«Cuando era un crío solía escuchar guitarras eléctricas, bandas como The Shadows y luego la gente del boom del blues británico. Y entonces escuché por primera vez la guitarra clásica: Segovia interpretando a Bach». Ahí data el ex guitarrista de Genesis un amor a primera vista que ha ido desgranando muy puntualmente a lo largo de su carrera, en discos acústicos instrumentales como Bay of Kings (1983) o Tribute (2007) y que ahora recupera con este nuevo trabajo.
Alcanzado a estas alturas un nivel a las seis cuerdas que nadie duda en calificar de magistral, Hackett se ha inspirado en sus viajes por la cuenca mediterránea para componer un álbum sorprendentemente pictórico, consiguiendo recrear atmósferas y sensaciones, aromas y colores de cada lugar bañado por el Mare Nostrum. Pero, y esto se me antoja fundamental para el triunfo que es, lo ha hecho desde una óptica absolutamente personal, esquivando con habilidad tanto la postal turística como el soniquete folklórico.
A través tanto de una sensibilidad exquisita como de una técnica clásica insólita en un músico de rock (lo que hace en «Adriatic Blue» o en la adaptación de la «Sonata» de Scarlatti es cosa seria) y combinándolas con una serie de instrumentaciones orquestales estratégicamente insertadas, nos ha regalado un álbum de fotos y recuerdos inspiradísimo, soberbio, ya desde la inicial «Mdina (The Walled City)», gracias al cual podemos viajar mentalmente desde Egipto hasta Italia, desde Andalucía a Marruecos o Jordania.
En este gris, demencial y deprimente invierno, con apenas luz y calor a los que agarrarse, Under a Mediterranean Sky es un auténtico bálsamo. Un extraordinario recordatorio de que ahí fuera todavía hay cosas que merecen la pena.
Eloy Pérez