acabamos grabando “Tras la marea” y, en verano de 2020, “La espera”.

Este es vuestro segundo disco. Los segundos discos suelen ser de cambio o profundizar en el género elegido, desde Wire a The Damned o Neurosis. ¿Como consideráis el vuestro, respecto a vuestro debut “Tras la marea”?

Aunque el cambio de estilo pueda parecer evidente al escuchar los dos trabajos, en este segundo disco hemos seguido la senda que ya trazamos en las últimas composiciones que hicimos para “Tras la marea”. En aquellos temas comenzábamos a darle un mayor protagonismo a la armonía y a otros recursos que han acabado formando parte de la identidad sonora de «La espera». Por tanto, este disco no es tanto una transformación radical, sino el fruto de una evolución constante.

Siempre que oigo la etiqueta post-hardcore, obviamente me retrotrae a mediados finales de la década de los 90, toda la escena de Washington DC especialmente, pero también Chicago y San Diego. ¿Os sentís parte de esa linaje? O ¿Vuestra relación con el género tiene otros puntos de partida?

Obviamente, somos parte de la herencia de toda esa escena. A pesar de ello, nunca nos ha gustado atarnos a una época concreta o a un estilo determinado. Hacemos las canciones como nos brotan en el momento en que las estamos componiendo.

Sin duda, la generación de bandas como Fugazi es esencial para una gran parte del panorama musical alternativo de hoy en día. A pesar de ello, nuestra relación con la etiqueta «post-hardcore» la vemos más ligada a bandas posteriores como Standstill, que evolucionaron la agresividad y emotividad de su música con una paleta más amplia de sonidos e influencias, y también dejaron un enorme legado en la música independiente.

”La espera” es un titulo, pero sus letras también, que expresa la falta de expectativas, no solo interrumpidas por la pandemia, sino ya generacionales. Vuestra reflexión parte desde una perspectiva subjetiva (como todas), pero la hacéis a través de un disco que van a escuchar otros. ¿Os preguntáis como se interpretara por los otros vuestras letras y canciones?

Letrísticamente, Manuel plantea las canciones como interpelaciones directas al oyente. A partir de retazos de su vida, plaga sus letras de reflexiones y preguntas que tienen que ser respondidas por el receptor. Después buscamos una música que evoque el mensaje que ha querido transmitir. Es un trabajo delicado y de equilibrismo, pero somos una banda que le da la misma importancia a las letras y a la música.

¿Os pillo en pleno confinamiento la composición del disco?¿Veis o cual creéis que es su efecto en las canciones?

Las canciones ya estaban compuestas cuando nos encerraron en casa. Tuvimos que retrasar la grabación y todo lo que de ahí se deriva. De todas formas, gracias a ese tiempo pudimos plantear la preproducción de un modo completamente distinto a lo que pensábamos. Creemos que gracias a ello las canciones gozan de una profundidad mayor y han sido tratadas con más mimo de lo que la vida prepandemia nos habría permitido.

Vuestras canciones suelen estar dominados por el eje tensión explosión, o cuando sonáis más urgentes como es el caso de canciones como Tristano o Huellas, una especie de desesperación emitida en tromba. O por ejemplo en Brillo  o Cristales hay más trazas de pop.  Para mi, siempre han sido esos los códigos sentimentales del post-hardcore. ¿Como lo veis vosotros? ¿Que caminos os gustaría transitar?

Has explicado a la perfección cómo nos hemos planteado este puñado de temas. Coincidimos completamente en que son los ingredientes primigenios del post-hardcore. Aun así, nuestras influencias son muy variadas y dispares. Por poner un ejemplo, las líneas de bajo se alejan un poco de lo canónico en el estilo. También para las voces se ha escuchado mucho emo y bandas españolas del inicio de los dos mil.

Nunca hemos buscado pertenecer a un género completo. Compusimos el disco y ya luego buscamos qué etiqueta era la que mejor lo acompañaba.

Con la desaparición de muchas de las salas de conciertos pequeñas y medianas ¿Cual es el efecto de ello que estáis notando vosotros y en las bandas a vuestro alrededor?

Sinceramente, nos ha hundido. Con ese “nos” hablamos de todas las bandas de nuestro nivel y escena. Por desgracia, este tipo de situaciones siempre cortan por abajo. Al final, necesitas tener un apoyo económico importante para que te salga rentable alquilar una sala que está al 50% de aforo. También, hablando en particular del caso de Madrid, vemos que hay salas que no se están queriendo adaptar a las nuevas situaciones; hay miedo a perder el monopolio. Todo ello se resume en que habrá que picar mucha piedra para que todo esto vuelva a despegar.

¿Como se gestiona la banda a nivel económico? Esas son cosas que siempre me pregunto, y de las que me gusta leer, ya sea Motown, Black Flag, SST records… Creéis que las bandas underground deberían hablar más de ello. Y más en tiempos en los que el streaming va a seguir imponiéndose.

Estamos totalmente de acuerdo en que se debería explicitar más cómo es económicamente mantener una banda del llamado “underground”. Es un agujero constante en el saco que se intenta llenar con los bolsillos de los integrantes. Es muy triste que nadie se haya parado a intentar crear una figura legal que pueda amparar a grupos como los nuestros que no son novatos pero tampoco profesionalizados.

Creemos que si se hablara más de ello, mucha gente sería consciente de lo difícil que es mantener a flote una banda así y se evitarían cosas como: ¿me regalas un disco?

¿Siendo madrileños, tuvisteis relación con aquella escena madrileña comandada por A Room With A View, si pero también Ensaladilla Rusa, Margarita o Mushitcians?

La verdad es que no conocíamos a esas bandas y mentiríamos si dijéramos que tuvimos relación con esa escena. A muchos de nosotros nos pilló con cuatro o cinco años. Sin embargo, escuchándolas a día de hoy, como por ejemplo a A Room With A View, sí que encontramos muchos puntos en los que nos hemos apoyado. No en balde, de esa época también son Nuevenoventaicinco y Sou Edipo, bandas con las que sí encontramos más afinidad musical.

Texto: Iván López Navarro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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