Como bien dicen ellos “un disco requiere un tiempo. Igual que requiere un proceso para hacerlo, y para ponerle tu verdad ahí y tu idea; requiere un tiempo para entenderlo”. Y eso son los diez cortes de Ninguna Ola, con algunas de las canciones más tiernas que hayan escrito, como «Conduciendo y Llorando».
La banda crece con un disco poco artificioso, como bien demuestra la fuerza con la que arranca con la austera «93 Compases», o «Colectivo Nostalgia». El conjunto del trabajo sigue siendo La M.O.D.A., pero el paso en la producción, más cruda y natural, no deja de lado su inconformismo y abre caminos más sentimentales como «Regresso à Vida». Hay nuevas formas en los arreglos, dando espacio a cada instrumento, y en la forma de cantar, como en «Banderas Sin Color», donde el crescendo del inicio, casi hablado, hasta el estribillo, demuestra la continua búsqueda del grupo. Inspirado en el cambio, y a punto de cumplirse diez años de la banda, puede ser una nueva etapa.
Texto: David Vázquez
