Encuentros

Aiala, una odisea posible

 

Foto: Stéphane Cateaux

 

La fusión siempre ha caracterizado el universo de la cantante y compositora catalana. Con el groove y el feeling como delantera, sus dos discos hasta la fecha cubren por sí solos un vacío evidente en la escena nacional. “An Earth Odditty” (2021 New Beats) es su nuevo trabajo al que no parece que haya afectado la presión del segundo disco. Las primeras presentaciones del mismo en estos tiempos de carestía están fijadas el 19 de marzo en la sala Cero de Madrid y el 17 de abril en la sala La Nau de Barcelona dentro del ciclo CurtCircuit.

¿Cuáles son las primeras sensaciones que percibes al presentar un segundo álbum que por norma marca al artista y su campo de acción? ¿Te has sentido presionada?

Durante el proceso de producción del disco, trabajamos con Chalart58 (productor) de manera muy libre, compenetrados y pasándonoslo lo mejor posible, la realidad es que la única presión es la que nos imponemos nosotros mismos por las ganas de hacer buenas canciones y darles la forma que nosotros mismos nos imaginamos a medida que cada tema evoluciona.

Vuelves a manejar diversas líneas estilísticas con un base poderosa apoyada en el soul y el r&b pero abriendo puertas a la electrónica y a una forma de trap que podríamos decir que dignificas, viendo lo que hay por ahí. ¿Te sientes más cómoda en un territorio que en otro?

Me siento cómoda haciendo cualquier tipo de música que me nazca en ese momento, siendo sincera con mi arte. Me siento súper cómoda cantando blues y soul, pero igual que con el hip hop y la música electrónica, o el rock o el reggae, me importa más el sentimiento de la canción que el estilo de esta… Obviamente hay una base de música negra presente a lo largo de todo mi trabajo, pero no me cierro a nada y en este disco, por ejemplo, creo que hay mayor presencia pop que en “Nothing less than art”.

¿Cómo basas tus composiciones, desde la letra o desde la melodía? ¿Compones todos los temas?

Escribo todas mis letras y compongo todos mis temas, la manera de trabajar siempre es distinta, depende mucho del tema. A veces empiezo por la letra y le busco una melodía, luego un bajo o unos acordes, pero otras veces empiezo con la música, sea piano, guitarra, un bajo… y cuando tengo una base hago una letra para esa canción expresamente, o rebusco en mis libretas hasta encontrar algo que me guste y terminarlo. Las canciones tienen diferentes tempos, a veces nacen instantáneamente y a veces necesitan de un proceso más largo.

Foto: Amparo Martín

Tu voz es el signo diferencial. Una voz que recuerda a grandes del género. Pese a tu juventud se aprecia un background muy sólido. ¿Puedes contarnos cómo entras en contacto con la música y si has trabajado la voz de niña, porque creo que has tenido educación musical.

En mi casa siempre me dieron a elegir que quería hacer, con 3 añitos bailaba, ballet y flamenco, con 7 o así pedí estudiar piano, y unos años más tarde guitarra. Con la voz empecé más tarde, con 12 o 13, y desde entonces sigo estudiando, he ido cambiando de maestra, aunque ahora con Celia llevo ya bastantes años. El que nadie me forzara jamás a estudiar nada me ha hecho tener curiosidad por diferentes artes, y me ha permitido investigar en lo que quería hacer, quizás si con 10 años me hubiesen metido en clases de canto hoy no estaría aquí.

Se percibe una especial inquietud hacia el blues en “Always want more”, un temazo que parece la antesala a mayores logros en los medios tiempos. Me equivoco al afirmar que el blues está muy presente, y en tal caso, cómo llegas ahí y qué nombres te inspiran.

El blues es uno de mis pilares, desde muy pequeña, antes de saber lo que realmente era el blues ya me alucinaba. Yo creo que más que un estilo musical es una forma de expresión. Los discos de Clapton, BB King, Buddy Guy, entre otros, y desde luego la película The Blues Brothers, con todos esos monstruos en escena, como Aretha, han sido y son algunos de los muchos que me inspiran día a día.

Incluyes un tema en castellano como ya hiciste en tu primer disco. En esta ocasión encontramos muchas referencias pop ¿Qué quieres reflejar en “Maldito dinero” y por qué usas el castellano?

Los dos temas en castellano que hay en ambos discos son versiones. “Maldito dinero” es una versión de las Draps Bruts, una banda de punk rock de los 80-90 que me ha influenciado mucho desde pequeña, eran una banda súper potente, con unos temazos brutales y por eso quise versionarla, para traer su música al siglo XXI. Me pareció que “Maldito dinero” tenía un mensaje muy apropiado.

El primer single Fighting & Learning es un cañonazo, un tempo que mantiene el pulso pero incita a la pista de la baile y al contoneo rozando la mística y la felicidad. «Can you feel the fire» parece que puede ser otro momento importante del álbum, más bailable si cabe y con ritmos reggae. ¿Te sientes más natural a la hora de componer e interpretar los temas más bailables o los más experimentales?

En directo me siento más cómoda con los temas más bailables, pero en el estudio y en mi casa me siento cómoda con todo, y necesito de todo. Siento la necesidad de hacer libremente lo que me apetezca en cada momento sin pararme a pensar en etiquetas. Quizás en la faceta más clásica los temas fluyen más fácilmente mientras que en los temas más electrónicos realizamos un trabajo de investigación y experimentación con el cual tanto Chalart58 como yo disfrutamos mucho. Yo escucho mucha música diferente a lo largo del día y como que la disfruto toda, también espero que el público pueda disfrutar de mis diferentes propuestas musicales.

Como sabes, Ruta 66 es una revista de rock’n’roll donde siempre dejamos espacio al soul y a la música negra. Hay una gran potencial de músicos soul-funk en este momento pero desgraciadamente lo que parece que mejor funciona es ese rollo r&b de salón, rollo Grammys. ¿Hasta qué punto crees que la comercialidad en tu música puede perjudicarte para llegar a un público más integrista.

Aunque he oído mucha música negra clásica, también disfruto mucho con la música de mi generación, me refiero a que, obviamente me gusta el rap, pero también saboreo cosas de trap y de reggaetón, y entiendo que se nota al escuchar mis discos. La sociedad evoluciona y la música también, para mi no tendría mucho sentido dedicarme a hacer solo jazz, blues o soul alejándolos de la actualidad porque eso no me representaría completamente. Por ello, entiendo plenamente la actualidad del r’n’b aunque también comprendo que a otras personas ello le pueda parecer comercial, pero considero que comercial no es la palabra, pues creo que asocian esa comercialidad exclusivamente a una sonoridad más actual.

No he encontrado mucho mensaje político en tus letras, más bien social. ¿Te sientes comprometida a nivel político de alguna forma?

Dependiendo de lo que entiendas por “político” y donde creas que está la frontera entre lo social y lo político. Cuando la extrema derecha pretende acabar o quitar valor a muchos de los avances que ha conseguido la lucha de las mujeres, por ejemplo, creo que hacer temas en los que hablo de sororidad o en los que rindo homenaje a esas mujeres, es político. No me siento comprometida a nivel político porque no me siento representada, mi compromiso es a nivel social porque vivo en esta sociedad, y porque la sociedad la hacemos las personas con nuestros actos día a día. Me siento comprometida a nivel artístico y social.

El show del primer álbum en directo era muy visual, con bailarines y MC’s según he visto. ¿Va a ser esta la línea con 2021 An Earth Oditty y que nos puedes adelantar?

Solo en el primer concierto de presentación del primer disco utilizamos bailarinas y un DJ. Estábamos buscando cual era nuestro proyecto de directo y muy rápidamente ya decidimos hacer algo más directo y realista. Hoy en día, sin tener grandes padrinos es muy complicado empezar un proyecto con una gran propuesta escénica, por los gastos que ello implica, así que tras la primera presentación decidimos simplificar la propuesta y desde entonces estamos en directo las cuatro personas que vamos a defender también este “2021: an Earth oddity”, es decir celia del Barco a los coros y teclados, Pol Sistach a los coros y guitarra y Macià Amorós a la batería y las secuencias.

 

Texto: Enrique Escovedo

 

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